viernes, 25 de noviembre de 2011

ENTRE LA VIGILIA Y EL SUEÑO



UN SONETO EN LA NOCHE
Y OTRO AL DESPUNTAR EL ALBA



I

Porque quiero creer, creo


OSCURA LUCHA POR LA FE


¡Alúmbrame, Señor, que nada veo,
que mi razón es ciega y nada alcanza…!
Mi corazón, destila destemplanza
al hombre que ahogo, en mi creer ateo.

Elevo mi mirada y mi deseo
de hallar entre la niebla tu Bonanza,
y ni puedo lograr más confianza
ni puedo creer más de lo que creo.

La vista dirigida siempre al Cielo,
perdóname, Señor, si no mantengo
y, arrastrando mi paso, nunca vuelo.

¡Aliéntame, Dios mío, si aquí vengo
buscando mi refugio y tu consuelo…
Mas, Señor, si te busco… es que te tengo!




II

La Verdad, nos hará libres


VERDADERO HOMBRE


Hace el arroyo caudaloso al río;
la nieve, a la montaña, más hermosa,
como al rosal hace brillar la rosa
y el hielo hace al Invierno aún más frío.

La Juventud, muestra al pasar el brío
y el color del cristal la mariposa…
Mañana  -el polvo que ha de ser-  la losa,
como la nada el corazón vacío.

Al árbol, su ramaje da la vida
cuando en la flor el fruto ya es certero.
Como un “adiós”, anuncia despedida.

Al encender el fuego de un brasero,
el humo hace sentir pronto su huida
y la Verdad, al hombre, verdadero.



Luis Madrigal