lunes, 28 de junio de 2010

ESCENAS DE LA CIENCIA DEL FUTBOL



EL DIOS DE LOS PAYASOS, ES UN 
PEQUEÑO DIVINO MONSTRUO


Ese deforme pro-cuadrúmano "enanoide", que llaman Diego Armando Maradona, se pasa los partidos del actual acontecimiento futbolístico mundial de Africa del Sur, donde quiza debió haber nacido  -desde luego en algún árbol-  no sólo en pie y aullando,  desde la banda, o más bien chillando o maullando, que es el sonido propio que emiten los monos, sino además dando saltos o haciendo cabriolas similares a los de éstos, de tipo circense, ya gane o pierda mi querida Argentina, o se encuentre en fase de ello. En suma, el Sr. Maradona, además de todos los rasgos propios de un simio gordo y contrahecho, es un payaso y, ni todo mi amor, que es mucho, a la gran Nación hermana, lamentablemente para mí, puede ser suficiente para soportar a este pequeño y despreciable individuo, intelectual y moralmente. Todos o casi todos los personajes que se dedican al Futbol, de uno u otro modos, suelen ser de la misma talla y catadura  en el primero de los órdenes indicados, el intelectual, pero este sujeto supera todas las marcas, porque además de ser analfabeto  -como la inmena mayoría de ellos- y de sus desdichadas y antiéstéticas características antropomórficas, reune, en el segundo de ellos, el moral, una buena cantidad de signos externos para ser un verdadero desecho humano, un auténtico sub-producto de la raza. Drogadicto más o menos curado, o con sus subsiguientes secuelas, lo que podría explicar alguno de sus exabruptos de la más baja cota de prudencia y sensibilidad humana; comunista millonario, gracias al futbol, y amigo de otros por el estilo, pero asesinos sanguinarios, no tuvo en su día el menor empacho en criticar con saña e insultar públicamente al mismo Papa de Roma, ofendiendo los sentimientos religiosos de millones de católicos, de dentro y de fuera de la Argentina. Pese a ello, no tiene inconveniente alguno en santiguarse, o incluso ponerse de rodillas (no hay que olvidar que el Sr. Maradona lleva una medalla religiosa colgando de su cuello), siempre que su equipo gane, eso sí.




Santiguarse, en cualquier caso, desde luego es una oración, tal vez la más hermosa y profunda de todas, y sobre todo una seña de identidad en la fe, que sin duda le fue inculcada de niño, aunque ahora quepa suponer sea raquítica y contrahecha, como él mismo. No obstante, hay que tener en cuenta que este sujeto, en la Argentina, ni siquiera es lo mismo que Pelé en Brasil. Pelé, tan sólo es Rey ("O Rei Pelé"), pero él es "Dios" mismo, según se dice, para la que parece no es nada menguada masa atrofiada de sus seguidores hasta la muerte. Por tanto hay que sospechar, al menos, que cuando se santigua, no lo hace en nombre de las Tres Divinas Personas, sino en el suyo propio, en nombre del propio Maradona. "En mi nombre", tiene que decir necesariamente Don Diego Armando, no sólo cuando gana Argentina, una vez transcurrido el partido, sino, de tener verdadera fe en sí mismo y en su divina naturaleza (que por cierto, teológicamente posee, como todos los demás mortales, hijos del verdadero Dios) también antes  de iniciarse cada partido. Tendrá que hacerlo varias veces, si sólo es en su propio nombre (ya que el verdadero Dios es neutral y quiere por igual a todos sus hijos), antes de enfrentarse a Alemania, con quien ha correspondido a Argentina jugar los cuartos de final el ya próximo día 3 de Julio. Porque Alemania, pese a ser la patria de Martín Lutero, no es precisamente Nigeria, ni tan siquiera Corea del Sur, ni Grecia, ni tan siquiera es el bravo Méjico, frente al cual, Don Diego Armando tuvo que hacer un verdadero "milagro" para que Argentina marcase el primer gol. Ya veremos entonces lo que ocurre y donde se quedan los atributos positivos, y los negativos, de su "divinidad". Yo, lo sentiría tan solo por mi amada Argentina, a la que tanto quiero, pese a que los españoles fuimos alemanes, durante casi tres siglos, del año 409 al 711, y algo nos habrá quedado de ello. Por quien no lo sentiría nada sería por este pequeño monstruito, que nuevamente pone más que en duda, de manera burda y rencorosa, su capacidad emocional y psicológica para dirigir al equipo nacional de la Argentina, país al que, en mi opinión, deshonra y que no merece ser Patria de tan asqueroso individuo. Luis Madrigal

Seguidamente, pueden verse las distintas facetes, en las imagenes que siguen del gran "dios" argentino. ¡Qué lástima y que gran vileza, para la noble y querida Nación hermana. Vean, sus numerosas "hazañas". Omito, por respeto a terceros, las noticias contrastadas relativas a su escandalosa vida familiar.

Hoy, no hay música, porque un tango, una milonga o una zamba, sería deshonrar
a una de las Hijas predilectas de España