jueves, 18 de noviembre de 2010

MADRID PREPARA LA NAVIDAD






¡Qué susto...! Con esa monserga que todo el mundo llama "la crisis", sin que casi nadie sepa qué es, en qué consiste, cómo se engendró ni cuando terminará, ya pensaba yo que, este año, en Navidad no habría luces en las calles y plazas de Madrid, tan luminosamente florecientes todos los años. Por fortuna, esta misma mañana he podido ver a unos empleados del Ayuntamiento instalando el tendido eléctrico navideño que lucirá cerca de mi casa. En cuanto se haya instalado por completo y luzca perfectamente,  ofreceré unas fotografías de elaboración personal, en vivo y en directo, de esta nueva Navidad luminosa de Madrid ¿Cómo podría dejar de ser luminoso el Acontecimiento más incomprensible de la Historia, consistente en que Dios tome nuestra propia carne, en el seno de una Mujer de nuestra raza? Admito que el Hecho es exorbitantemente sorprendente. O tal vez, sería mejor decir "cósmico", mejor dicho meta-cósmico, apocalíptico en el mejor y más puro sentido de este término, que ya conocemos en este humilde Blog. En suma, yo no tengo palabras, no creo que puedan existir, ni que nadie pueda tenerlas para poder describirlo, expresarlo y, desde luego, vivirlo. Esto es lo esencial. Es un Acontecimiento rigurosamente histórico, acontecido dentro del tiempo, pero al propio tiempo eterno. Ello puede explicar, no sólo lo de las luces, que puede ser una “degeneración”, como casi todo lo demás, la fiesta, los vestidos, la comida familiar. Todo eso surgió sin duda a través de los siglos, desde sus orígenes, en la mente sana y sincera de las gentes que se alegraban y lo celebraban tanto porque sabían muy bien lo que significaba que el mismo Dios, bajo la forma de un Niño, señal y símbolo de la pureza y de la ternura, viniera a librarles de la esclavitud de la muerte. Ese es el efecto más radical, unido al de su Muerte y Resurrección, del Nacimiento de Cristo. Por eso se encienden las luces, se celebran comidas y reuniones de amigos y, sobre todo, de la familia. No es nada difícil adivinar que todo lo demás, sin causalizar y explicar tal alegría, carece de sentido por completo, aunque la miserable y canallesca sociedad civil, paganizada, pretenda excluirlo de su verdadero origen, tratando de instaurar progresivamente otro carnaval de fin de año, o unas vacaciones de invierno, como se ha tratado de argumentar. Pero, para nosotros los cristianos, sin renunciar a las luces, a la fiesta en el sentido más humano, llena de alegría, ni por tanto al turrón y al champagne, o a los juguetes de los que vendrán cargados los Reyes Magos, para llenar de fantasía e ilusión a los niños, lo que esencialmente cuenta y nos transciende es el mismo grandioso Misterio de un Dios hecho carne, que esa Noche, tan sólo es un Niño, que nace desnudo y sin riqueza alguna, para librar al mundo de la verdadera muerte. Luis Madrigal.-