martes, 30 de noviembre de 2010

LAS CONTRADICCIONES




La contradicción, en una noción de simple diccionario, es la acción y efecto de contradecir, y contradecir, en lo que se refiere a una persona, equivale a decir lo contrario de lo que afirma otra, o de negar lo que esta segunda da por cierto. Por ello, una contradicción entre sujetos distintos, opuestos o no, en beligerancia o en concordia, puede ser algo totalmente normal. Lo grave se produce cuando es un único sujeto quien se contradice, a sí mismo, de tal forma que, unas veces, es partidario del blanco y otras del negro. Incluso  -y esto es ya el sumum de las contradicciones-  muestra sus preferencias o inclinaciones por uno y otro conceptos opuestos, al mismo tiempo, del modo más simultáneo. Entonces, el asunto, puede ser de psiquiatra, o como mínimo de una profunda y sincera reflexión con uno mismo, acerca de las posibles causas de tan extraño fenómeno.

La contradicción, llevada a su extremo límite, o más radical, se concreta en el llamado "espíritu de contradicción", al que también el diccionario identifica como una especie de "genio" inclinado a contradecir siempre. Los españoles, solemos ver reflejado este espíritu en el célebre dicho "no sé de que se está hablando, pero me opongo". Esto, podría ser uno de los "vicios nacionales" de nosotros, los celtíberos, de entre los muchos que padecemos secularmente. Sin embargo, frente al "espíritu", se alza, en el sentido más positivo, el "principio" de contradicción, que en Filosofía es "el enunciado lógico y metafísico que consiste en reconocer la imposibilidad de que una cosa sea y no sea al mismo tiempo". Y esto es muy saludable, sobre todo para curar a los locos y a los "hinchas" futbolísticos  -los "tifosi,  la torcida, etc.-  esto es,  the followers of a football team, mucho más conocidos como "los supporters", esos sujetos procedentes de las Islas británicas, antiguamente tan victorianas y llenas de "gentlemans", y que hoy arrasan lo estadios y las ciudades sobre las que caen, para que luego digan que los españoles somos unos salvajes. También es vital y centro de gravedad de todo sistema jurídico. En el Foro, ninguna resolución judicial podría ser considerada, no ya justa, sino mínimamente aceptable, sin la contradicción entre partes dentro del proceso. En consecuencia, la contradicción, en estos últimos sentidos, no sólo es necesaria, sino imprescindible.

Hace ya tiempo que yo ando un poco preocupado acerca de mí mismo, precisamente por mis notables contradicciones, lo que es indiciario no sólo de una personalidad poco estable, sino incluso de una notable falta de coherencia y madurez humana. De todas ellas, sin duda la más grave es precisamente del carácter futbolísitico ya indicado, porque considerando yo, cuando pienso serenamente, que el futbol, tal y como hoy se presenta y se vive, muy en general, constituye una doble corrupción, intelectual y moral, sin embargo me apasiona verlo jugar  -y en su día lo jugué, aunque desde luego de manera muy diferente-  de tal forma que, quienes  pudieran oírme en algunas ocasiones y verme en otras, pegado a esa maldita e idiotizante pantalla, no podrían concederme el menor crédito, sino lógicamente tildarme de contradictorio. Y la contradicción, en mí, alcanza su cenit, en la materia, porque, a su vez, aborreciendo como aborrezco a los catalanes, muy en general, y muy especialmente a los "nacionalistas-separatistas", a los que dicen no ser españoles y queman en público banderas de España, al tiempo que la llaman "puta España", aborreciendo y despreciando a estas asquerosas gentes, sin embargo soy un incondicional seguidor del Club de Fútbol Barcelona. Y no desde ayer  -vaya baño, señoras y señores-  sino desde que tenía ocho años. Ya he explicado, creo recordar, alguna vez, la causa de esta un tanto absurda o más bien incomprensible contradicción. Pero así es. En lo que a ello concierne, soy tan sumamente egoísta que cuando el Barcelona pierde, me alegro infinto por los asquerosos separatistas catalanes. En cambio cuando gana, alegrándome mucho por mi mismo, lo siento y lamento hasta la imensidad por ellos. ¡Son tan asquerosos!

De Cataluña, tengo pendiente desde hace tiempo algunas últimas reflexiones, tratando de ser objetivo, respetuoso hacia todo el mundo  -menos a quiénes no lo son-  y, sobre todo, con la Historia en la mano, por ver si trato de conseguir  que alguien comparta lo que creo son irrefutables razones, fundamentos y desapasionados puntos de vista. Pero de "lo de ayer", no me resisto a proclamar todo lo que disfruté, que fue inenarrable, viendo como un equipo de futbol destrozada a otro, "le pasaba por encima", que dicen los periodistas deportivos, sometiéndolo a la burda condición de un muñeco roto, o de un juguete sobre el que, con todo el arte y técnica del mundo, se puede humillar a un adversario en un campo de juego. El señor entrenador del equipo vapuleado y ridiculizado hasta la humillación, dijo inmeditamente que tal cosa era fácil de entender y de "digerir", pero yo he oído esta mañana y esta tarde a muy diversos seguidores del vapuleado equipo y no son de la misma opinión. ¡Que ustedes lo "digieran" tan bien como su ridículo entrenador, al que creo no tardarán mucho en poner de "patitas en la calle". Ya lo verán. ¡Cuánto lo siento! ¡¡Barça!! Vivan las contradicciones.  Luis Madrigal.- 


lunes, 29 de noviembre de 2010

VOLVERÁ LA SOLEDAD



SIN MI MIRADA


Sola te sentirás sin mi mirada,
si alguna vez  -sin ver-  de ti se aparta
y, antes de que sin ti un día parta,
nunca sin mí te habrás sentido amada.

