jueves, 24 de diciembre de 2009

NAVIDAD HISPANO-AMERICANA (I)


Sin duda -más que quizá- debería decir Navidad "iberoamericana", porque también el Hermano Portugal llevó sus carabelas a luchar por el mismo ideal y a contribuir a la misma causa. Pero, aunque puedo entender, y hasta hablar un poçao, o un "poquinho", la noble lengua de Luis de Camoens, lamentablemente no dispongo de ningún Villancico en lengua portuguesa, ni por lo tanto brasileña, en lo que pretende ser un sentido homeje a todos los hermanos de América, desde Méjico, incluso también algunas zonas de los EE.UU. (California, Tejas, Nuevo Méjico, Florida) hasta el Cabo de Hornos, el cabo más austral del archipiélago de Tierra de Fuego, en el sur de Chile, considerado tradicionalmente como el punto más meridional de América, aunque en realidad éste corresponde al islote Águila, en el archipiélago de las Islas Diego Ramirez, que es el más austral de los tres grandes cabos de la zona meridional del planeta. El Villancico, es la manifestación popular por excelencia y la más sentida en orden al Acontecimiento más indescifrable de cuantos la Humanidad ha experimentado -más aún que el Descubrimiento de América, del Nuevo Mundo- el de que Dios, ese principio sin causa, inmutable y eterno, adopte la naturaleza de hombre, se humanice, para divinizar para siempre al hombre. Eso, ciertamente, no se puede entender ni comprender, pero sí se puede sentir, sin que, quienes no lo sientan (lo cual es muy respetable) puedan aducir razones más convincentes para no sentirlo, puesto que tal cuestión no puede ser objeto del racicinio humano. Sólo la Fe, la fuerza del Espíritu, que la dicta y la inspira, puede hacernos "creer", aunque nunca demostrar nada. Sólamente hay una clase de ateos, y esta es la de quienes quieren serlo. Del mismo modo, algunos queremos creer en Jesús de Nazaret, el Cristo, el enviado del Padre eterno, que hoy es un Niño, inocente y tierno, recostado en un pesebre. Hermanos iberoamericanos (nada de "latinos", eso es cosa de Francia), e incluso hermanos latinos también, hijos todos de la Madre Roma, y hermanos todos, cuantos en el mundo perteneceis a la especie humana: Alegraos, porque Dios ha nacido, lo que quiere decir que se ha hecho Hombre, como nosostros. La Navidad es de todos y para todos, pero, para algunos, para quienes cantamos los mismos Villancicos en la Noche Buena, en la misma lengua o en otra hermana, en torno a la mesa familiar, llena de verdadero amor, es más, mucho más. ¡Feliz Navidad, españoles e ibéricos todos, los de la Península, donde las Columnas de Hércules vieron un día poner fin a la leyenda del "finis terrae" y los del otro lado del inmenso Mar! ¡Alegraos y regocijaos, porque, hoy, en Belén de Judá, nos ha nacido el Salvador del mundo. Luis Madrigal.-


I. VILLANCICOS ESPAÑOLES:














Estos son nuestros Villancicos, pero, para que nadie pueda quejarse, en ninguna latitud del orbe cristiano, ni a ún en Francia, debemos celebrar el gran Villancico universal para todos los que creen en Jesús:






II.- MISA CRIOLLA:








En recuerdo y gratitud a los Misioneros españoles de todos los tiempos (Franciscanos, Dominicos, Jesuitas y otras muchas Congregaciones), que llevaron la Fe de España en Cristo Jesús, al Nuevo Mundo.

¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!