jueves, 1 de mayo de 2008

2 de mayo 1808. El Bicentenario | elmundo.es

2 de mayo 1808. El Bicentenario | elmundo.es

LOS DOS ALCALDES DE MÓSTOLES


Desde luego, nos lo contaron muy mal. También yo, he de confesar que hasta este último verano y, ciertamente por casualidad, no pude enterarme de que, en aquel 2 de Mayo de 1808, en Móstoles, había dos Alcaldes y, además, sin que ninguno de ellos declarase la guerra a Napoleón. Menos aún, aquellas dramáticas palabras, que también nos dijeron había escrito el tenido por único Alcalde, Andrés Torrejón: “La Patria está en peligro… Españoles acudid a salvarla…” , son verdaderas. Nada de eso. Otra patraña casi parecida a la del derrocamiento del último Rey de Roma, Tarquino el Soberbio, a causa del lujurioso ultraje a que es sometida Lucrecia, dama patricia, por uno de los hijos de aquél, Sexto Tarquino. Casi, casi. Lo de Tarquino, se debió más bien al desastre sufrido por los etruscos frente a Cumas, pero no tienen excusa los Profesores de Bachillerato de mi generación. Y eso que, entonces, la Historia, al menos la de España, y nada menos que de tal época, se estudiaba con cierto rigor. ¡Qué será ahora…! Pero, del mismo modo que la historiografía romana, fiel a las fuentes, hubo de rectificar la leyenda de Lucrecia, también nuestra moderna historiografía, con el apoyo de la documentación adecuada, ha desmentido radicalmente lo de la declaración de guerra a Napoleón por parte del Alcalde de Móstoles. Lo rigurosamente cierto y comprobado es que, el día 2 de Mayo de 1808, en Móstoles había -y legalmente además- dos Alcaldes. Uno de ellos, en efecto Andrés Torrejón, lo era por el Estado Noble (aunque no al igual que en Francia, antes de la Revolución, regía también en España la doctrina y la práctica de los llamados “Estados Generales”); el otro, llamado Simón Hernández, lo era por el Estado General Ordinario. Ambos eran agricultores, hombres de labranza, y si el primero de ellos era Alcalde por el Estado Noble, la única razón fue la de que, aquel año, no había concurrido ningún hidalgo para ser elegido, por lo que se eligió a un “villano”, en el sentido más noble de la expresión. Mejor sería decir -para los que creen en la sangre azul- un “plebeyo”. Y ambos Alcaldes, los dos conjuntamente, firmaron el famoso Manifiesto, que en realidad puede considerarse un Bando, pero, ni en él se contiene el mensaje que se ha dicho, ni ellos, hombres de escasas aptitudes para las letras, fueron los redactores de tal documento. Su redacción se debe al jurisconsulto asturiano, un aristócrata, Juan Pérez de Villamil y Paredes, que, en aquel momento, era Auditor general y Secretario del Almirantazgo.

Tampoco el bando contenía nada menos que una declaración de guerra y… a Napoleón Bonaparte, aunque tratándose de españoles todo es posible. Se limitaba, simplemente, eso sí, con gran valor, dignidad y sentido del patriotismo, incluso de fidelidad a aquel estólido llamado Fernando VII -era un borbón- a dar noticia de la posición de los franceses y de la mucha sangre que estaba corriendo en Madrid, alentando a los españoles a tomar las armas para acudir en socorro de Madrid. En realidad, más que un bando, era un simple oficio, si hemos de dar crédito a la literalidad de las palabras que en él se emplean, dirigido a los Justicias de los pueblos a los que pudiese ser presentado.

Para que todos ustedes (“ustedes-vosotros”, queridos colegas “blogistas”, y “vos” para mis amigos argentinos), podáis juzgar por vosotros mismos, y por si no se aprecia con la suficiente nitidez en la imagen que ilustra esta entrada (aunque siempre cabe ampliarla), concluyo transcribiendo literalmente las palabras de aquel noble y valiente oficio, desde luego bastante ajeno a aquello de que, tanto formal como materialmente, en casos similares, dan muestra nuestros actuales Alcaldes. El Oficio, decía así:

“Señores Justicias de los pueblos a quienes se presentase este oficio, de mí el Alcalde de la villa de Móstoles:

Es notorio que los Franceses apostados en las cercanías de Madrid y dentro de la Corte han tomado la defensa, sobre este pueblo capital y las tropas españolas; de manera que en Madrid está corriendo a esta hora mucha sangre; como Españoles es necesario que muramos por el Rey y por la Patria, armándonos contra unos pérfidos que so color de amistad y alianza nos quieren imponer un pesado yugo. Después de haberse apoderado de la Augusta persona del Rey; procedamos pues, a tomar las activas providencias para escarmentar tanta perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos y alentándonos, pues no hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente, como los Españoles lo son.

Dios guarde a Ustedes muchos años.

Móstoles dos de Mayo de mil ochocientos y ocho.

Andrés Torrejón

Simón Hernández

Arriba, Texto elaborado, con el escudo heráldico municipal de Móstoles, para ilustración de esta entrada. La sangre, la he puesto yo, pero no es la mía. Yo, también soy español, pero no soy tan valiente como aquellos héroes. Luis Madrigal.-