martes, 21 de junio de 2011

HOY SERÁ VERANO EN ESPAÑA



Hoy Martes, 21 de junio de 2011, a las 19 h. 16 m.   oficial peninsular de España y Portugal, se inicia el verano en el hemisferio Norte, según el convenio astronómico. Esta estación, que es la más larga del año desde hace algunos siglos, durará 93 días y 15 horas. El otoño se iniciará el día 23 de septiembre.

Algunas personas, o muchas, recibirán este nuevo Verano con la vista puesta en el mar o en la montaña, para disfrutar de los días veraniegos, tan largos y alegres, pese, en algunos lugares, al agobiante calor que este año ya se anuncia, tanto para estos días iniciales como para el resto de la estación estival. Otras personas, sin duda serán mucho menos afortunadas y habrán de padecer el Verano, sin sensación placentera alguna, sino por desgracia al contrario, agobiadas no tanto por el calor como por la penosa situación en la que se encuentran, y no sólo sin vacaciones en ninguna parte, sino sin posibilidades de hallar un trabajo que les permita afrontar la vida. Y hay que pensar especialmente en ellas, mucho más que en las que proyectan divertirse y pasarlo bien.

Pero, al margen de unos y de otros, yo quiero recordar hoy, con el sincero abrazo de mi gratitud, a un tercer grupo de seres humanos, de hoy y de siempre, a los eternos artífices de la vida sedentaria de los demás, a los hombres y mujeres del campo, de la agricultura, a los recios labriegos, de manos agrietadas y mordidas por el vegetal, destrozadas por los duros aperos e instrumentos de su labor. A quienes se pasan la vida mirando al cielo, con esperanza o con temor, sufriendo tantos rigores e inclemencias, año tras año, en su fecundo esfuerzo para "fabricar" el pan, alimento del hombre, el mismo que se transforma, muy de mañana, en un Cuerpo misterioso e infinitamente eterno, como ya en el Otoño, se escanciará el vino dulce y generoso, fruto de la vid. Y, ya en el Invierno, el aceite para mitigar tanto dolor y ser bálsamo de los escozores de la vida. A ellos, recordando los años de mi niñez, cuando sobre un trillo de tablas giraba yo, durante mis vacaciones escolares del mes de Julio, aunque como un "señorito" burgués, en torno a las espigas cargadas de grano, al trote alegre de aquellas mulas, vigorosas y de tan noble porte, enjaezadas con los colores de España, y en torno también a una bandera roja y gualda. A ellos y a ellas, a todos esos sublimes y heróicos "terroneros"  -como gusta decir nuestra amiga y colega Francis Quintana, de Montijo, Badajoz, tierra de conquistadores y de tantos héroes anónimos- con mi admiración y gratitud, mientras misteriosamente llegan a mis oídos aquellos cantos de trilla:




EL VERANO ES EL TIEMPO  DE LA ESPIGA


Arde la espiga, que será en la era
herida, hasta morir, por los cristales
de una tablas que, al vuelo, son puñales
para cortar su hermosa cabellera.

En alto el sol, el trillo a la carrera
de unas mulas, que trotan tan iguales,
va alumbrando los frutos candeales,
mientras canta una voz, a una bandera

que absorbe el sol de Julio y que sazona,
con el viento y la lumbre del verano,
entre pajas, el fruto que aprisiona.

Tejida de oro y fuego, junto al grano,
para amasar de harina una corona,
y ser mañana, el alimento humano.



Luis Madrigal