jueves, 19 de julio de 2012

ES UNA DULCE MÚSICA


LA REINA DE LAS ESTROFAS: EL SONETO

Luis MADRIGAL


El Soneto es la reina de todas las estrofas de la métrica castellana por su musicalidad, armonía y contextura noble y delicada. Es verdad que no se genera en nuestra Lengua, sino que, como es bien sabido, procede de Italia, de la poesía italiana. La misma palabra “soneto” es una palabra italiana, diminutivo de suono, lo que ya indica sin más el carácter esencialmente melódico de esta estrofa soberana. Algunos críticos literarios, especialistas en el estudio estructural de la poesía métrica, han dicho que el Soneto es una estrofa artificiosa y complicada, de muy difícil elaboración. A mí, sinceramente, no me lo parece. No me parece que sea artificiosa ni complicada, ni tan siquiera difícil de componer. Naturalmente, tengo que decir dos cosas y ambas con la mayor humildad.En primer lugar que, personalmente vengo componiendo sonetos desde hace ya bastantes años y, desde luego, no puedo yo juzgar su calidad, pero, dicho esto, también tengo que admitir que nunca he encontrado mayor dificultad que para componer otro tipo de estrofas. Es más, hasta diría que mi sentimiento y mi oído me han conducido siempre, al menos con natural sinceridad por los vericuetos de su delicada estructura métrica, de musical simetría, y que es precisamente en este tipo de estrofa donde he podido hallar con cierta frecuencia las mejores imágenes y lo que, al menos a mí, me ha inspirado las más sutiles metáforas, en mi apreciación personal. Así es que, por lo que a mí respecta, no puedo sumarme a la opinión, bastante extendida, de que el soneto es una estrofa de muy difícil construcción.Y, en segundo término, tengo que negar y oponerme a quienes estiman que el soneto es “artificioso y complicado”. No para mí, desde luego y debo confesar también que, por el contrario, se me ofrece siempre muy natural, como si fuese una planta que comienza a despuntar y con un poco de sol y unas gotas de agua, comienza a subir a la altura, hasta alcanzar en ocasiones cotas que ni hubiese podido yo imaginar nunca. Ruego perdón por lo que pudiera parecer inmodestia y que, según creo, en absoluto lo es. Pido disculpas en todo caso por hablar de mí, después de tantos miles, o al menos centenares, de sonetos inmortales escritos por grandes poetas, algunos de ellos dignos de ser considerados, en su ámbito, al lado de las grandes obras del arte universal de todos los tiempos. Ni mucho menos  -¡por Dios!-  podría yo ni insinuar que ninguno de los sonetos que he escrito podrían ni acercarse de lejos a estas piezas magistrales, de tanta belleza. Lo único que he querido expresar, y en ello me ratifico, es la inmensa sensación de placer que siempre he experimentado, mientras los compongo, más aún de la que después percibo al contemplarlos, una vez extraídos de las tinieblas de la nada. Lo que sí he dicho siempre, y creo haberlo hecho también en esta Página, en alguna ocasión, es que el soneto es “una criatura” con tal vocación de belleza, que, como las perlas o los diamantes, hay que desechar a la más mínima imperfección o impureza. Y tal vez por ello, pese a mi sincero intento de humildad, es posible que carezca de ella, por el sólo hecho de atreverme a mostrar los sonetos que elaboro. En fin, ya es sabido que casi todos nos vemos con muy buenos ojos a nosotros mismos y, sobre este particular, no quiero insistir más. Ya dirán ustedes, o diréis vosotros, queridos amigos, si mis sonetos son buenos, malos o para tirar a la papelera, porque, a vuestros ojos, es posible de de todo haya. Por eso, lo mejor será no volver a hablar de mí mismo nunca más, y mucho menos tras haber consumado por mi parte la osadía de mostrarlos públicamente, cuando llegue tal ocasión. Sonetistas, hay muchos; buenos, muy pocos, poquísimos, y jamás pretenderé yo encontrarme entre estos últimos. Nadie podrá hablar nunca con objetividad y mesura de sí mismo, porque pese a la necesidad de hacerlo nadie puede conocerse. Lo que sí voy a hacer en esta entrada, que quizá se duplique, o hasta triplique, todo ello en función de lo que se me vaya ocurriendo sobre la marcha, es tratar de hablar muy claro. Desde luego desde la perspectiva en la que yo me sitúo, partiendo de las reglas métricas, y no ya tan solo de lo que, en la práctica se ha hecho o tratado de experimentar, antes o después. En consecuencia con este planteamiento inicial, que considero básico, y aunque sea ocioso decirlo para muchas personas, que lo saben perfectamente, me parece estrictamente necesario establecer lo que la Preceptiva y la Métrica entienden verdadera y estrictamente por “soneto”. Hasta iré numerando separadamente sus notas esenciales:

