lunes, 4 de marzo de 2013

SI EL ORO TE ACARICIA




NADA MÁS BUSQUES

No busques rimas, ni sílabas, ni un nombre
que no puedan oírse... ¡Nadie escucha!
Sólo el viento, al soplar, se lleva lejos
lo que nunca se dijo, ni halló vida,
rescatando del limbo de la nada
la palabra que ardiente encontró el fuego
para tejer entre hielo su embeleso...
Por eso, toda lágrima  -mientras cae-
antes de nacer en el alma,
al amparo del amargo suspiro que la engendra,
riega los campos que los girasoles alfombran de oro.
Mas, en la noche, el silencio se aleja del olvido
alumbrando en la mañana el fulgor que atesora el orfebre
para engarzar en él tu palabra.


Luis Madrigal