Amor que me traspasa, como espada
de agudo filo que a mi pecho ensarta
y gotea de sangre, como sarta
que dulce riega mi alma enamorada.

Sola estarás cuando mi amor no sea
más cosa que un recuerdo muy lejano;
cuando de forma alguna no te vea

y ya mi corazón no esté cercano,
ni pueda yo ser dique a tu marea...
ni con mi mano acariciar tu mano.


Luis Madrigal






En la imagen de arriba, pintura de Ramón Casas Carbó: "Desnudo"

 

domingo, 28 de noviembre de 2010

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (II)



Viniste a mí cual rayo que ilumina,
por mi ventana sin rasgar el viento.
Yo no te vi, pero sentí tu aliento
y, sobre tu oro, el aura cristalina.

Muchas noches oscuras, con neblina,
te veía entre velas un momento;
luego, se hizo la luz, oí tu acento
melodioso cual pájaro que trina.

Al fin, te fuiste un día de mi vida
para volar de nuevo al viejo nido,
y así salvar la huella dolorida

de quien tanto te dio y estaba herido.
Yo te dejé volar libre en tu ida
y me quedé sin ti, sin un quejido


Luis Madrigal





PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO


La palabra adviento procede del infinitivo latino ad-venio, llegar. El Adviento es un tiempo litúrgico que comienza en el Domingo más cercano a la fiesta de San Andrés Apóstol (30 de Noviembre) y se extiende a cuatro Domingos. El primero puede adelantarse hasta el 27 de Noviembre, y entonces el Adviento tiene veintiocho días, o retrasarse hasta el 3 de Diciembre, teniendo solamente  veintiún días.

Con el Adviento comienza el año litúrgico en las Iglesias occidentales. Durante este tiempo se exhorta a los creyentes a prepararse interiormente  para celebrar el aniversario de la venida del Señor al mundo. A este fin se orienta la Liturgia en este tiempo. Invita a sus ministros y, todos los somos, a recibir "al Rey que viene, al Señor que se acerca", "al Señor que está cerca", “al que mañana contemplaréis su gloria". En los himnos del tiempo, encontramos alabanzas a la venida de Cristo como Redentor, y Creador del universo, combinados con súplicas al Juez del mundo que viene para protegernos del enemigo. Similares ideas son expresadas los últimos siete días anteriores a la Vigilia de Navidad en las antífonas del Magnificat. En ellas, la Iglesia pide a la Sabiduría Divina que nos muestre el camino de la salvación. A la Llave de David que nos libre de la cautividad. Al Sol que nace de lo alto, que venga a iluminar nuestras tinieblas y sombras de muerte. En las Misas, se muestra la intención de la Iglesia en la elección de las Epístolas y Evangelios. Se exhorta a los creyentes para que, dada la cercanía del Redentor, dejen la actividad de las tinieblas y se pertrechen con las armas de la luz; que se conduzcan, en todo momento, como en pleno día, con dignidad, y vestidos de Cristo. Las naciones son llamadas a alabar el nombre del Señor, y a estar alegres en su cercanía, de manera que la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio  -también los mundanos más bajos, acerca de los más más bajos e insignificantes personajes-  custodie los corazones y pensamientos en Cristo Jesús. Sobre todo, para no juzgar a nadie y dejar que venga el Señor, que ha de juzgarnos a todos, y que manifestará los secretos escondidos en los corazones. La Iglesia habla del Señor que viene en su gloria, de Aquel en el que, y a través del que, las profecías son cumplidas; del Guía Eterno en medio de los Judíos... De la voz que clama en el desierto: "Preparad el camino del Señor".

Por eso, los cristianos de hoy, en medio de este mundo, que a veces nos parece insufrible, hemos de suspirar diariamente como lo hacían nuestros antiguos Padres: "Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo: ábrase la tierra y brote la salvación”. Durante estos cuatro Domingos la oración de la Eucaristía, llamada “Colecta”,  comienza con estas palabras: "Señor, muestra tu poder y ven". Yo me permito añadir, por mi exclusiva cuenta: Pero, ven pronto, Señor, no tardes, que este mundo amenaza con enviarnos al más profundo de los vacíos, si es que antes no reventamos, al menos en esta España nuestra, de repugnante mal gusto, de hastío, de aburrimiento y de asco. Luis Madrigal.-




sábado, 27 de noviembre de 2010

Música Culta (XXXII) Johann KUHNAU (1660 - 1722)



Johann Kuhnau 

Geising, 1660 - Leipzig, 1722

Compositor alemán del Barroco, intérprete del órgano y el clave. Cantor en la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig, donde precedió a Johann Sebastian Bach. Lo más destacado de su obra son sus composiciones para teclado. También escribió música religiosa en forma de cantatas y una novela, "Der musicalische Quack-Salber", en la cual relata las aventuras de un personaje a través de la Alemania del siglo XVIII. Esta obra es de gran valor para entender el ambiente musical e histórico del periodo






viernes, 26 de noviembre de 2010

EL BUDISMO




Desde luego, sin duda debía tener razón mi madre, cuando desde que yo era niño solía decir a sus amigas, de mí, que era un ingenuo. Un ingenuo en el sentido más peyorativo del término, es decir, un incauto, un pobre infeliz que se lo creía todo, y por ello fácil de engañar al primer intento. Y, en efecto, así ha resultado muchas veces en mi vida, si no en materia grave sí al menos en pequeñas "tomaduras de pelo" de las que me han hecho objeto por esos mundos de Dios. La última, ha sido hace unos días, cuando recibí, nada menos que a través de una persona que ha sido  cuatro años misionero en África y después veinticuatro en la Patagonia argentina, un reenvío, de estos tan típicos que circulan por Internet. El original decía proceder del Superior Provincial en la India de los Franciscanos de la Orden de Frailes Menores (OFM) y, literalmente, decía esto: 

