viernes, 20 de mayo de 2011

CUANDO ANOCHECE...




II


TAN SÓLO EL SOL ME ALUMBRA


No veo en un cristal, ni mi reflejo
se busca tras de mí, ni mi ojo alcanza.
No vivo para mí, ni la alabanza
me mira si no hay luz en un espejo.

No piso sin mirar, tomo el consejo
de quien su paso tiende a la bonanza;
camino y busco el fin, con la esperanza
del recto caminar, si no me alejo.

Ya voy, siempre nublado el horizonte,
vislumbrando entre brumas  -eclipsado-
al Sol, aunque se oculte tras un monte.

Mas, me guía el silencio y el pasado,
que ayer quiso mostrar su faz bifronte,
me dice hoy que siempre he sido amado.

Y si anochece, abierta mi ventana,
del mismo modo lo seré mañana.
 



Luis Madrigal





LA VIDA QUE VIVÍ...




I


BAJO LA LUZ Y EL SOL


Cuántas veces me dije no sabría
decir lo que la noche nos depara
y otras tantas, la luz que nos ampara,
trajo hasta mí la claridad del día.

Vivía sin saber, más respondía
mi vida a lo que se une y no separa
y, más que oscura, una mañana clara
veía, sin mirar lo que veía.

Sólo la luz, el sol y aquel geráneo
que un patio de cemento iluminaba,
humilde y bajo, sólo sucedáneo

del holgado jardín que yo miraba
cuando, al pasar, su brillo momentáneo
veía florecer... Y no lloraba.



Luis Madrigal