lunes, 14 de marzo de 2011

MIS TRES ÚLTIMOS SONETOS, DE EXTREMA DESPEDIDA, AL AMOR LEJANO E IMPOSIBLE (I)



I

NO VOLVERÁ EL AYER


No acierto a recordar a quién un día
vivió dentro de mí, estando fuera,
ni puedo comprender de qué manera
pude ver cuanto vi… ¿Quizá veía?

Nunca más contemplé tanta armonía
ni oí tan dulce son, como aquel era,
ni pude, con dolor, sufrir la espera
de lo que espero y sufro todavía.

Cuando declina el día, y un lucero
de plata azul, brilla en el firmamento,
pienso que pasaría un siglo entero

sin ver yo tanta luz ni en un momento...
Ni su fulgor lejano y carcelero
podría sentir jamás, aunque aún lo siento.



Luis Madrigal