lunes, 9 de enero de 2012

UN RUEGO A LOS MONTES



DECIDLE, SI LA VEIS


¡Oh suaves altozanos, oh aire mío
si al aspirarlo puro ella me mira…!
¡Oh aliento fértil de mi pobre lira,
que sientes el calor como yo el frío!

¡Oh cielo luminoso…! Qué sombrío
se ha quedado mi cielo, que ya expira…
¡Arrancad de mi pecho esa mentira,
que, a falta de su amor, está vacío!

¡Oh camino de luz, oh claro día,
que habitas bajo azul, allá en la altura,
consuelo de mi opaca celosía!

Decidle, si la veis, que su hermosura
habita en mí… En mí vive su alegría.
Aunque yo he de vivir en noche oscura.



Luis Madrigal