miércoles, 28 de octubre de 2009

SOY UN "MANAZAS", PERO NO TAN NARCISISTA


No aprenderé nunca a caminar por este complicado mundo de Internet y de los Blog. Resulta que, como sí que soy un poco vanidoso, avergonzado una vez más de tener tan pocos "seguidores", frente a tantos otros Blogs o Bloges, que los cuentan por centenares, he tratado de corresponder a mi última gentil seguidora, "Eterna Aprendiz", en justa reciprocidad, como en el mundo diplomático, pero al tratar de hacerlo, aún no sé por qué azares de dichos complicados artilugios, en lugar de declararme "seguidor" de ella, lo he hecho de mí mismo. Perdonen todos ustedes, perdonad queridos amigos, pero no cuento con 22 seguidores, como podría darse a entender, a primera vista, en la columna derecha de mi propio Blog, sino tan sólo 21. El "seguidor" número 22, soy yo mismo, si ustedes me hacen el favor de fijarse en tan ridículo detalle. Esto es, que soy "seguidor" de mi mismo, como aquel Ministro de la Dictadura de Franco al que llamaban el Ministro de Información, no "y" Turismo, sino "de" sí mismo, para provocar al propio tiempo la rima jocosa. Todavía no he logrado saber cómo puedo "quitarme" de enmedio, en el sentido menos cruento y suicida de la palabra. Simplemente, no sé cómo diablos se suprime el estatus o condición de seguidor. Supongo que no podrá hacerse respecto a los demás, esos generosos seres que han decidido leer las idioteces que escribo, pero sí debería poder hacerse en lo que se refiere al "autoseguimiento". Se admiten y ruegan consejos y sugerencias, porque, ¿para que puedo o necesito yo hacer semejante cosa? Es cierto que no soy capaz de controlarme ni conducirme a mí mismo, pero ¿seguirme?. Eso si que no lo necesito en absoluto. No necesito seguirme porque siempre estoy conmigo. Luis Madrigal.-





lunes, 26 de octubre de 2009

ABRAZADO A LA TRISTEZA. Otro soneto de Alphonso Carbajal



LO MISMO QUE MI PENA

Cuando en el mar diviso tu reflejo
y siento el dulce canto de las olas;
cuando el trigal se llena de amapolas,
tiñiendo al sol de su color bermejo.

Cuando tu rostro veo en un espejo
y muestran ya tus rosas sus corolas;
cuando sin ti las horas huyen solas
y el plenilunio brilla, sólo dejo

abierta mi ventana... Que la luna
de ti traerá el consuelo, y ya la aurora
apareja su carro, por fortuna.

Su sonrosada luz, en buena hora
podré gozar, serena y oportuna,
lo mismo que mi pena gime ahora.


