lunes, 27 de diciembre de 2010

EL CÓDICE VALDÉS



Catedral de la Ciudad de Méjico

Hoy quiero traer a este Blog, dentro del contexto navideño, además del Villancico ya inicialmente anunciado de Gaspar Fernandes, en lengua portuguesa (“Pois con tanta graça”), que se escribió y cantó en Oaxaca, otras dos piezas de música polifónica del Nuevo Mundo, ambas precisamente de la Nueva España, ambas consistentes en plegarias a la Virgen María y ambas escritas en lengua náhualtl, la lengua propiamente mejicana, mexicatlahotolli, o simplemente mexica para los primitivos hablantes del náhuatl, y estrictamente mejicano, para los hablantes bilingües, que hablan español y náhualt. La difusión del náhualt, por encima de otras lenguas de Mesoamérica, comenzó en el siglo XIII, en virtud de las conquistas del imperio mexica, o imperio azteca, extendiéndose hasta su caída, el famoso 13 de Agosto de 1521, en manos de los españoles, que le dieron el nombre de lengua mejicana.

En fecha que no he sido yo capaz de determinar, ante la imprecisión de las fuentes a mi alcance, se descubre y  encuentra en Méjico un manuscrito del siglo XVI, llamado Códice Valdés. Es interesante conocer la historia del hallazgo del Códice Valdés: En la primera mitad del siglo XX, el padre Octaviano Valdés, canónigo de la Catedral de la Ciudad de Méjico, encontró que los habitantes de un poblado mejicano tenían un manuscrito de 280 páginas con música. Uno de los dueños le dijo al padre que habían tenido otro libro similar, pero que lo habían perdido. El padre Valdés se sorprendió mucho cuando vio que había obras de Palestrina, así que le pidió el libro a sus dueños. El Padre Valdés, recibió el Códice y lo llevó a la Ciudad de Méjico. Al estudiarlo encontró que, además de otras obras, había dos piezas de música polifónica con letra en náhuatl. Se trataba de dos plegarias a la Virgen María. Estas dos obras, en lengua náhualtl, habían sido tituladas: “In ilhuicac” y “Dios itlaço nantzine” . Pero, ¿quién era su autor? En el año 1934, Gabriel Saldívar, básandose en una inscripción que aparece en la parte posterior de la música y que dice : “herna don fran co”, entendió que tal inscripción correspondía al nombre enmascarado de “Hernando Franco”, el Maestro de Capilla de la Catedral de Méjico. Sin embargo, en 1952, Robert Stevenson, en base a las diferencias de estilo, planteó ciertas dudas, y en un escrito posterior afirmó que el uso de la palabra “don” en el nombre del autor indicaba que habría de tratarse de un compositor indígena, porque en la Nueva España del siglo XVI solamente los caciques indígenas y los inmigrantes españoles del más alto grado (en ningún caso atribuible a los músicos) podían usar el nombre de “don”. Ello no obstante, al procederse a la transcripción de las piezas, compuestas musicalmente en lengua náhualtl, el propio Stevenson  admitió y mantuvo que el compositor musical de las plegarias a la Virgen del Código Valdés, como había propuesto Saldívar, era el español Hernando Franco.

Hernando Franco, nació en Galizuela, Municipio español de la Provincia de Badajoz, en la baja Extremadura, próximo a la frontera con Portugal, y se educó en la Catedral de Segovia hasta los diecisiete años. Cinco años más tarde, en compañía de Mateo Arévalo Sedeño, un amigo de la familia, viajó al Nuevo Mundo, para desarrollar su carrera musical en las Catedrales de Santiago de Guatemala (1570-1573) y de Méjico (1575-1585), sucesivamente. En esta última, ocupó el puesto que había dejado Juan de Vitoria, siendo nombrado Maestro de Capilla el día 20 de Mayo de 1575.

Les deseo a todos una agradable audición de estas piezas, nacidas en el Nuevo Mundo, en la propia lengua indígena de Nueva España, así como, finalmente, la de Gaspar Fernandes, en lengua portuguesa. Que las disfruten. Luis Madrigal.-


In ilhuiac (Códice Valdés)

(Hernando Franco)



 



Retablo y Altar Mayor de la Catedral de Méjico

Dios itlaço mantzine (Códice Valdés)
(Hernando Franco)








Detalle del tronco del gigantesco Árbol del Tule, en Oaxaca,
con un diámetro de 14,05 m. y una circunferencia de 45 m., tan sólo
rodeable meiante 30 personas cogidas de la mano con sus brazos totalmente extendidos; con un volúmen de 800 metros cúbicos, una altura de 42 m. y un peso de 630 toneladas.
Sin duda, es el mayor o uno de los mayores árboles del mundo antiguo,
con una existencia de más de 2.000 años.
 

Pois con tanta graça (Oaxaca, Méjico)

Gaspar Fernandes