lunes, 9 de junio de 2014

AL FINAL DE LA PRIMAVERA



TRES SONETOS A LA ESENCIA


I

CRUCIAL DILEMA

¿Acaso soy mañana, o sólo existo?
Cuestión esta esencial a todo humano:
¿Tan sólo estoy en mí, o al hombre hermano
llevo siempre conmigo, y leal persisto

en el camino que ando, y aún resisto
el fiero y cruel instinto de mi mano?
Que, más que lo que digo, es lo que emano,
lo que, sin ver, respondo a lo que he visto.

Día será en que mi alma sea más plena
que lo es la luna llena, cuando alcanza
con su más pura luz la noche oscura.

Entonces, brillará en mí la hermosura
que hará igual, en mi ser, peso y balanza
y, conmigo en el aire, el que ella llena.



II

EL MISTERIOSO ARCANO
DE UN NUEVO SER, CIERTO Y ETERNO

¿Será como ayer fue, o un nuevo viento
que desde siempre sopla y que derriba
nubes y muros al solar que arriba
será otra vez, más que antes, nuevo aliento?

El ser no es lo que fue. Es lo que siento
que lento me traspasa, y pensativa
deja mi alma, que flota a la deriva
en cierto e imperceptible movimiento.

Quiero ser yo  -en mí y sin mí-  y saberlo,
vivir en nuevos prados, al poniente
del sol que ya se duerme. Quiero verlo

con ojos de verdad. Que ella me oriente
hacia la nueva luz, y poder serlo
mucho más que ayer fui en mi propia mente.



III

SOY CAUSA Y SOY EFECTO

Saberlo, nada vale… Sin hacerlo
nada se mueve, ni encuentra causa cierta.
La sombra, sombra es. Sólo cubierta
de luz, es la verdad que quiere serlo.

Sólo los ojos limpios pueden verlo
y contemplar, de par en par abierta,
la vida que ya fue, que yace yerta
y, sin nada tener, todo tenerlo.

Persigo esa verdad, sueño y deliro
en el afán de ser mañana y tarde,
sin que nunca a mi ser falte un suspiro.

Y que  -aun en frío invierno-  mi alma, si arde,
pueda templar al que halla siempre el frío
y conservar con fe lo que Dios guarde.



Luis Madrigal



 
Arriba, fotografía de
Brad McDowell