Alphonso Carbajal





jueves, 22 de octubre de 2009

ARREPENTIMIENTO Y PERDÓN


He tenido ocasión de leer en algún sitio, por cierto muy querido para mí, que las rosas -supongo que sólo algunas- piden clemencia por las culpas ajenas y, tal vez por ello, prefieren ser molidas en un mortero de sal que despertar una nueva mañana escindidas entre el arrepentimiento y el perdón. Naturalmente es una metáfora, una bella metáfora, porque las rosas no pueden experimentar ni arrepentimiento ni perdón, sentimientos éstos privativos de los seres humanos. Al menos que de momento se sepa. Personalmente, yo me alegraría mucho de saber que las rosas, esas flores tan bellas, pueden albergar sentimientos. Pero, por el momento, a mí me parece que la expresión de referencia, necesariamente, ha de referirse a las personas, a los seres humanos. Y esto es lo que me ha hecho meditar por un momento, porque, dentro de la infinidad de matices que pueden concurrir en uno y otro de estos dos conceptos, el arrepentimiento y el perdón, en función del punto de vista desde el que puedan analizarse, lo substancial, según me parece, es que, en principio resultan antagónicamente contradictorios, o como mínimo opuestos. Desde luego, considerando uno y otro desde el punto de vista de las culpas ajenas, ninguno de ellos pueden hallar cabida en la conciencia propia, porque nadie puede ni arrepentirse ni pedir perdón por las culpas de otro, de las que es absoluta y radicalmente inocente, por muy próximo y hasta íntimo pueda resultar, respecto a ese otro, ya sea en la amistad, en el amor o hasta en el propio e íntimo parentesco. Solo cada cual es responsable de sus propios actos, nunca de los actos de los demás, por muy cercanos se encuentren, ya sea floreciendo en el propio rosal, ya víctima de las espinas que siempre tratan de guardar y proteger a las rosas, y que por ello siempre pueden causar alguna gota de sangre al acercarse a ellas. Pero, como me parece, en principio arrepentirse y perdonar -de lo que son respectivamente acciones el perdón y el arrepentimiento- si no contradictorias, sí parecen cuestiones muy distintas y, por ello, seguramente resulta muy coherente experimentar un sentimiento intermedio entre el arrepentimiento y el perdón. Sin embargo, en primer término, el arrepentimiento, siempre es un acto exclusivamente personal y unilateral. Sólo "yo" puedo arrepentirme, porque ello consiste en sentir pesar por haber hecho o no haber hecho algo, que tan sólo y únicamente a mí me concierne y que únicamente yo pude o no pude hacer o haber hecho, sin que en ello puedan intervenir de modo alguno los demás. Y en este mismo sentido, también lo es el perdón en su aspecto activo y unilateral, es decir la petición de clemencia, o de indulgencia, por mi parte al otro, a aquél a quién he ofendido. Yo sólo puedo arrepentirme y yo sólo puedo pedir perdón. Nadie puede ni arrepentirse ni pedir perdón por mí. Pero el perdón difiere del arrepentimiento, en albergar dentro de sí, no sólo una dimensión activa y unilateral, sino también pasiva y bilateral, la de perdonar a otro por la ofensa recibida, o por algún tipo de deuda u oblligación pendiente, para que alguien que "no es yo" pueda obtener la gracia de ser perdonado. Por ello, me parece que despertar cada mañana, como las rosas, escindido entre el arrepentimiento y el perdón, debe ser una angustioso estado de conciencia, del que tan sólo puede liberarnos el despejar la duda, existencial y esencial, de si acaso hemos de arrepentirnos de algo, hecho o no hecho, que no debimos o debimos hacer, y en tal caso si hemos de perdonar o más bien de pedir perdón para poder ser perdonados. Personalmente, yo siempre me despierto pidiendo perdón. No soy ninguna rosa. Por cierto, ¿tendrán corazón las rosas? Quizá lo tenían, o lo han tenido alguna vez y lo han perdido... Luis Madrigal.-



