miércoles, 29 de abril de 2015

EN EL SILENCIO




AQUÍ Y AHORA CAMINO


Aquí, tras las ventanas, se ve el cielo
tan azul o tan gris, según el día,
la hora o el momento. La alegría
vive en el corazón.
La fe, el amor, la tensa espera
del tiempo incierto que entre saltos pasa.
La esperanza incesante, que sostiene
al peso y la razón; el paso alegre
por el duro camino, entre barrancos,
hasta la paz y el sosiego,
que conduce al sediento hacia el oasis
de doradas arenas, donde el agua
sonríe dulcemente
y el viento agita la Palmera que alegra el arenal.
Todo está aquí. Ellos, están.
Yo, soy. Y sonrío al dolor y a la angustia,
al miedo y la nausea,
deteniendo el vómito y la ira.
Pero, no estoy.
Tan sólo camino, mientras el paso me mira
y a veces me escupe, sin que yo lo advierta.
Me refugio en la nada
y en el lamento que aletea dentro de mí.
Y sigo. No puedo detener el paso.
Salvo que la muerte, benévola y sumisa,
quiera asomar su rostro tras cualquier esquina.


Luis Madrigal