"Rezad por la Iglesia de la India. Extremistas budistas, han prendido fuego a 20 iglesias en la noche pasada. Esta tarde han planificado destruir 200 iglesias en la provincia de Olisabang. Tienen intención de matar a 200 misioneros entre las próximas 24 horas. En este momento todos los cristianos se están escondiendo en las “aldeas”. Rezad por ellos y enviad este e-mail a todos los cristianos que conocéis. Pedir a Dios que tenga piedad de nuestros hermanos y hermanas de la India. Cuando recibáis este mensaje, os ruego enviarlo con urgencia a otras personas. Rezar por ellos a nuestro omnipotente y victorioso Señor."


Fiel a la última petición, volví a reenviar el mensaje a otras personas, en mi consideración dispuestas a rezar y, una de ellas, nuestra colega "Capuchino de Silos", nuestra querida amiga "C", me contestó con cierta urgencia diciéndome: "Muchas gracias Luis, pero esto es un mensaje que lleva circulando por Internet más de un año y es absolutamente falso". Recordé entonces a mi madre. Efectivamente, no es que yo sea un "ingenuo", es que parece ser soy un perfecto idiota. Pero, mientras pensaba esto, y dada la atribución de las denunciadas falsas agresiones  anticristianas a los extremistas budistas, recordé haber leído en alguna ocasión que, en la India, apenas si quedan ya budistas, y menos aún radicales, tras las conversiones masivas que allí tuvieron lugar, entre los hinduistas, unos ochenta años después, aproximadamente, del nacimiento del budismo. Y decidí buscar la fuente de aquella lectura y refrescar de paso mis escasos conocimientos sobre el budismo.

Como bien es sabido casi universalmente, el fundador del budismo fué el hindú Siddhartha Gautama,  que nació aproximadamente 560 años antes del nacimiento de Cristo. El budismo, no es otra cosa sino una derivación del hinduismo (llamado, a su vez, primitivamente, "brahamanismo").  Gautama era hijo del Gobernador de la Provincia del Himalaya, convertida actualmente en Nepal, y vivía en un palacio rodeado de toda clase de riquezas y aislado del mundo, por expresa decisión de su padre el Gobernador, a fin de preservarlo de todos sus males y angustias. Se cuenta de él  -seguramente es una leyenda, como tantas otras-  que un día, intrigado en conocer qué habría fuera del palacio, decidió dar un paseo  por sus alrededores. Fué entonces, cuando vió cuatro cosas: Un hombre anciano, un hombre enfermo, un hombre muerto y un mendigo. Estas visiones cambiaron radicalmente la vida de Gautama. Abandonó el palacio  y su familia, se zambulló en las escrituras hindúes y las estudió bajo la dirección de sacerdotes brahamanes, pero se sintió profundamente decepcionado de sus enseñanzas. Fué entonces cuando se entregó por su propia cuenta a la meditación, preguntánse fundamentalmente, en primer término, en relación con lo que había visto, por las causas del dolor y del sufrimiento humano. ¿Por qué hay dolor y sufrimiento?. Gautama, había aceptado la idea del hinduismo relativa a la re-encarnación, o re-nacimiento después de la muerte, y esta creencia le condujo a una segunda pregunta: ¿Cómo puede romperse el ciclo del re-nacimiento?. Se dice, posiblemente también es otra leyenda, que, sumido en esta profunda meditación, bajo la higuera conocida como el árbol de Bohdi (o "árbol de la sabiduría"), repondió a estas dos preguntas estableciendo las llamadas "Cuatro Nobles Verdades". La Primera de ellas, es que el dolor y el sufrimiento  están omnipresentes en toda naturaleza humana. La Segunda Verdad, enseña que la causa, la raíz de ese sufrimiento es el deseo, la avidez por la felicidad, la riqueza y el goce egoísta, avidez que habita en la ignorancia. La Tercera Verdad, es que el sufrimiento terminará cuando el ser humano pueda y llegue a liberarse de todo deseo, de toda ambición. Y, por último, la Cuarta Verdad, es la de que, todo hombre debe iniciar un camino de Ocho Pasos, a través de los cuales, secuencialmente, debe renunciar a los deseos de riqueza, lujuria y crueldad, sin dañar a ninguna criatura viviente; a decir siempre verdad, sin calumniar ni conversar vanamente; a abstenerse de la inmoralidad en su más amplia extensión; a trabajar altruistamente en beneficio de otros, hasta llegar a la contemplación, para limpiar y purificar la actitud interior, eliminando las males inclinaciones y  sustituyéndolas por otras buenas, para alcanzar el amor universal. De esta forma, Gautama dejó establecidos los tres conceptos esenciales del budismo: El karma, o relación de causa a efecto, de modo tal que cada hombre cosecha aquello que ha sembrado, por decirlo de alguna manera. Para el budismo, lo que un ser humano haya de ser en su próxima vida, dependerá de lo que haya sido en esta presente. El segundo concepto esencial budista, aunque complejo, es el de la ley de Samsara o de Transmigración, en virtud de la cual la existencia de un ego, de un yo individual, es mera ilusión. Todo lo que existe se encuentra en un ciclo de nacimiento-renacimiento. La individualidad del yo histórico en la siguiente vida no será exactamente la misma de la presente. Y, por último, el tercero de estos conceptos esenciales es el de el Nirvana, que no es otra cosa sino la "extinción" de la existencia, para alcanzar el más alto grado de iluminación, en un estado eterno del ser. "Buda", no significa otra cosa sino "el iluminado", lo que equívocamente podría traducirse o interpretarse como el más alto grado de conocimiento de Dios. Sin embargo, no es así. Gautama no dijo de sí mismo ser una deidad, aunque sus seguidores más tarde le exaltasen como tal, ni tampoco expresó su concepto de Dios, aunque se muestra como monista en su perspectiva del Absoluto. Por eso, el busdismo no es una religión, sino un método de disciplina ética, no teísta; un sistema antropocéntrico de cultura, pero no de fe. Por eso, muchas sectas budistas han desarrollado su propio concepto de Dios, y o bien algunas de ellas son panteístas, o bien otras son ateas. Y, por ello, a su vez, no puede haber comparación alguna entre el budismo y el cristianismo, que difieren entre sí en conceptos y formas fundamentales, aunque también se haya intentado sincronizar ambos, en un intento de sincretismo religioso, absolutamente inalcanzable.

