viernes, 27 de noviembre de 2015

SUSPIROS DE UN CAMINANTE




CUANDO YA NO HAY CAMINO


Sucederá la flor. La vida pasa.
Y entre nuevos capullos florecidos
se apilan los suspiros siempre huidos
del altar del amor, en tabla rasa.

Ardiente el corazón como una brasa,
no alcanza los caminos escondidos
en el frondoso ayer. Ni los sentidos,
oscurecidos hoy en tosca gasa,

pueden saber por qué late el misterio
y resurgen más verdes los laureles,
como mueren las hojas en el ocre

sepulcro que las cubre, cementerio
de mil sueños de miel que fueron hieles
en un mundo tan gris y tan mediocre.


Luis Madrigal