lunes, 27 de mayo de 2013

UNA DULCE CANCIÓN




TAN BLANCA ERA TU PIEL


Tan blanca era tu piel,
que era la nieve.
Tan rubios tus cabellos,
que oro puro
parecían fulgir,
cuando los árboles
en tu Jardín movían,
al ocultarse el sol,
sus verdes hojas.

Nunca te pude ver.
Nunca mis ojos
en los tuyos hallaron el cobijo.
Mas, a través del Mar,
pese a su anchura,
me trajeron su luz,
y hacia ellos miro y, sin ver,
en ellos veo tan lejos
tu hermosura.


Luis Madrigal