miércoles, 21 de octubre de 2009

CUANDO SE PONE EL SOL


Ahora, en estos últimos días, me ha dado por "robar" imágenes -fotografías- de entre las que publica FLICKr, y hoy he encontrado esta que arriba se muestra. La he titulado, por mi cuenta, "Cuando se pone el sol". Para ser más exacto, debería haber añadido "sobre el mar". Pero, está claro, que nunca es posible la exactitud, en nada. No lo es en las definiciones, sea cual fuere el concepto. Definir es casi imposible, aunque el objeto que trate de definirse sea tan elemental como una simple mesa, o una silla... No digamos si lo que es preciso o necesario definir es un concepto, o una idea. Y tampoo es facil hacerlo con las fotografías. A lo sumo se les puede poner -como dicen los periodistas- "un pie". Un pie de foto. Los periodistas, como la mayor parte de ellos no piensa, siempre pueden arreglarse con los pies, al igual que los futbolistas, quienes lo hacen en el sentido más estricto de la palabra. Se valen de los pies, aunque a veces lo hagan de la cabeza, pero tan sólo por fuera, ya sea para "rematar" a gol, ya para propinar al contrario un cabezazo en un pómulo, o en un ojo, seguido de un "escupitajo" y de algún insulto mortificante, generalmente relativo a la madre del insultado. Por eso, tal vez, los futbolistas, son casi todos millonarios en unidades monetarias corrientes, aunque generalmente sean también analfabetos en casi todos los idiomas cultos y en la totalidad de las lenguas "bárbaras". Por eso atraen el furor de las masas, su admiración más profunda, siendo universalmente conocidos y admirados. La única explicación posible del fenómeno, es la de que las masas, se han quedado, poco a poco, sin minorías, sin minorías egregias que puedan fermentarlas, más o menos del mismo modo que la levadura hace con la harina para que pueda convertirse en pan. Disculpen ustedes, disculpad, mis fieles y escasísimos lectores (si es que acaso alguno de ellos lee lo que escribo), pero es que hoy, y ya hace algún tiempo, estoy sumamente aburrido, cansado, desorientado y confuso. Por no añadir también, a todo ello, para que rime en consonante, profuso y difuso. Y cuando me encuentro así, en vez de sembrar, desparramo y digo inmensas tonterías como estas que acabo de pronunciar "ex cathedra", y "urbi et orbe". Para eso dispongo de este magnífico medio de Internet y de Blogger, que se brinda a ello, salvo que alguien con alguna dosis de sentido lo denuncie, no por obsceno ni políticamente peligroso, ni ninguna otra cosa por el estilo, sino simplemente por estúpido. Para eso, para la estupidez y la estulticia, aún no se ha inventado la censura, ni los interdictos prohibitorios, o prohibitivos. Nada. Cualquiera puede decir, como es demasiado frecuente comprobar a diestro y siniestro, en este mundo de los Blog, montones de estúpidas y diparatadas memeces. Y no pasa nada de nada. Al contrario, suelen recibir grandes elogios y jubilosas manifestaciones. Por qué, entonces, no puedo decir yo otras tantas o similares estupideces. No puede uno estar siempre pendiente de pronunciar aleccionadoras palabras, ni sabias sentencias, sino que, de vez en cuando, debe y tiene que decir alguna perfecta tontería, para demostrar que es perfecta y dolorosamente humano. Y eso es lo que yo he preferido hacer hoy. Eso sí,les he ofrecido a todos, y os he ofrecido queridos selectos amigos, una maravillosa puesta de sol... sobre el mar. ¡Vamos, vamos, elógienme, elogiadme apasionadamente... Decid que soy maravilloso. ¿O tal vez no es así?. Luis Madrigal.-

Y un ruego: Por favor nadie desprecie la sublime melodía que seguidamente se ofrece. Decía un gran músico, que estaba muy bien hecha.



lunes, 19 de octubre de 2009

SÓLO DEL CIELO. Un nuevo poema de Alphonso Carbajal


SÓLO DEL CIELO...

Yo he visto una ola mansa -cadenciosa-

posarse sobre arena, en una playa.
Y he visto un Arco Iris -luminoso-
brillar tras la tormenta de verano...
He visto a un abedul y a una palmera
acariciar el viento, entre las nubes.
He visto un campo de brillantes girasoles, buscar al sol,
pero nunca unos ojos, cara a cara...
Ya nunca los veré, amargo sino,
tardía y débil fuente de agua viva
que, entre el fuego brotó... Ya se ha agostado
y ni una gota, al calcinado suelo,
llega de vez en vez, como llegaba...
Sueño despierto y leo la palabra
que ya no entiendo, ni sé a quién le habla.
Espero en vano que, del aire, llegue a mis ojos la onda que se expande
y siembra, en horizontes perdidos, un tenue eco de vida y de esperanza... Se desgranan las horas y los días,
las noches junto al alba... Nada llega... Ya no hay nada.
Me acomodo vencido en mi ventana
y miro, sin mirar, perdido, al cielo...
¡Sólo del cielo puede llegar la brasa...!

