viernes, 16 de abril de 2010

TRECE SONETOS DE AMOR (VIII)




TAN SÓLO UNA VERDAD


Me inunda y desarbola tu hermetismo,
que pesa más que el plomo y el acero;
hace más imposible cuanto quiero,
pone mis pies más cerca del abismo.

Sin ti, se hace más fuerte mi egoísmo
y se tuerce más mi paso en el sendero;
sin tu voz y tu aliento, nada espero
y, en un desierto, soy puro espejismo...

De otro "yo", y en mí dentro, que suspira
y clama, al caer la tarde, en arrebato
del cielo, que ya es noche y ya delira

pensando en ti, en tu imagen, sólo un rato,
sin más ensoñación que la mentira
ni más cierta verdad que tu retrato.


Luis Madrigal




¿ALGUIEN LO SABE?





APOLOGÉTICA PURA

No lo puedo saber,
nadie lo ha visto,
ni puedo averiguarlo. Sólo creo.
Menos puedo entender
que lo que veo
a sí mismo se deba...
¿Obra de magia?
¿Salto de la materia; la energía
en vibración constante?
¿Y la materia? ¿Y la energía?
¿De dónde la luz que nos alumbra...?
Los planetas, sus órbitas, el sol, la célula;
lo infinitesimal y las galaxias;
la inmensidad del mar,
los meridianos,
los eclipses de sol y las mareas...
El cosmos sideral, el universo en constante expansión...
¿Todo eso porque sí, sin más...?
¿La Palabra, el Verbo, el Logos, no cabe en la razón,
ni está en la Ciencia?
No, no puede... Si cupiese
no podría ser Tal.
Mucho menos cabe en mi cabeza,
aun pequeña y vacía,
que la causa del todo, tenga causa,
aunque no lo comprenda.
Mucho más, siento esa Causa sin causa,
el Ser que sólo es,
eternamente presente.
El que ya estaba cuando surgió el Big Bang,
porque Él lo hizo. Y todas las estrellas.
Separó las aguas de los cielos
y las especies  -en evolución constante-
poblaron para sí el universo.
A su imagen, hizo al hombre... ¡pero lo hizo libre!
¡Por eso el mal se extiende por la Tierra!
¡Cuánto saben los sabios...
cuánto el hombre...! No se puede negar:
Nunca más supo... Mas ignorando sigue
lo que saber no puede...
Si lo supiera... ¡Dios sería el hombre...!
¡Y el hombre, sería Dios...
si lo supiera!


Luis Madrigal



La Apologética es la parte de la Teología que busca explicar lo que creemos





jueves, 15 de abril de 2010

UNA NOCHE OSCURA Y FRÍA



OCTAVILLA

Una noche oscura y fría
se apaga tras los cristales
que cubren estancia umbría.
Angulosos ventanales
y tupida celosía
han de ocultar graves males.
De todos es el peor,
el de perder el amor.



Luis Madrigal



EL TIEMPO, ESE MISTERIO





CORRIÓ VELOZ EL TIEMPO

Buscaba ayer, sin más, fresca la risa,
envuelta con la luz de la mañana;
lucía ardiente el sol en mi ventana
y, en las noches, soplaba ágil la brisa.

Tanto el tiempo corrió, con tanta prisa,
que su paso apagó la hora temprana
y la dulce armonía soberana,
quejido y llanto trajo por divisa.

Ya las flores no alumbran aquel sino;
dejaron su fulgor, ayer hermosas.
Sus pétalos regaron el camino,

tejido de claveles y de rosas,
al caer de la tarde, y su destino
fue besar con dolor aquellas losas.


