lunes, 27 de marzo de 2017

ORACIÓN POR UN HOMBRE BUENO




D. E. P.


El Señor Don JAIME SERRANO-SUÑER POLO

Dr. Ingeniero de Telecomunicaciones


que falleció en Madrid
el día 17 de Marzo -Viernes- de 2017


Descansa en la Paz del Señor, querido Jaime. Nunca podré olvidar tu enorme bondad, tu integridad moral, el afecto que me otorgaste y la dignidad con la que afrontaste cada uno de los más difíciles momentos de tu vida.


Luis Madrigal Tascón
Abogado del Ilustre Colegio de Madrid,


el último y más insignificante de tus amigos, ruega
a cuantas personas de espíritu cristiano pudieren leer
esta noticia, una oración por el eterno descanso de tu alma.


Dijo Jesús a Marta: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás".  (Juan 11: 25-26)








jueves, 23 de marzo de 2017

CUANDO EL INVIERNO VUELVE




EL VIENTO BUSCA EL SUR

El frío volvió... Alzóse el viento
que extiende las raíces de los árboles
hacia el lejano Sur... Quiere encontrar
las huellas de un naranjo florecido,
en el ocre rojo del Otoño.
Desde la invernal Primavera alza la vista
con vital esperanza de trocar el frío en calor,
allá donde anida y enraíza la duda.
Mas, nada teme. Renueva su ferviente anhelo
de encontrar, vivo y fecundo,
el suspiro de una rosa
que se durmió en el aire,
abrazada a una sóla gota de rocío.


Luis Madrigal








martes, 21 de marzo de 2017

EN SORDO ESTRUENDO



TRILOGÍA DE SILENCIO

I

BUSCO SIN ENCONTRAR

Te busco, sin hallar
nada en el aire.
Ni en el terrestre espacio
que me acoge.
Nada supe de ti,
ni nada tengo
que me acerque al rincón
donde ahora yaces.
¿Te has ido para siempre
y ya soy nada?
El silencio golpea,
en sordo estruendo,
mis maltratadas sienes,
cual gélida respuesta.
Se lo digo así al aire
y a la blanca aurora;
a la noche que extiende
-azul-  su negro manto.
Y nada me responden,
ni puedo saber nada.
Que nunca nada supe
en el ayer lejano...



II

NADA EN EL AIRE

Nada en el aura pura,
nada en el suave viento
que acaricia las copas de los árboles.
Nada en el agua, ondulada,
de aquel Río
que corre entre gigantes vegas,
tan llenas de verdor y de hermosura.
Nada en las nieves
que besan en la altura
cumbres de hielo
encaramadas, entre riscos y fallas,
siempre al cielo...
Nada en el eco mustio de la tarde,
santuario ayer de la palabra viva,
sudario hoy de un presente árido y frío.
Clamor sin fe, osario, mástil roto
de singladuras muertas.
Nada fue ayer.
Hoy, es. Sólo tristeza.



III

¿DÓNDE ESTÁS...?


¿Dónde estarás...?
¿Qué te ha pasado
que, en este mundo, no apareces?
¿Te has dormido en el aire
sobre una nube blanca?
¿Tal vez, tan triste estabas
que has optado
por la eterna alegría...?


Luis Madrigal








lunes, 20 de marzo de 2017

¿PRIMAVERA...?



UN AÑO MÁS

Un año más, se produce  -se ha producido ya-  el acontecimiento astronómico de la Primavera. Pero ¿acaso ha venido, se sepa o no el por qué? Nadie lo sabe, porque, un año más, parece que inmediatamente continuará siendo invierno, en una vuelta de tuerca meteorológica en sentido contrario a las agujas del reloj. Otra vez, en pocas horas, al frío invierno. Al menos, al frío corporal, sensible de la misma manera termométrica. Al tiempo desapacible y bruscamente cambiante. Malo para el organismo humano, para el cuerpo, y dicen que también psiquicamente malo, o al menos desasosegado e incierto, allá en las bodegas del ser.

El espíritu, en cambio -aunque no sea excesivamente distinto- no es la psique, sino acaso una dimensión cualitativamente distinta, pese a resultar colindante. Eso, lo sabrán los neuro-biólogos, los psicólogos, o los psiquiatras, si es que lo saben, o pueden saberlo. También dicen saberlo los teólogos, alguno de los cuales afirma que la Física del espíritu es la Teología o, más descriptivamente, que el ser humano es una unidad fisio-psico-espiritual.

En todo caso  -y por tanto en cualquiera de todos los posibles-  los hechos siempre son ineludibles. Y hay algunos hechos que, por su presunta apariencia inquebrantablemente tozuda, inquietan sobremanera y hacen presagiar acontecimientos y estados tristes. Quizá haya llegado ya la Primavera, bien para quedarse o simplemente para ser, una vez más, remedo doloroso y quebrantado del más puro Invierno. Será lo que haya de ser, de eso no hay duda. Pero nunca debe perderse un rayo de esperanza. Yo, lo deseo hoy firmemente.


Luis Madrigal


Arriba foto de EUROPA PRESS






lunes, 13 de marzo de 2017

UNA METÁNOIA





LA METÁNOIA DE ANTONIO ESCUDERO


A Doña Isabel Escudero Ríos,
que sigue viviendo, ve y escucha lo que
nunca vió ojo ni oyó oído.


