miércoles, 15 de diciembre de 2010

Música Culta (XXXIV) Heinrich Ignaz von BIBER (1644-1704)



Heinrich Ignaz von Biber


Biber nació en Wartenberg (hoy República Checa). Fue violinista en  la corte de Salzburgo, donde murío en 1704. También había sido, desde 1684, Maestro de Capilla en la misma ciudad. Sus obras son muchas, destacando sobre todas ellas su predilección por el canon y el diapasón armónico. Pero se le conoció como un virtuosos de violín, con scordatura, o diferente afinación de las cuerdas. Biber ha llegado a ser conocido sin embargo en virtud de sus famosas Sonatas del Santísimo Rosario, una serie de 15 sonatas, en las que evoca diferentes sucesos de la vida de la Virgen María, conocidas también como Sonatas del Misterio.


UNA MONJA ITALIANA DE 1660





VATICANO, 15 Dic. 10 / 10:34 am (ACI)

En la audiencia general de hoy el  Papa Benedicto XVI habló sobre Santa Verónica Giuliani. De ella, dijo, se puede aprender la entrega total en respuesta al amor de Cristo crucificado que dio su vida por la salvación de todos.

El Papa presidió la audiencia general en el Aula Pablo VI y dedicó su catequesis Santa Verónica, monja clarisa capuchina del siglo XVII, cuyo 350 aniversario de nacimiento se celebra el próximo 27 de diciembre.Esta santa nació en Mercatello (Italia) en 1660, "era la última de siete hermanas, de las cuales tres abrazaron la vida monástica". Recibió el nombre de Ursula. A los 17 años entra en el monasterio de las Clarisas Capuchinas de Città di Castello, donde permanece durante el resto de su vida. Allí recibe el nombre de Verónica. "Un año después hace la profesión religiosa solemne e inicia un camino de configuración con Cristo a través de muchas penitencias, grandes sufrimientos y algunas experiencias místicas relacionadas con la Pasión de Jesús".

En 1716, a los 56 años, llega a ser abadesa del monasterio y es confirmada en ese cargo hasta su muerte en 1727, después de una dolorosa agonía de 33 días. Fue proclamada santa el 26 de mayo de 1839 por el Papa Gregorio XVI. El Santo Padre señaló que la principal fuente para reconstruir el pensamiento de la santa es su diario de 22 mil páginas manuscritas: "Santa Verónica tiene una espiritualidad marcadamente cristológico-esponsal: la experiencia de ser amados por Cristo, Esposo fiel y sincero, y de querer corresponder con un amor cada vez más participativo y apasionado".
"Ofrece sus oraciones y sacrificios por el Papa, su obispo, los sacerdotes y todos aquellos que lo necesitan, incluidas las almas del purgatorio. Verónica vive de una manera profunda la participación en el amor sufriente de Jesús. Llega a pedir a Jesús que sea crucificada con Él".

Santa Verónica "está convencida de participar ya en el Reino de Dios, pero al mismo tiempo invoca a todos los santos de la Patria celestial para que la ayuden en el camino terreno de su donación, en espera de la bienaventuranza eterna; ésta es la aspiración constante de su vida".

"Los momentos fuertes de la experiencia mística de Verónica nunca se separan de los acontecimientos salvíficos celebrados en la liturgia, donde ocupa un lugar especial la proclamación y la escucha de la Palabra de Dios. La Sagrada Escritura, por lo tanto, ilumina, purifica, confirma la experiencia de Verónica, haciéndola eclesial. Ella, de hecho, no sólo se expresa con las palabras de la Sagrada Escritura, sino que también vive de ellas".

El Santo Padre subrayó que "Verónica se revela, en particular, un valiente testigo de la belleza y del poder del amor divino. También con la Virgen María mantiene una relación de profunda intimidad".

"Santa Verónica Giuliani nos invita a hacer crecer en nuestra vida cristiana la unión con el Señor, abandonándonos a su voluntad con confianza plena y total, y la unión con la Iglesia, Esposa de Cristo".

"Nos invita a participar en el amor sufriente de Jesús Crucificado por la salvación de todos los pecadores, nos invita a mantener los ojos fijos en el cielo, meta de nuestro camino terrenal, donde viviremos junto con muchos hermanos y hermanas la alegría de la plena comunión con Dios".
Esta santa, concluye el Santo Padre, "nos invita a alimentarnos cotidianamente de la Palabra de Dios para encender nuestro corazón y orientar nuestra vida. Las últimas palabras de la santa se pueden considerar la síntesis de su experiencia mística apasionada: ‘¡He encontrado el Amor, el Amor se ha dejado ver!’.

En su saludo en español al final de la audiencia, el Papa se dirigió de manera particular a los llegados de "España, Chile y otros países latinoamericanos".De modo particular el Papa agradeció a "los miembros de la comunidad católica mejicana de Roma, así como a los artesanos venidos de Guanajuato, acompañados por el Gobernador de dicho Estado y el Señor Arzobispo de León, a quienes agradezco el obsequio de un artístico nacimiento. Que el ejemplo de Verónica Giuliani incremente nuestro amor a Cristo. Muchas gracias".