jueves, 19 de marzo de 2020

UNA CUARENTENA PLACENTERA





LA CUARENTENA PERPETUA DE PASCAL
 
En el Campamento militar de la Milicia Universitaria (I.P.S.) de Monte La Reina, llamado también “de Toro”, por su inmediata proximidad a esta Ciudad leonesa, pero en realidad ambas en la Provincia de Zamora, unos días antes del 31 de Agosto, oí cantar por dos veces, en años consecutivos, una canción. La última vez, con más intensidad y agrado, aunque también con cierta nostalgia. Sospecho que la "música" era la de un agradable y pegajoso "son" gallego. La letra de la canción era esta:


Nueve meses de permiso, (bis)
nueve meses no son nada…
No volver al Campamento  (tri)
eso sí que es permisada
 

Monte la Reina, como León, Oviedo y Salamanca, serán siempre para mí hitos imborrables, pero ya no suelo pensar en aquello demasiadas veces. Ahora, en estos días en que los 47.650.000 habitantes de España, de iure, según el censo del pasado año 2019, y salvo ligeras e insignificantes excepciones  -entre imbéciles, trastornados o gente asilvestrada- permanecemos enclaustrados por entero en nuestras casas, lo que verdaderamente me viene a la memoria, son las palabras de Pascal, a las que más adelante me referiré. Pero de momento  -y no pretendo desunir a nadie más que a los que ya están auto-desunidos-  a las subnormales excepciones ya indicadas, tristemente hay que añadir la de los miserables separatistas catalanes, capaces de dejar morir en Cataluña, a tirios y troyanos. Que yo sepa, los vascos no han llegado a tanto, ni a tal extremo, aunque también hayan asomado la oreja. En cuanto a las manifestaciones, sobre todo la de Madrid, del día 8 de Marzo, y a los vídeos que previamente la animaron y festejaron, ya llegará el momento de decir algunas cosas.


Ha escrito un escritor muy español, por serlo no sólo de apellido sino de corazón, Luis Español Bouché, que un español no puede ser exclusivista cuando se trata del amor: “El amor no tiene por qué ser exclusivo. Puedes amar a tu patria chica, a tu patria grande que es España, a tu patria enorme la Hispanidad, y a tu patria absoluta, la Humanidad. No son amores incompatibles, en absoluto. Sólo un mentecato puede pensar que no puedes amar a la vez Barcelona, Cataluña y España. ¡El amor es generoso!”. Pero, estas repugnantes ratas, además de no ser españoles, como ellos mismos afirman, carecen por completo, no ya de generosidad, sino de la más insignificante brizna propia de los seres humanos.


El amor, la solidaridad, la fortaleza, el heroísmo, suelen mostrase más, en su verdadera dimensión, en las situaciones de mayor riesgo o peligro. Y, por ello, y en cualquier caso sobre todos los vicios y aún sobre las mismas virtudes del ser humano, resuenan hoy, en lo más hondo de mí, las palabras de aquella lumbrera para su patria  -Francia-  y para la Humanidad. No solamente matemático y físico, autor en ambos órdenes de celebrados teoremas, formulaciones e inventos “prácticos” o utilitarios, sino auténtico polímata, filósofo profundo y teólogo católico, uno de los grandes defensores de la cristiandad. Estas son aquellas palabras:


Cuando a veces me he puesto a considerar las diversas agitaciones de los hombres y los peligros y penas a los que se exponen en la Corte, en la guerra, de donde nacen tantas querellas, pasiones, empresas arriesgadas y con frecuencia malas, frecuentemente he dicho que toda la desdicha de los hombres viene de una sola cosa, que es el no saber permanecer en reposo en una habitación. Un hombre que tiene lo bastante para vivir, si supiese permanecer en su casa con placer, no saldría para navegar o ir al asedio de una plaza fuerte; no compraría tan caro un cargo en el ejército, si no hallara insoportable el no moverse de la ciudad, y uno sólo busca las conversaciones y las diversiones de los juegos porque no permanece en casa con placer..."



Blaise Pascal 
(Pensées)