Luis Madrigal



 

miércoles, 14 de abril de 2010

LOS MEJORES POETAS DE AYER (I)



EL AMOR

¡Ay amor,
perjuro, falso, traidor
Enemigo
de todo lo que no es mal;
desleal
al que tiene ley contigo.
Falso amigo
al que te das por mayor,
¡ay, amor,
perjuro, falso, traidor!
Tus daños
nos dan claro a entender
que un placer
es pesar de cien mil años
y en mis daños
esto se prueba mejor.
¡Ay, amor,
perjuro, falso, traidor!


Lopez Maldonado
(siglo XV)


En la imagen de arriba "Venus y Cupido", de Alessandro Allori (El Bronzino)



EL LARGO E INACABABLE FRÍO INVIERNO



VUELVE LA LLUVIA

Vuelve sobre Madrid la lluvia,
tras la engañosa promesa del sol,
a adueñarse del aire
y, sus plomizas cortinas,
a oscurecer los claros del horizonte
que emergieron días pasados de la bruma.
Otra vez el pertinaz goteo
repica sin tregua sobre los cristales,
enturbiando el día
y entristeciendo la noche.
Acumulando sin piedad el llanto del cielo.
Nuevamente, brillan las hojas de los árboles,
que parecen barnizadas de cera y exhalan el aliento de la lluvia,
insípido y sin aroma.
Mientras, corre el agua a raudales, en desbandada,
junto a los adoquines y los bordillos de las aceras.
Parece tener prisa en llegar a ninguna parte,
cuando ya los arroyos no la esperan,
rebosantes en su caudal,
tanto, tanto, de agua,
como, de lágrimas llenos,
mis ojos se pierden en la distancia
y como, casi de puntillas,
se aleja otra vez la Primavera,
entre un mohín de recelo y un suspiro que ya no es de esperanza.
A culminar tanta tristeza,
contribuye el frío, aún más gélido que en Enero,
bajando de las altas cumbres,
que todavía conservan sus penachos blancos,
para sumir al alma en las horas más aciagas y afligidas.
¡Oh, Dios mío...! ¡Qué largo es el Invierno!




Luis Madrigal



martes, 13 de abril de 2010

Música Culta (XXVIII) Jean Baptiste LULLY (1632 - 1687)



Jean Baptiste Lully

Florencia (Italia), 1632  -  París (Francia), 1687

Compositor, Violinista y Director de Orquesta


Músico que cubre un amplio período, no sólo de la Música, francesa y europea, sino de la política, la intriga y en cierto modo el despotismo de las monarquías absolutas. Nacido italiano, bajo el nombre de Giovanni Battista Lulli, llegó a Francia a la edad de 11 años y, a los 29 consiguió casarse con la hija de un influyente músico francés, Michel Lambert, que además era un alto funcionario de la Corte. Sus intrigas y su astucia le permitieron , no sólo llegar a Director de la "Academie Royale de Musique", sino a Superintendente Real de la Música y hasta a Secterario del propio Rey, Luis XIV, el Rey Sol, con lo que ejerció una poderosa influencia en toda Francia, dentro y fuera de la música. En el campo musical, su nota más característica, aparte la composición de piezas religiosas, se llevó a cabo en la Ópera, en la que influyó notablemente, abandonando los recitativos y cambiándolos por acompañamientos artísticos. Con Couperin y Rameau, constituye el barroco francés, si bien, aun cuando yo carezca de toda capacitación y autoridad para juzgarlo, su música resulta de muy inferior atractivo emocional, para mi gusto personal, a la de estos últimos, e igualmente, debido a su influencia política, mantuvo bajo su autoridad a músicos contempotráneos de mucha mayor entidad, como Marc-Antoine Charpentier, Campra o el propio Clérambault, pese a haber introducido también modificaciones y novedades al gusto francés. En su tiempo, no se dirgía la orquesta con una batuta, sino con bastón, una pesada barra de hierro, que se golpeaba sobre el suelo. En uno de estos frenéticos movimientos, Lully, se golpeó un pié con el bastón, la herida se agangrenó y murió de ello. Con toda seguridad, no fueron muchos los que lloraron en Francia su muerte.