viernes, 4 de diciembre de 2009

UN SONETO MIRANDO AL CIELO


ANTE EL CIELO GRIS

No me olvido de ti... Cuento tus horas
tan largas como cortas son las mías.
Te conservo en el aire, y en las frías
mañanas de mi exilio, tú en mí moras.

De la luz y el calor que ahora atesoras
guárdame el fuego azul que ayer sentías,
que cambie por dolores alegrías
y el beso de las flores que enamoras.

Yo no podré sus pétalos de seda
ver, al brillar, ni ya sentir su aroma.
Sólo, en mi triste sueño, una alameda,

de hojas ocres y mustias, siempre asoma
tras la ventana en que mi ser se queda
mirando al cielo gris, bajo una loma.

Madrid, 4 de Diciembre de 2009


Luis Madrigal