Pero, lo que, según puede observarse en qué consiste el budismo, en modo alguno cabe pensar, es en la existencia de una orientación extremista o radical del mismo, capaz de atacer y perseguir, ni a la Iglesia católica ni a ninguna otra confesión religiosa. Y por eso, quienes hayan inventado el comunicado de Internet, atribuyendo su origen, además, a una Orden religiosa cristiana tan pacífica y humilde como la del "pobrecillo" de Asís (que por cierto también era muy rico y se hizo pobre voluntariamente), más que "ingenuos", como yo, deben ser unos autenticos trastornados mentales. O tal vez cosas mucho peores. ¿Quién lo sabe?  Luis Madrigal.-



jueves, 25 de noviembre de 2010

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (I)

¡NADA, NUNCA…!




¡Nunca, nunca, nunca…!
El adverbio es de tiempo y es eterno.
Inalcanzable, inaccesible, estoico.
Como el ser  es lo que es
y lo que no es  la nada,
el tiempo que ha de llegar nunca
es una noche absoluta,
cual boca de lobo,
en la que la ceguera del espíritu
alcanza los sentidos…
Noche del alma,
ante la ausencia del ser,
que muestra el esqueleto incorpóreo
del psiquismo y del amor humano.
La prolonga, alejándola en cruel desmesura,
hasta las supremas cimas de las Montañas
cubiertas de nieves perpetuas
y, a lo ancho del inmenso Mar,
hasta las fosas abisales más inaprensibles e inescrutables,
donde una voz absolutamente vacía,
sin brizna de aliento,
deja caer sobre la entraña,
como un gigantesco martillo de acero,
dos pavorosas insufribles palabras:
¡Nada… nunca!


Luis Madrigal











miércoles, 24 de noviembre de 2010

AQUEL VIEJO INSTITUTO


Lo derribaron un mal día, acaso, o muy probablemente, sin pensar  ni  un segundo que iban a derribar una obra arquitectónica de notable valor artistico, aparte del funcional y del más riguroso sabor académico, con muchas de sus aulas en rampa y escaleras, al viejo estilo universitario. Con un Patio espléndido, donde generaciones de estudiantes pasearon y corrieron, según la edad y las diversas épocas a las que se extendió su funcionamiento. Aquel noble edificio, era obra del gran Arquitecto gallego Antonio Palacios Ramilo, figura importante de la Arquitectura del siglo XIX. Palacios, que nació en Porriño, Ponteverdra, en 1874, estudió Arquitectura en Madrid, ciudad que le debe singulares edificos. Entre ellos, nada menos que el que durante tantos años fue Palacio de Comunicaciones, en la Plaza de Cibeles, hoy sede de la Alcaldía de Madrid; el edificio del Círculo de Bellas Artes, en la calle de Alcalá; el propio Instituto Cervantes y, para no alargar la relación, el Hospital de Jornaleros de Maudes. Cualquiera que deseee contrastar los rasgos de todos estos edificios encontrará similitudes y rasgos comunes con los de aquel viejo Instituto, en el que yo tuve el honor y la fortuna de cruzar sus puertas siete Octubres seguidos, para cursar los estudios de Bachillerato del viejo Plan de 1938, sin duda el mejor de cuantos ha podido haber en España, y Dios me libre de ninguna pasión, y menos aún de ninguna soberbia.

No soy tan viejo como la primera del las fotografías que ilustran esta entrada pudiese hacer pensar o parecer. El periodo durante el que fui alumno de aquel entrañable Instituto, se identifica mucho más con la segunda de las fotografías, de los años 50, en la que puede apreciarse su silueta, al fondo a la izquierda, en la Plaza leonesa de Santo Domingo. Aquel Instituto de León, tenía grabada en su frontispicio esta indicación: "Instituto General y Técnico". Pero, cuando yo acudí a él, tenía otro nombre, aunque un poco largo. Se llamaba: "Instituto Nacional Masculino de Enseñanza Media, 'Padre Isla', de León". Desde luego, no me he tomado la molestia de investigar la fecha de su construcción ni la del comienzo y tipo de sus actividades docentes, porque, para mí, esto es lo de menos. Me limito hoy a recordarlo con añoranza y con nostalgia, pensando en los felices días de la juventud. Recuerdo con afecto y gratitud a casi todos los Profesores que tuve en aquellos días, y los hubo excelentes, pero sobre todo quiero pensar en uno de ellos, a quién desde luego yo no pude entender entonces pero le he entendido perfectamente ahora. Era el Profesor de Filosofía, Don Vicente Losada, a quien los estudiantes llamabamos "el Jefe", por ser al mismo tiempo Jefe de Estudios.  Aquel hombre, no sólamente explicaba  -y muy bien-  Filosofía; además y sobre todo, trataba de enseñar a vivir. Ya dice Ortega, que es falso el repetido  dicho "primero vivir, luego filosofar". Es falso, porque no se filosofa para vivir, sino porque se vive. Lástima que, en aquellas edades  haya cosas tan importantes (¿y qué puede ser más importante que vivir?) que no se pueden aprender simultáneamente al paso de quienes tratan de inculcarlas, pero no por ello estos apóstoles de la verdad pierden el tiempo, porque un día, cuando ya han pasdo los años, ellas mismas se revelan como verdades auténticas y como las únicas que es preciso tener siempre presentes.

