miércoles, 28 de marzo de 2012

LA PROSA (III)



¿HAY CLASES DE PROSA?


¿Existen o no diversas clases de Prosa? En realidad, habría que decir que no. La Prosa, en cuanto forma de estructura del lenguaje escrito, siempre es la misma, lo que sin duda difiere es su contenido, aquello que  -dentro de su carácter estructural- se desea o pretende expresar mediante ella. Pero lo mismo  -aunque no tanto, sino muchísimo menos-  sucede en el Verso. Mediante esta otra estructura lingüística, opuesta a la Prosa, pueden y suelen expresarse generalmente, más que conceptos e ideas -aunque también-, sentimientos, de manera muy general. Si esto sucede, podrá decirse, en general, que el Verso es un instrumento de la Poesía y, en particular, si esos sentimientos son los más íntimos de quien los expresa, de poesía lírica. Pero, como ya dije en mi entrada anterior, también la Prosa puede servir de instrumento a la Poesía. Ese tipo de prosa es la llamada prosa poética. Pero éste, sería, o es, sólo un primer tipo, una primera clase de prosa.

En efecto, cabe hablar de otras muchas clases o tipos más. Además de la prosa poética, que confluye con el Verso en el tronco común de la Poesía, existe, en el mundo de la Literatura, la prosa didáctica, cuya finalidad  es la de enseñar o instruir. Con el debido respeto a determinados lectores  -si los hubiere- y siempre con la mayor humildad, este mismo texto que ahora escribo, podría ser una muestra de prosa didáctica. Al menos, pretendida. Por supuesto, de didáctica general, no de ningún otro tipo específico de didáctica, ya se trate de didáctica moral, cuyo ejemplar más significativo es la fábula, y ésta, además, casi siempre es una composición en Verso; bien nos encontremos en presencia de la didáctica religiosa, cuyo nervio central es la Apologética, o defensa del dogma, aunque también haya de tenerse muy en cuenta la didáctica mística, el esfuerzo sobrenatural del hombre por acercarse a Dios. Sin embargo, tal intento constituye al mismo tiempo la lírica más pura, por lo que, en infinidad de ocasiones, deja de ser Prosa para expresarse también mediante el Verso. El Siglo de Oro español, y dentro de él, sus dos más altas figuras, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, son testimonio de ello.

Género majestuoso dentro de la Prosa, lo constituye sin duda la Narrativa. El género narrativo es un género literario en el que se relata una historia, real o ficticia, y en la que el propio autor puede estar involucrado, y entonces habla en primera persona, o bien ser meramente un testigo de lo que acontece, en cuyo caso escribe en tercera persona. Dentro de él, sus sub-géneros más destacados, son la Novela y el Cuento. En los últimos tiempos, también se habla de “novela corta”, como un posible tipo intermedio, al menos en cuanto a la extensión. El primero de ellos, la novela, es una obra narrativa extensa, que no sólo ha alcanzado todos los momentos de la evolución histórica (novela antigua, novela medieval, novela renacentista y barroca y por último la novela moderna), sino todos los temas o modalidades (novela de análisis, psicológica, filosófica, terrorífica, epistolar, de aventuras, folletinesca, de costumbres, romántica, realista, personal o de autoconfesión, naturalista, científica, humorística, infantil, de guerra, social o de tesis, artística, introspectiva, novela ciclo, novela río y, por último, novela policíaca). Aún podía hablarse de una modalidad más de novela y, aunque la definición es mía, de mi propia invención, por lo que sin duda no será demasiado fiable, como no me importa nada por ello algún posible plagio, voy a facilitar esa definición. Entiendo yo que cabe hablar de la  que se ha llamado novela "roman a clé", o novela en clave. La definición  -insisto en que tan sólo es de mi cosecha particular-  podría ser esta: Es aquella que se escribe, partiendo de una realidad, pero cambiando los nombres de los personajes reales por otros imaginarios y modificando o recreando las situaciones, de tal modo que, tanto éstas como aquéllos, puedan ser perfectamente identificados por las personas que vivieron los acontecimientos y conocieron a los protagonistas de los mismos. Según tengo entendido puede causar terror, sobre todo si se escribe por capítulos o fascículos (como las “telenovelas”, aunque sin descender a su bajura). El terror, naturalmente, se produce entre los personajes reales, sobre todo cuando el autor posee un acusado acento crítico. Es como utilizar un látigo, en vez de una pluma. Debo confesar que, como no me creo precisamente una “buena persona”  -de lo cual ya habrán podido darse cuenta, en especial los lectores del Grupo “Uniendo Letras”-  yo mismo he escrito, hace ya algunos años una novela de este último tipo, que nunca encuentra tiempo para ser ajustada a sus debidos límites, porque de las más de 500 páginas que ahora reúne, debo suprimir unas  200 y agregar 50. Quizá algún día pueda encontrar un editor, pero, con el riesgo de que algunos o muchos de los que posiblemente se echarían a “temblar”, ya se habrán muerto. 


  

Facsimil de una página miniada de
"El Decamerón"  

Narrativa de forma breve, es el cuento, que, como la misma novela, puede extenderse a diversas modalidades y temas. Es un gran error el de pensar que los cuentos, tan sólo se han escrito o escriben “para niños”. Esta es una de sus modalidades, desde luego, la del cuento infantil, que contiene alguna moraleja o simplemente sirve para divertir o entretener. Pero, también existen otros modelos. Existe también, por ejemplo, el cuento artístico, como pura obra de narrativa estilística. En este género, Oscar Wilde, de quien hablaba en mi primera entrada de esta misma serie, ciertamente, es un gran maestro. Y existe el cuento popular, que es una recopilación de sucesos recogidos de la tradición oral. El cuento satírico. En él, Volataire, es el más grande. O los cuentos de tema sentimental, realista, naturalista, histórico o terrorífico, todos los cuales pueden tener las mismas características de la novela, excepto lógicamente su extensión.

Desde luego, en la narrativa pueden encontrarse las joyas más resplandecientes de la Prosa. No sólo en la novela. ¿Cómo no apreciar el brillo de la prosa cervantina, en El Quijote? Pero tampoco hay que olvidar que, 254 años antes, El Decamerón, un conjunto de cuentos y novelas cortas, alcanzó extraordinaria importancia en la Literatura universal. Esa excelencia radica en su elegante prosa, que fue modelo objeto de imitación, no sólamente por los autores del Renacimiento, sino que de él, nació el germen de la novela cortesana.

De algunos de estos tipos de Prosa, me propongo ofrecer algunas muestras de elaboración personal, en futuras entradas. Pero, todavía hay algo más dentro de la Prosa, aunque no todo de la misma importancia. A ello, quisiera referirme en una próxima entrada inmediata. Como en el caso de las anteriores, tampoco quiero hacer ésta inacabable. Hasta mañana, Dios mediante, a todos, mi más afectuoso saludo.