miércoles, 16 de marzo de 2011

MIS TRES ÚLTIMOS SONETOS, DE EXTREMA DESPEDIDA, AL AMOR LEJANO E IMPOSIBLE (y III)





III



PARA QUE OTRO VEA SU MIRADA


Es noche y, sin luz, no veo nada
al caminar por un sendero oscuro…
El cielo, oculto está; el suelo duro,
hace sangrar mis pies cada pisada.

Murió aquella ilusión, tan esperada…
Se estrelló con dolor, como ante un muro;
el invierno, se hizo hielo puro
y se apagó la hoguera en la alborada.

Ahora ya, nada busco y nada tengo,
mas quiero que, por mí, lo tenga todo.
El tiempo pasa, y yo no lo detengo.

En un rincón oscuro me acomodo,
mientras, la llama, en mi mano sostengo
para que pueda ver, sin pisar lodo.



Luis Madrigal














ABAJO EL TELÓN