        1ª) Es un estrofa de catorce versos, a la que, en ocasiones  -como a todas las demás estrofas-  se puede añadir alguno o algunos versos más. Sobre esto, ya diré después algo también.

        2ª) Esos catorce versos no constituyen en   mismos una unidad, sino varias sub-unidades, ya se escriban éstas seguidas unas de otras o separadas. Entiendo que debe hacerse siempre lo segundo. Este primer elemento me parece sumamente importante: El Soneto es una unidad mayor, integrada por otras sub-unidades menores, pero éstas, como tales, han de ser lo que propiamente son, según su propio concepto, y no otra cosa que no pueden ser conforme a ese mismo concepto.

    3ª) Las sub-unidades métricas, o las sub-estrofas menores que integran la unidad mayor, han de ser, en primer lugar dos cuartetos, uno tras otro, y después dos tercetos, secuenciales también entre sí y secuenciales a los cuartetos.

       4ª) Según lo ya indicado Tanto los cuartetos como los tercetos, han de ser verdaderos y no falsos. Esto es, en rigor, los cuartetos no deben convertirse en serventesios, ni los tercetos en grupos de tres versos, pero que no son tercetos, con total independencia de que los versos del primer terceto se rimen arbitrariamente con los del segundo terceto. Ni aún así podrían, ni pueden ser tercetos, sino eso, “grupos” -y ni siquiera estrofas- de tres versos. Sobre esto, también expondré después más ampliamente mi criterio, pese a que, seguramente, no pueda o no quiera ser compartido.

      5ª) Todos los versos, en todas las estrofas, han de ser endecasílabos. Asimismo, son conocidas las particularidad a este respecto, a las que también me referiré, tanto en los que se refiere a los alejandrinos como a los octosílabos, que dieron lugar al llamdo "Sonetillo".

     6ª) La rima en todas las estrofas ha de ser consonante, pese a que también en cuanto a esto haya “especialidades” y hasta ninguna rima, en una pretendida variación del Soneto.


Cuantas notas o elementos esenciales acabo de subrayar y exigir estrictamente para el Soneto, no obedecen, creo, a ninguna manía personal, y menos aún a ninguna manía persecutoria de infames sonetistas. Ya explicaré, y ya lo entiendo desde este mismo momento que, desde que Garcilaso escribió sus sonetos, conforme al modelo que él mismo había traído de Italia, se fueron y se han ido produciendo distintas variaciones en la rima y en la métrica de esta noble estrofa. Pero también sé que fue nada menos que Lope de Vega, y no yo, pobre de mí, quien para subrayar que el soneto modélico, el que encaja perfectamente en los mejores momentos líricos de la poesía española, es el que es, o el que debe ser, propuso su famoso y antológico modelo didáctico, que se reitera una y otra vez en todos los manuales, aunque a mí me parece que inútilmente. Este es el modelo:

 

Un soneto me manda hacer Violante
y en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando ya van tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y aun parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo y aun sospecho
que estoy los trece versos acabando.
Contad si son catorce y ya está hecho.


Lope de Vega



Que Dios perdone mi osadía, o mi vanidad, o lo que sea, pero…


ESTE, ME LO MANDO YO

Este, no es voluntad de Violante,
que al Fénix mandó hacer aquel soneto.
Mas, otros hay. Os juro y os prometo
que, uno de ellos, voy a hacer yo al instante.

Es arte de paciencia muy constante
y alguna inspiración, pues ya arremeto
con este verso el posterior cuarteto,
a su vez del primero equidistante.

Los tercetos, tampoco a mí me achantan
y… ¡encadenados son!. Que no son de “esos”
que a Garcilaso de su tumba levantan.

