BUSQUÉ QUÉ PODRÍA DARTE
Pensaba sin saber en qué pensaba...
que, ardientemente, en ti ya no podía.
Mas -dulce- tu recuerdo a mí venía
y lo mismo en ti estoy que antes estaba.
Tu sonrisa, aun tan triste, recordaba
escondida en el alma... Tal quería
salir de ti y buscar... Y aún sonreía
sin saber donde hallar lo que buscaba.
Ven hacia mí -pensé- yo te decía,
aunque nada he de darte. No soy nada.
Te daré el corazón... ¡Más... no tenía!
Mas pronto descubrí, tras la alborada,
que un lucero, entre luces, florecía...
Y lo quise bajar hasta tu almohada.
Luis Madrigal