¡Cuántas veces, por otra parte, me he preguntado qué habrá sido de mis condiscípulos durante aquellos siete años! Muchos de ellos vivirán aún, sin duda. Hasta, a un pequeño número, he podido detectarlos a través de este medio universal de Iternet, y desde luego me siento orgulloso de lo que han sido capaces de hacer, por lo que he podido saber de ellos. Pero, en general, los recuerdo con cariño a todos y, en este sincero y entrañable recuerdo, quisiera publicar aquí, ahora mismo, "la lista" de los Cursos 5º y 6º, que una vez, hace ya años, pude fijar en un simple papel, con la inestimable ayuda de la memoria, esa excelente facultad de la mente que no es precisamente, como se decía entonces, "la inteligencia de los burros", pese a que pueda serlo en mi caso. Esta era la lista   -incluido yo mismo-  y por el mismo orden que cada Profesor la leía al comienzo de cada clase. Es lo único que puedo hacer, aunque no sea nada, pero a todos los que en ella figuran saludo y abrazo desde aquí en el  alegre recuerdo de entonces. ¡Ojalá, alguno de ellos pueda contestarme!:

1.       Demetrio Solís Muschketov
2.       Luis Madrigal Tascón
3.       Félix Pérez Aláez
4.       Mariano Tovar Hernández
5.       Francisco García Gutierrez
6.       David Ordoñez Escudero
7.       Juan Antonio Álvarez Álvarez
8.       Juan Antonio de Rueda García-Tuñón
9.       Tomás González Martín
10.    José María Pérez Vicente
11.    Demetrio Gómez Mier
12.    Enrique Gómez Palmero (+)
13.    Sebastián Herrero Barrientos
14.    Eliseo del Río García
15.    Bernardo-Ángel Montiel Rodriguez
16.    Benito Fidalgo Llamazares
17.    Francisco González Argüeso
18.    Fernando Ibáñez Fernández
19.    Agustín Puente Alonso
20.    Laudino Martinez Andrés
21.    Luis Ferrero Álvarez
22.    José Luis Chamorro Cuesta
23.    Vicente García Alonso
24.    Gabino González Gutierrez
25.    Eusebio Magaz Rodriguez
26.    Jesús Fernández García
27.    Gustavo García Sampedro
28.    Pedro Sánchez García
29.    Ceferino Carpintero Díez
30.    Clemente Rodriguez Curieses
31.    Domingo Fernández Calleja
32.    Mariano Martinez Pérez
33.    José María Carpintero García
34.    Manuel Fanego Mansilla
35.    Jerónimo Martínez Díez
36.    Álvaro Badiola de Paz
37.    Manuel Ortiz Durán

Un entrañable abrazo, queridos compañeros. Luis Madrigal.-



jueves, 18 de noviembre de 2010

MADRID PREPARA LA NAVIDAD






¡Qué susto...! Con esa monserga que todo el mundo llama "la crisis", sin que casi nadie sepa qué es, en qué consiste, cómo se engendró ni cuando terminará, ya pensaba yo que, este año, en Navidad no habría luces en las calles y plazas de Madrid, tan luminosamente florecientes todos los años. Por fortuna, esta misma mañana he podido ver a unos empleados del Ayuntamiento instalando el tendido eléctrico navideño que lucirá cerca de mi casa. En cuanto se haya instalado por completo y luzca perfectamente,  ofreceré unas fotografías de elaboración personal, en vivo y en directo, de esta nueva Navidad luminosa de Madrid ¿Cómo podría dejar de ser luminoso el Acontecimiento más incomprensible de la Historia, consistente en que Dios tome nuestra propia carne, en el seno de una Mujer de nuestra raza? Admito que el Hecho es exorbitantemente sorprendente. O tal vez, sería mejor decir "cósmico", mejor dicho meta-cósmico, apocalíptico en el mejor y más puro sentido de este término, que ya conocemos en este humilde Blog. En suma, yo no tengo palabras, no creo que puedan existir, ni que nadie pueda tenerlas para poder describirlo, expresarlo y, desde luego, vivirlo. Esto es lo esencial. Es un Acontecimiento rigurosamente histórico, acontecido dentro del tiempo, pero al propio tiempo eterno. Ello puede explicar, no sólo lo de las luces, que puede ser una “degeneración”, como casi todo lo demás, la fiesta, los vestidos, la comida familiar. Todo eso surgió sin duda a través de los siglos, desde sus orígenes, en la mente sana y sincera de las gentes que se alegraban y lo celebraban tanto porque sabían muy bien lo que significaba que el mismo Dios, bajo la forma de un Niño, señal y símbolo de la pureza y de la ternura, viniera a librarles de la esclavitud de la muerte. Ese es el efecto más radical, unido al de su Muerte y Resurrección, del Nacimiento de Cristo. Por eso se encienden las luces, se celebran comidas y reuniones de amigos y, sobre todo, de la familia. No es nada difícil adivinar que todo lo demás, sin causalizar y explicar tal alegría, carece de sentido por completo, aunque la miserable y canallesca sociedad civil, paganizada, pretenda excluirlo de su verdadero origen, tratando de instaurar progresivamente otro carnaval de fin de año, o unas vacaciones de invierno, como se ha tratado de argumentar. Pero, para nosotros los cristianos, sin renunciar a las luces, a la fiesta en el sentido más humano, llena de alegría, ni por tanto al turrón y al champagne, o a los juguetes de los que vendrán cargados los Reyes Magos, para llenar de fantasía e ilusión a los niños, lo que esencialmente cuenta y nos transciende es el mismo grandioso Misterio de un Dios hecho carne, que esa Noche, tan sólo es un Niño, que nace desnudo y sin riqueza alguna, para librar al mundo de la verdadera muerte. Luis Madrigal.-


