sábado, 17 de octubre de 2015

AL ALEJARSE EL CIELO




EL FUEGO SE APAGÓ


Te has ido  para siempre... Lo presiento.
Y mi presentimiento es ciencia pura;
la lógica que advierto, verdad dura
que cambia la razón en sentimiento.

Quisiera recordar el dulce acento
de la voz que se oculta en la espesura
de un bosque impenetrable. Y en la oscura
noción de un tiempo muerto y ceniciento.

Ni una brasa ya habita en la ceniza
de aquellos troncos verdes que gritaban
al arder crepitando. Luz plomiza

envuelve la memoria que alentaban...
Aquella rama verde, quebradiza,
apagó el fuego ardiente que soñaban.



Luis Madrigal