Porque, a tal flor, los pétalos ilesos,
cuando hay amor, y no cuando lo espantan,
hay que dejar… Lo mismo que los besos.

Luis Madrigal

Nadie me condene ni juzgue presuntuoso, por Favor. Mi único propósito, en cuanto a mi humilde aportación, ha sido el de demostrar que puede y debe seguirse siempre el modelo clásico inicial sin perjuicio de lo que también diré más adelante, y de lo que han hecho grandes poetas.

UN POCO DE HISTORIA

Cuando alguien me habla de “la Mafia”, esa organización criminal, que tantos disgustos ha causado a la Humanidad, y me recuerdan que es siciliana, que tuvo su origen en Sicilia, yo suelo responder inmediatamente que también allí, en aquella Isla  -que fue España-  nació el Soneto. En esto pasa como ahora en Internet, que está todo lo malo, pero también todo lo bueno. Y creo yo que si “la Mafia” es injustificable, el Soneto compensa con creces a la noble tierra siciliana. Allí nació il dolce stil nuovo, del que surge el Soneto y me alegra sobremanera también poder decir que fue un jurista  -además de poeta-  Cino de Pistoia, el mismo que estableció los límites verticales del derecho de propiedad de un fundo rústico (“por el vuelo, hasta el cielo, y desde el suelo, hasta el centro de la tierra”) quien junto a Guido Guinizzelli y Guido Cavalcanti, cultivó ya dos cuartetos junto a dos tercetos, aunque ciertamente éstos últimos de estructura variable. Desde Sicilia, esta forma se extendió a la Italia central y, en el siglo XIV, el florentino Dante Alighieri compone para su amada Beatrice Portinari, los más bellos sonetos de amor. Porque eso es, inicial y esencialmente el Soneto, la estructura poética especialmente adecuada para expresar el sentimiento amoroso. Años después, también lo hizo, tal vez con mayor sublime delicadeza, el poeta de Arezzo, Francesco Petrarca, quien cantó con embeleso, como objeto de un ideal superior y muy espiritual,  a Laura de Noves, o de Sade, de quien se enamoró, estando ella casada, un Viernes Santo del año 1327, un 6 de Abril, dedicándo a este amor imposible, posiblemente sin ella saberlo, casi toda la primera parte de su “Canzoniere” y, entre otras composiciones, 317 sonetos de amor. Por eso, a mí me apena, e incluso me irrita tanto, verlo utilizado de un modo irreverentemente jocoso, utilitario o insulsamente descriptivo. Para esos fines, hay otros muchos tipos de estrofa. Utilizar a tal fin el Soneto, aparte asimismo de la vaciedad y el prosaísmo que implica, me parece una verdadera profanación. Aunque también sea cierto que, no sólo el dulce amor, sino también su más negro sentimiento antípoda, el odio; o el lacerante dolor, la tristeza o la soledad, pueden ser asimismo objeto de esta magna estrofa. Todo, menos el astracán o el epigrama. Eso no, por favor. Para eso, lo mejor son los ripios, porque resultan mucho más graciosos.

También interesa a la Historia decir que, nacido en Italia, el Soneto es por lógica derivación una estrofa esencial en la poesía española, pero no únicamente castellana, sino de todas las lenguas latinas. En particular, quiero aprovechar la ocasión para decirle a los catalanes que el patriotismo español de Cataluña se ha expresado alguna vez, también en lengua catalana y precisamente en un soneto. Por ello, deseo ofrecer seguidamente, una pieza única, para mi corazón español de un inestimable valor. Se trata de un soneto publicado en catalán por el Diari de Barcelona, en su edición del día 1 de Octubre de 1792, glosando la toma de Bellaguarda en el Rosellón:

Soneto Catalá

Ya del bronze tronnat la força activa
Rompé de Bella-Guarda l´alta roca
Y rendida al foch viu que la sofoca
La guarnició s´entrega i´s fa cautiva.

Lo Gall francés abat la cresta altiva
De son orgull que a tot lo món provoca
Y devant del Lleó no bada boca
Si que fuig atordit quan ell arriba.

Vallespir, Roselló, la França entera
Del valor spanyol lo excés admira:
Ya espera resistir, ya desepera:

Ya brama contra el Cel, però delira:
Que lo cel es qui vol que torne a Espanya
Lo Roselló, Navarra y la Cerdanya.