 


martes, 16 de noviembre de 2010

LO IMPOSIBLE



Fue Napoleón Bonaparte, aquel maldito corso, aquel bajito tirando a enano, pero también a gigante en tantos aspectos, no sólo estratégico-militares, sino también relativos, a la cultura, el arte o el urbanismo moderno, en su funcionalidad y belleza (se dice que París es diferente, según se le mire antes o después de Napoleón) quien dijo más o menos literalmente que “Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes”. Frase redonda para un militar ambicioso, como él lo era, pero sumamente despreciativa para el común de los mortales. Pobres de nosotros los tímidos, cuando no, tantas veces, cobardes, amedrentados por las duras circunstancias de la vida, o apenados por las desilusiones más tristes y radicales, frente a lo que es o nos parece imposible. Comenzando por la Lengua, la palabra “imposible”, en cuanto expresión gramatical, en cuanto lexema, fundamentalmente está formada por este último, de contenido positivo, posible, pero también de un morfema, antepuesto, in, que al preceder a “p”, hace que, ortográficamente, se escriba im-posible. En el  sentido más genérico, se trata de un afijo. Los afijos, son secuencias lingüísticas que bien se anteponen, se posponen o incluso se insertan en la palabra. Según esto suceda, constituyen prefijos, sufijos o infijos, respectivamente, en sentido específico. En nuestro caso, el morfema “in” es un prefijo, puesto que se coloca delante del lexema “posible”. Y aun cabría hablar (esto de la Lengua no es tan sencillo como parece, puestos a utilizarla con rigor) de interfijos y de circunfijos; o bien, dentro de los sufijos, de sufijos sustantivos, sufijos adjetivales, verbales o adverbiales, asi como de que los primeros pueden actuar como morfemas flexivos, y todo ello, bien se trate de procesos de flexión o de derivación, con el fin de aumentar el número de palabras de entre las que consta una Lengua, lo que se denomina por los lingüistas “fenómeno de productividad del lenguaje”, formando otras nuevas que, en algunas ocasiones, poseen contenido semántico contrapuesto a aquel que se atribuye a la palabra de la que derivan. Y esto es precisamente lo que sucede en nuestro caso, en el que lo imposible, es radicalmente contrario a lo posible. Por ello, será preciso determinar el concepto esencial de “posible”, para en consecuencia poder determinar lo que no puede serlo, o no lo es. Para ello hay que entrar ya en el ámbito de la Filosofía, y no tanto quizá de la Lógica, sino incluso en el de la Metafísica.

Líbreme Dios a mí de intentar semejante tarea, sobre la que me parecen contados los ensayos filosóficos, por lo que he creído observar. Me parece que todo queda reducido a Laibniz, a la teoría leibniziana sobre la percepción, el principio de identidad y el de razón suficiente, y en último término a Russell y Deleuze, quienes corrigieron algunas órbitas de la cuestión, desde la teoría matemática del análisis del infinito y el cálculo diferencial. Pero tengo la impresión de que, aunque corriesen ríos de tinta sobre el particular, resultaría sumamente complicado alcanzar conclusiones definitivas y contundentes. En otras palabras, me parece estar incurriendo en la paradoja, o en la aporía de admitir que es imposible definir y determinar “lo imposible”. Ya tan sólo gramaticalmente, para asignar o atribuir contenido y significación propia a tal término, y partiendo de que su antípoda, lo “posible”, es “aquello que puede ser o suceder”, el propio Diccionario RAE, en lo que respecta al castellano, define lo imposible tan sólo merced a una figura retórica que “consiste en asegurar que antes de que suceda o deje de suceder algo ha de ocurrir otra cosa de las que no están en lo posible”. En efecto, esto es pura retórica y la retórica no es otra cosa sino un mero artificio, o si se quiere un arte, pero cuyo único fin es el de bien decir y dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover.

