lunes, 10 de enero de 2011

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (X)


DIÁLOGO PLANETARIO


I


CUANDO EL SOL SE APAGÓ




El sol se va, declina tristemente
porque llega la noche y ya no hay día…
Por valles y barrancos, mi alegría
se apaga como el fuego un día ardiente.

Yo me cobijo y cierro, dulcemente,
dentro de mí… Fuera, la algarabía
de la hercúlea Ciudad, a mi apatía
nada le hace escuchar. Y suavemente,

sin demudarme, cierro la ventana.
¿Dónde estás tú, si soy sólo conmigo,
ayer igual que hoy y que mañana?

Ya no te oigo y ya no te persigo…
Siento que tu mirada está lejana,
pero otra noche soñaré contigo.




II


LA LUNA ME MIRABA




La luna me miraba y me decía,
a través del cristal de mi ventana:
Ella no está… Ahora, en su mañana,
tiene con fuerza al sol por compañía.

Suya es la luz y suya la alegría
de verse libre al fin y soberana
de aquella estrella cuya luz lejana
dejó de iluminarte, clara un día.

Tuya es la noche y tuya la tristeza
que te inunda, te angustia y esclaviza,
sembrándote el camino de aspereza.

Tuyo el atardecer, de luz plomiza,
que vacía de ti la fortaleza…
Tuya la sombra que te atemoriza.


Luis Madrigal





 

2 comentarios:

Francisca Quintana Vega dijo...

Bellísimo soneto. Son mis preferidos. Gracias por sus comentarios. Un saludo.

Luis Madrigal Tascón dijo...

Gracias, Paqui. También son los míos. Los sonetos, digo, no los que yo escribo, que no puedo juzgar, aunque agradezco mucho que a ti te haya gustado este. Leeré los tuyos, aunque ya he leído alguno. Esa sensible "Maternidad", que, siendo además propia, resulta doblemente conmovedora y entrañable.