Asimismo lengua hermana, al lado del catalán, es el portugués. Y en esta lengua (hay que recordar a Camoens, cuando dice que la Diosa Venus, al descubrir la lengua portuguesa, no puede menos de sorprenderse: “Com tan pouca corrupsão, cré e a latina”). Sin embargo no es Camoens, ni Antero Quintal quienes introducen en el portugués el Soneto, sino Sá de Miranda, tras haber efectuado un viaje a Italia posiblemente en el año 1526 o, en todo caso, antes de 1551. Y este es, entre otros, el resultado de aquel viaje. Sá de Miranda es el Garcilaso de la Vega portugués:

 
Azulejos Casa do Barreiro.
En ellos, un poema de Sá de Miranda

Soneto en portugués

Quando eu, senhora, em vós os olhos ponho,
e vejo o que não vi nunca, nem cri
que houvesse cá, recolhe-se a alma a si
e vou tresvaliando, como em sonho.

Isto passado, quando me desponho,
e me quero afirmar se foi assi,
pasmado e duvidoso do que vi,
m'espanto às vezes, outras m'avergonho.

Que, tornando ante vós, senhora, tal,
Quando m'era mister tant' outr' ajuda,
de que me valerei, se alma não val?

Esperando por ela que me acuda,
e não me acode, e está cuidando em al,
afronta o coração, a língua é muda.


Francisco Sá de Miranda

 
El Soneto en italiano

En italiano, puede  hacerse notar el bellísimo soneto del egregio poeta, Dante Alighieri, en el cual se lamenta amargamente por la muerte de su amada Beatriz, a la que se supone objeto del retrato que seguidamente se inserta, inspiradora de su obra inmortal:


Beatrice Portinari

Hey! ... pellegrino in questo modo
Piantate andare fino in fondo indifferenti
Vieni forse come persone lontane
Ignorare il dolore del mio paese?

Come non piangere oh! quando è buio
Attraversa la città dolente,
Come qualcuno che non sa niente, non sento niente
Il lutto grave che scurisce il giorno?

Se ci si ferma ad ascoltare il caso,
So per certo che il pianto, amico,
Impossibile spostare qui;

L'Italia ha perso a Beatrice, e quello che dico
Altri uomini che parlano del bello,
Ha il pregio di fare piangere per lei.

Dante Alighieri


Sin embargo  -para que no pueda decirse que siempre la Poesía pierde con las traducciones-  este bellísimo soneto de Dante, en lengua italiana, incrementa su belleza con la traducción al castellano:

¡Eh!... peregrino que por esta vía
Atraviesas con planta indiferente,
¿Vienes tal vez de tan remota gente
Que el duelo ignoras de la patria mía?

¿Cómo no lloras ¡ay! cuando sombría
Cruzas por medio su ciudad doliente,
Como quien nada sabe, nada siente
Del grave luto que oscurece el día?

Si te detienes a escuchar el caso,
Yo sé de cierto que llorando, amigo,
No pudieras de aquí mover el paso;

Perdió Italia a Beatriz; y cuanto digo
A otros hombres hablando de la bella,
Tiene virtud de hacer llorar por ella.

Dante Alighieri


Traducido ya directamente al castellano, este otro soneto que sigue, escrito por Petrarca a su amada ideal e imposible, Laura de Noves, alcanza asimismo una enorme belleza:

Soneto a Laura

 
Laura de Noves (Piero de Cosimo)

Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra,
y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo;
y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra;
y nada aprieto y todo el mundo abrazo.

Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra,
ni me retiene ni me suelta el lazo;
y no me mata Amor ni me deshierra,
ni me quiere ni quita mi embarazo.

Veo sin ojos y sin lengua grito;
y pido ayuda y parecer anhelo;
a otros amo y por mí me siento odiado.

Llorando grito y el dolor transito;
muerte y vida me dan igual desvelo;
por vos estoy, Señora, en este estado.

Francesco Petrarca


Como ya suponía, esto se alarga. Bueno, se alarga lo que yo quiero decir. Por ello, por el momento concluiré esta entrada. Ya veremos hasta donde me llevan mis reflexiones sobre el particular. El Soneto, lo merece todo. Disculpen, disculpad las molestias, amigos.

***