Alphonso Carbajal




viernes, 16 de octubre de 2009

UNA CHICA DE FLICKR


DSC_0322
Cargado originalmente por vuongtng
De FLICKr, el gran programa fotográfico, quizá el más importante del mundo, para la publicación de fotografías, y no de "filtr", o como se escriba.. Se trata de una modelo que se llama Kate Croley. ¡Qué distinto el suyo al rostro publicado ayer, de Santa Teresa de Ávila, pintado por Fray Juan de la Miseria! Ya decía yo mismo también en la entrada anterior que, muy posiblemente, a Santa Teresa le hubiese gustado ser más guapa de lo que era, pero ¿tanto como la Srta. Croley?. Pues hasta ella podría ser como Santa Teresa, si se lo propusiera. El fotógrafo, en este caso, desde luego no es Fray Juan de la Miseria, porque en aquel tiempo de la Edad Media, no existían las cámaras fotográficas, y menos entre carmelitas descalzos, pero hay que reconocer que tampoco este señor lo hace nada mal. Se llama, según creo, Vuong Nguyen. Enhorabuena a ambos. Por algo ya Carlos Gardel, cantaba a aquellas rubias de Nueva York . Luis Madrigal.-


jueves, 15 de octubre de 2009

LA ÚLTIMA MORADA


Hoy, como todos los 15 de Octubre, se conmemora la fiesta de Santa Teresa de Ávila, y antes de que acabe el día, quiero rendirle mi más sentido homenaje y el ruego de su impetración. A aquella mujer que se llamó a sí misma Teresa "de Jesús", simplemente, pudiendo haberse llamado Teresa de Cepeda Dávila y Ahumada. No fue ella una mujer vulgar y, menos aún, una monja corriente y moliente, como, quizá esas que se casan con Dios porque "ni Dios quiere casarse con ellas", según el dicho bárbaro, tan español y, seguramente tan incierto e injusto, como casi todos los "dichos". Teresa no era, ciertamente, demasiado guapa, por no decir abiertamente que era más bien feita. Nos lo dice el cuadro que pintó de ella Fray Juan de la Miseria (¡qué nombre se ponían aquellos carmelitas descalzos!), cuando ya había cumplido, eso sí, los 60 años. Pero es igual, Teresa se casó con Dios porque así lo quiso, apasionada y libremente y, toda su vida, desde que se empeñó en seguirle de cerca hasta alcanzar la última y más íntima morada, fue una intensa persecución en busca del Ser amado. Pero, no lo hizo, de ninguna manera, como esas "beatas" de hoy, que tanto han venido torciendo la cabeza, inclinadas sobre sus reclinatorios de terciopelo, sino que se enfrentó a su propia naturaleza humana, para desde ella, seguir en continuo ascenso, morada tras morada, en busca del eterno y radical Amor. Ello no consituyó obstáculo alguno para que disfrutara a lo lindo con los Libros de Caballería y con los de Romances, hasta que los prohibió la temeraria Inquisición, lo que a Teresa disgustó notablemente, protestando de ello. Ella escribió lo que escribió, en prosa y en verso, alcanzando una alta cota de sensibilidad poética, por rigurosa orden y encargo de su confesor. Es decir, hizo al revés que Santo Tomás de Aquino, que dicen quiso quemar la Summa después de escrita, por considerarla un objeto de vanidad y soberbia. Quizá no tanto, desde luego, pero, pese a todos los pesares y a cuanto pueda decirse en contra, no estoy yo muy convencido de que la Teología -esa "ciencia" que toma nada menos que a Dios, como objeto tanto material como formal de conocimiento- pueda ser en verdad una ciencia. Me parece, tengo la impresión, de que a Dios no puede conocerlo ningún humano, por la vía de su pura razón, porque de lo contrario no podría ser Dios. Teresa lo supo enseguida y, por ello, más que a explicarle, se dedicó a buscarle, haciendo de su alma un "Castillo Interior". Eso no le impidió encontrarle en todas partes, además de "entre los pucheros", sino especialmente entre las risas y la verdadera alegría y sosiego del alma. Dicen que, durante dieciocho años, el Señor desapareció de sus sentidos y de su espíritu; que tuvo que pasar por ello una "larga noche", la