miércoles, 26 de febrero de 2014

AL DECLINAR EL TIEMPO




VIVE EL AMOR EN LA NADA


Si la nada es, en sí, lo que no es nada
y el ser  -que es lo que es-  es el sentido,
sin ser, basta la nada, si un latido
golpea el pecho y nubla la mirada.

Basta que el alma sienta, enamorada,
para que pueda ser lo que no ha sido.
Basta, en la noche, un corazón herido
cuando la luna brilla iluminada.

Y, si es cierto que raudo el tiempo huye
no ha de pasar la hora, siempre tierna
si el dulce amor, cual río azul, aún fluye.

Si es fugaz la que alumbra en la caverna,
la luz que habita el sol nunca concluye
ni se acaba la llama que es eterna.


Luis Madrigal



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