En griego, μετανοῖεν, no significa otra cosa sino, simplemente, cambiar de opìnión. Constituye un enunciado retórico para expresar la idea de que alguien se retracta de algo y, como muchos otros términos griegos, este es compuesto; se fabrica con el ingrediente de otros contenidos semánticos más simples, μετα  (más allá) y νους (mente). Casi podría decirser "alma", ya que en esta última residen las propiedades más esenciales, según el viejo apotegma aristotélico-tomista, que se le atribuyen, la inteligencia, la memoria y la voluntad humanas. Ciertamente, a veces, en la vida, alguien cambia de destino y, consecuentemente, de camino o de rumbo.

En el orden psicológico, Jung entendía este mismo término como un intento espontáneo de la psique por librarse de un conflicto insoportable. Creía que los episodios psicóticos podían entenderse, a veces, como crisis existenciales buscando la autorreparación. Pero, en el Evangelio  -en la Buena Nueva, que bajó a la tierra Jesús de Nazaret-  la metánoia equivale a un cambio interior, a una conversión radical, a una transformación profunda, no sólo de la mente, sino esencialmente del corazón. Y esta transformación, a veces lenta y progresivamente tortuosa; en ocasiones súbita y esplendorosamente feliz, conduce siempre a la santidad, que no es otra cosa sino aquel estado en el que se alcanza la vida misma de Dios. Porque, los "santos", no son esas figuras, a veces de aspecto externo más bien ridículo, que se encuentran en los altares de los templos, sino, simplemente, unos cristales, tan puros y tan limpios, que dejan pasar a través de sí toda la Luz.

La luz es dada a todo hombre que viene a este mundo, según proclama de modo contundente el evangelista San Juan, pero, por circunstancias bien diversas, de todo orden, algunos o muchos seres humanos no llegamos a sentirla, a percibirla, o ni tan siquiera a vislumbrarla. Y cuando, bien a fuerza de pedirla, de suplicarla tenaz y dolorosamente, o bien de que, en virtud de un chispazo súbito, repentino, pero de una extraordinaria potencia, al fin alguien, algún humano, consigue que le alcance la luz, no tiene más remedio que dejarla pasar, limpiamente, a fin de que pueda alumbrar a otros. Y este proceso de conversión, de acertar a ver con especial claridad que eso que llamamos el mundo geo-botánico, el exterior a nosotros mismos, desde un insecto al extremo sideral de las galaxias  -siempre en constante expansión, según se dice-  no es más que una pequeña cosa, porque, dentro de cada ser humano, habita una realidad mucho más grande  -esto-  esto es de verdad una metánoia.

Y esto es lo que muy recientemente (me atrevería a decir que en las postrimerías de este último verano), le ha sucedido a una persona que, aparentemente, a mí me recordaba mucho más a lo que trata de explicar Jung, que a lo que, entiendo, de verdad y en lo profundo le ha sucedido. Desde entonces, le he pedido me tome como un amigo, porque su pureza, la de hombre bueno por naturaleza, y su enorme sabiduría, la consiguiente a su rigurosa formación intelectual y a su pasión por el saber, se ha visto incrementada por un poderoso rayo de la Luz, que, como a Jesús en el Monte Tabor, casi le ha transfigurado, convirtiendo en nieve sus, a veces, rústicas y desmañadas vestiduras.

Este nuevo amigo, y hermano en la fe que yo aspiro poseer, se llama Antonio Escudero Ríos. Es un inquieto colaborador de un periódico digital mejicano llamado "mundojudio.com". Y lo seguirá siendo siempre. En realidad, en Antonio, más que una conversión ex novo, concurren las circunstancias de una "re-conversión", si el término no resultara prosaico y aparentemente análogo a lo que sucede en los torpes procesos industriales. Porque, Antonio, fue bautizado con agua, en nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, como tantos otros seres del mundo. Sus buenos padres, le inculcaron la fe cristiana, aunque permaneciera al margen de ella y de la Iglesia durante cuarenta años consecutivos. Y tampoco puede decirse que Antonio fuese  ningún incrédulo. Por sus venas, intelectuales y morales, durante todos esos años ha corrido de modo caudaloso la savia judeo-cristiana, debido a su enorme amor a Israel y a nuestros Hermanos Mayores. Podría decirse que Antonio, más que de la Iglesia de su pueblo natal  -Quintana de la Serena, en la Extremadura leonesa-  procede de la Sinagoga. Pero, la síntesis final, su convergencia en Cristo Jesús, un judío de la tribu de Judá y de la Casa de David, ha sido tan luminosa como la Luz misma y ha producido el prodigioso resultado de ser bautizado con el fuego del Espíritu. Prueba concluyente de ello, ha sido su sentimiento y serena conducta durante la última enfermedad y la muerte de su hermana Isabel, tan querida y admirada por él mismo entre tantas otras personas, a la que sin duda condujo, en sus últimos días de vida, a la Casa del Padre. Es para mí una inmensa alegría poder decirlo.



Luis Madrigal




sábado, 4 de marzo de 2017

VIVIR UN SUEÑO




EL SUEÑO DE LA VIDA


Pasan minutos, horas, siglos...
Mas, no pasan.
El que pasa soy "yo".
¿Acaso el tiempo
-además de un Misterio-
no es eterno?
Desde que un día fue,
hoy sigue siendo
y será siempre así.
Sin mí o conmigo.
Eso, no importa.
Sólo "yo" soy, pero no tiempo;
en él discurro y voy.
A veces, vengo.
Otras, parece floto
en un "sin serlo"
que, entre el día y la noche, agita el viento.
Un viento que no sopla,
ni azota el rostro,
ni quiebra los cristales que el sol despierta.
Sólo arrastra suspiros
-tal vez, son nada-
dolores y latidos,
quejas y miedos.
Sólo un sueño dormido
que se va al Sueño...


Luis Madrigal