Y así las cosas, pobre de mí, desisto de cualquier tipo de aventura en el sentido indicado. Yo no sé, no puedo saberlo, qué es exactamente lo imposible. ¿Lo sabe alguien? Pero hay otro ámbito, un seno tortuoso y amargo, el de la experiencia y también, si se prefiere, el del sentido común y, en esta perspectiva, frente a la idea metafísicamente inaprensible de lo imposible, me refugio en la Poética, que nada tiene que demostrar ni probar, sino tan sólo exhalar algún suspiro que, cuando es doloroso, suele inspirar alguna serie de poemas como los que, por mi parte, iré sucesivamente desgranando en este humilde Blog, intercalándolos entre otras notas, al paso de ese misterio que llamamos “el tiempo”. Mientras éste transcurre  -si es que es así-  o al menos mientras pasa la vida. Los haré responder a un título genéricamente común a todos ellos. Precisamente el ya indicado: “Cantos desesperados al imposible”. No sé si presuntuosamente, tal vez es así, pero tengo la esperanza de que algunos de estos sucesivos próximos poemas, sean del gusto de ustedes, de vosotros, queridos amigos. Luis Madrigal.-

jueves, 11 de noviembre de 2010

EN LAS HORAS VACÍAS...




EN CALMA TE RECUERDO


En calma te recuerdo...
Pienso en tu cabello de oro iluminado,
que mece el viento junto a un lago
azul y vaporoso, cercado de montañas
donde danzan las Hadas...
Veo blancos penachos,
cabalgando entre ondas,
al joven sol que deja atrás la tarde.
Nada me es posible, nada puedo...
Sólo pensarte,
mientras el tiempo huye, y su sarta
nonótona y monocorde, sin color ni latido,
arrastra impulsos vivos
a un seno de silencio y de muerte...
Mas, al menos, existes,
aunque para mí no seas;
aunque tu imagen vacía e infecunda,
evaporada como el agua,
tiñe de ti las nubes y, entre ellas,
distingo borrosamente tu rostro
que toman mis manos temblorosas
para que, dentro de mí,
nunca se desvanezca.


Luis Madrigal



miércoles, 10 de noviembre de 2010

LAS HORAS QUE NO VUELVEN


LAS HORAS QUE NO VUELVEN

Me obstino en que no fue,
pero ya ha sido…
¡Cuántas horas sin tiempo,
cuántos días…!
Con todo  -que fue nada-  ya perdido
los minutos se escapan
y no vuelven…
Ya siempre será así
y, sin ti, envuelven
tristeza y agonía…
dolor del corazón,
melancolía,
angustia y soledad…
Del alma, desazón,
sed a porfía,
amargor y calvario…
Día a día.


Luis Madrigal





 


"APOCALIPSIS" DE AYER Y HOY


ACTO   I
(1936)



ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CALIZ






Niños del mundo,
si cae España -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra maestra con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!




Si cae -digo, es un decir- si cae
España, de la tierra para abajo,
niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!

Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que esta
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquélla de la trenza,
la calavera, aquélla de la vida!





¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!...



César Vallejo

(Santiago de Chuco, Perú, 16 de Marzo de 1892 - París, Francia,15 de Abril de 1939)


 






ACTO  II
(2010)



SEÑOR: EN TUS MANOS ENCOMIENDO A ESPAÑA 






El Jinete, asoma su pavoroso espectro
tras las rojas colinas, donde el sol poniente
tiñe de fuego su decadente viaje.
El horizonte, que fue ayer tan azul, estalla en ascua,
que abrasa y se retuerce convulsa.
Entre estertores, tiembla la Tierra.
Sus cimientos, se conmueven y agrietan.
Los ríos se desbordan, inundando el mar,
que alza su encrespado manto
hasta el techo de la Montaña inmensa.
Gime el viento, salvaje y arrasador,
y aniquila, a su paso, cuanto antes vivía.
Aquel árbol frondoso; aquella flor,
aquel dulce sonido que embelesa...
En la jungla, no queda ya en pie un muro
sin el estigma  -sucio y harapiento-  de la repulsiva pintada
y, entre su estúpida grafía de colores sin luz,
el más torpe instinto animal,
deja la zarpa de lo más abyecto.
¡Ha estallado la libertad sin calma y, en su nombre,
se enfangan las paredes!... Se incendian papeleras,
muere el lenguaje y se olvida la Memoria.
La más pura inmundicia, invade los sagrados ámbitos
del ser, de la luz, de la palabra, del amor...
Surgen a raudales, de la nada,
un millón de antropomórficos seres vacíos,
que se enriquecen y cobran nombre
a la sombra de otros de igual raza,
hechos también de sombra.
Nacen sin cuento, cada día, mil universidades
-Villaconejos, pronto tendrá también la suya-
mientras el Alma Mater  -triste y sóla-  agoniza
entre la asfixia, asaltada por la amorfa masa sin luz.
Los estudiantes, armados de bates, exigen a pedradas
la muerte de las reglas ortográficas,
del Latín, de la Historia, de la Filosofía de Grecia,
del Derecho de Roma.





