martes, 9 de diciembre de 2008

UNA LÁGRIMA QUIETA




Tras una opaca y triste celosía
caía la tarde... El cielo gris lloraba.
Una lágrima quieta reposaba
en el cristal oscuro, húmeda y fría.

No era arroyo o torrente todavía,
ni era el inmenso Mar. Tampoco estaba,
en el cristal oscuro que miraba,
para volar al cielo. No podía

ser perla de cristal en seno ileso;
fluir al mar, como hace alegre el río,
ni al suave viento alzar su leve peso.

Murió en aquel cristal su ser valdío
sin enviar al mar tan dulce beso,
pero a una rosa salpicó el rocío.

Alphonso CARBAJAL

Madrid, 9 de Noviembre de 2008






1 comentario:

Alicia Abatilli dijo...

Afuera la lluvia
la oscuridad
las calles vacías
el eco agónico de unos pasos
la vida replegada
sobre sus propias raíces.
La vida ajena
lejana a todas
hasta de ella misma.
Adentro
el encuentro
que se expande
desde mi interior
hasta más allá
de los vidrios...

Alicia