 Aquel cerebro opaco, de desviado sexo,
que es ahora el Sumo Sacerdote, oficia rebeliones
y enciende la liturgia de ciencias que no existen.
Aquella mujer zafia, desgreñada, verdulera,   
que berreaba al pie de la pancarta,
ha sido nombrada ministro de algo. De cualquier cosa.
La horrible Caja, entre su hedionda peste,
difunde al día dos mil frentes, en la guerra del fútbol
y, un futbolista, escribe con falsilla
el libro más vendido. Acaso, el más leído. El único...
Ha muerto Montesquieu  -hace ya tiempo-, asesinado
en algún callejón, por navajeros
de la política espúrea, vil, canalla.
Y no es el mal más grave...
También ha muerto Erasmo  -de tristeza-
y para siempre han muerto, en el olvido
de su palabra exacta y clara como el día,
Heráclito y Parménides, los milesios,
Anaximandro, Tales y Pitágoras;
Protágoras y Sócrates, Platón,
Aristóteles  -su virtud dianotéica-
su concepción del Hombre y... su Ética.
Epicuro, Agustín de Tagaste, el Sol de Aquino...
La fe y la razón. Y la Escolástica.
Guillermo de Ockham y su nominalismo,
Kepler y Galileo; Malebranche y René Descartes.
Y Spinoza, Bacon, Hobbes, Locke y Leinniz,
Jorge Bekerley, David Hume y Enmanuel Kant...
Husserl y Heidegger, Ortega y Unamuno.
El existencialismo.
Mounier y Maritain, y su vital personalismo edificante.
Y hasta Hegel, Feuerbach, Engels y Marx,
que predicaban ayer verdad tan falsa
para alentar sangrientas utopías, yacen ahora,
junto a las momias asesinas de la gran muralla.
Ni eso ya queda. El propio crimen, sucumbe a la barbarie.
Han muerto ya...
la Biblioteca, el Ateneo, el Foro, la Academia.
Diderot y D´Alembert. La Enciclopedia.
La Ilustración, el estructuralismo de Lévi-Strauss
y el análisis preciso del lenguaje, de Ludwig Wittgenstein.
Y Domat y Pothier, que vislumbraron
lo que alumbró de Roma Savigny
y que Tronchet, Bigot de Premeneu,
Portalais y Maleville después reunieran
en aquella filigrana de la Norma, para regir al Hombre.
¿Dónde, de su arte, estarán ya  -eternas, redivivas-
las inmortales huellas?... Quizá también ya han muerto
el ars antiqva, el nova ars, el canto llano,
la Escuela de Notre Dame y el Codex Reina,
los Conciertos de Bach, el Requiem soberano
del Genio de Salzburgo... El dulce Schubert...
Las nueve sinfonías de Beethoven...
La Eneida, Las Bucólicas, La Arcadia;
los sonetos de Shakespeare y El Quijote;
Las Meninas, El Entierro en Orgaz, La Gioconda...
Quizá, la ley de Newton, Gay-Lussac, o Boyle-Mariotte,
que rigen la materia, alguien haya usado al revés...
en la burda chapuza, que hoy acecha.
Y aquella ecuación de Einstein, universal esencia todavía:
“Que E es igual a.m   -que es la masa-
 si al cuadrado de c  -que es luz en el vacío-
por ella multiplica su energía”,
La gran verdad, halla también olvido. A la masa, sin luz,
no hay quien alumbre. El coeficiente, es cero en el espacio.
En el tiempo, el ser que fue, no es. Ya no es el Hombre.
Solo “está ahí”, como sombra que se mueve. Como cosa.
Solo el fango, la carne y un cuero,
que arranca puntapiés a ras de suelo,
alienta su dasein de cada día.
Cual puro semoviente, va y viene. Se hacina
junto a una barra estrecha, en una esquina
donde la bestia llana encuentra selva.
El horrible artefacto, colgado de un estante,
enciende luces, colores de Arco Iris
que, frenéticas, se expanden al instante
en la honda penumbra. El sol, camina ya hacia su ocaso.
En fértil pasto iluminado, de radiante esmeralda,
se reflejan abigarradas rayas, cuadros y colores
de todos los matices y frecuencias.
Rombos, roeles, franjas, perfiles de picardos
y barrocas las vueltas de unas medias.
A veces, algún viejo escapulario,
cuando no un corazón, con una flecha,
y hasta algún flan que, siempre dulce, atrae
el vuelo y el zumbido de una abeja.
Arlequin y Pierrot, sobre la hierba,
-ayer, mañana, hoy -  librarán en el circo mil contiendas.
Lucen ahora los más vivos colores,
vestido y atavío hecho de seda,
para lucir el músculo que grita,
cuando el  cerebro duerme su sopor de niebla.
Cambia la luz, el plano, la distancia,
para acercar precisa alguna coz,
un codazo, un chanchullo, una artimaña. Y una voz
disléxica  -sin eco ni color-  escupe gritos
e infecta el Diccionario. Su alarido,
inflexo, reiterante, sin sonido,
narra la historia, en histriónico concierto,
de estúpidas hazañas que, en el tiempo, vivieron una vez
para dar gloria a la Patria y exaltar a “la furia”, al corazón,
al pundonor de la raza...
Ruge al instante la masa, como si fuera un león.
No sabe que el corazón, la Patria, el tesón, la gloria,
no viven en esa historia,
sino en la de la razón.
Y así, el coprófago humanoide, nutre sus vísceras
de la excrecencia que halla al paso.
En la exaltación de su miseria,
vislumbra ya el Planeta de los Simios.
Perfuma y lustra, cada día, su pelambrera salvaje
con mil afeites y ungüentos. Tiende su mano y su mirada
hacia el enjambre de artificios y prodigiosos mecanismos
que le rodean y envuelven, sin alma y sin vida.
Pero, entre cables, “interfaces”, “chips”
y prodigiosas máquinas, que “piensan” y hablan,
se ha quedado idiotizado y mudo. Ya no es un hombre.
Tan sólo prevalecen los más puros y más bajos instintos
de su ser animal. Lo acepta. Toma el impulso y la energía
del austral ancestro que bajó de los árboles.
Golpea con fuerza los puños sobre su pecho,
percute y hurga en sus axilas con los pulgares
y regresa a grandes saltos...
Se olvida de Platón y se acomoda,
sin un rayo de luz, en la más sombría caverna.
Ha muerto el Hombre. El homo sapiens, se extinguió,
como un día se extinguieron también los dinosaurios.
El Hombre, ya no es. Ni Dios tampoco.
No puede ya ser Dios... si no es el Hombre.



 Luis Madrigal

(León, España, 1936)