larga noche del alma que no encuentra al Ser supremo que busca y necesita. Pero Teresa fue una mujer "existencialista", en la más profunda y rigurosa dimensión de este concepto filosófico, según proclamó un gran existencialista, dicen que ateo, aunque yo no lo creo, Martin Heidegger, cuando dijo que "existir es estar en el tiempo para ser". Teresa de Ávila, estuvo en el tiempo, en el suyo, para eso, para ser", y ello le condujo, arrastrándose en carne mortal por los caminos de Castilla, de Ávila a Alba de Tormes, hasta llamar con los nudillos a las puertas mismas de la Trinidad divina... A ella, no le faltó, como a casi todos nos falta el tiempo para ser, una u otra cosas, las que sean, virtuoso violinista o futbolista del Real Madrid... A ella, le sobró tiempo y esa demasía fue un terrible calvario, al sentirse como una especie de "zombi", como una muerta en vida. Y por eso "moría porque no moría". No era una frasecita para "sonar bonito", era una viva y angustiosa realidad. Teresa, sin proponérselo, es hoy Doctora de la Iglesia, porque lo que escribió fué lo que le dictó al oído su propio Fundador, y además sin saber Latín, ni Filosofía, ni casi nada, pese a ser, para su tiempo, una mujer ilustrada o más o menos cultivada en la lectura de lo que entonces podía leerse. Era, hasta presumidilla. Cuando Fray Juan de la Miseria pintó el famoso cuadro que hoy se conserva, el mismo que arriba se reproduce para ilustrar esta entrada, no se sintió precisamente halagada, sino que manifestó, cara a cara, a su pintor: "Qué fea y legañosa me habéis pintado, Fray Juan". Eso se llama, ser una tía simpática y con "buen rollo", como hoy se diría. A Teresa, sin duda, le hubiese gustado también ser humanamente más guapa, en lo que al cuerpo se refiere, pero debió tener muy claro, o hasta tener el presentimiento de que, a su muerte, aquél sería "descuartizado", a fuer de recabar reliquias medievales, entre la simple hechicería de las gentes, más o menos las mismas -hechicería y gentes- de hoy, de ahora mismo. Por eso, si alguien va a Alba de Tormes, en la noble Salamanca, no vaya allí buscando a Teresa. Aparte de que casi no quedó ni un rastro de su cuerpo. Se dice que desde los dedos hasta el propio corazón, todo fue objeto de relicarios, y el propio General Franco andaba de un lado a otro con un brazo entero, el famoso "Brazo de Santa Teresa". Pero, dedos o brazos aparte, Teresa no está allí, porque al fin consiguió morirse y ese día, al alcanzar la última morada -o ya antes quizá, en algún momento- se hizo traslucida y vaporosa, como el humo de las nubes o como el viento que hiere las torres y los campos de su Ávila natal. Enhorabuena a todos los abulenses. Hoy es el día de "su" Santa, pero también de la gran Santa de España, la que dió su nombre a otra Teresa, aquella Teresita de Lisieux y, por ende, esta última a la tercera Teresa, la de Calcuta, aquella albanesa que quiso vivir entre los leprosos, en lugar de entre las señoritas irlandesas, y cuyo recuerdo sin duda late permanentemente en la memoria de toda la Humanidad. Desde luego, es importante eso de llamarse Teresa. Luis Madrigal.-

Seguidamente, la composición músical"Alma Redemptoris Mater", de Tomás Luis de Vitoria, también abulense, y bautizado en la misma pila bautismal que Teresa.





martes, 13 de octubre de 2009

RÉPLICA METAFÍSICA A UNA BELLÍSIMA FOTO




SER

Nada fluye, todo es.
Y del ser, no es la aparencia
aquello que mi ser siente;
es el ser que, aun inconsciente,
dentro de mi ser ya es.
Sea a derecha, o al revés,
mi camino yo lo trazo,
lo ande o no... O lo desande...
O vuelva a andarlo otra vez.
De mis pasos, la experiencia
nada altera lo que es.
En mi existencia, es la esencia
quello que al fin seré.


Alphonso Carbajal

De su Primer Libro de Poemas: "Amor y Tinieblas"
(III. Cantos de gozo y esperanza. Poema 59)


Arriba, una fotografía llena de belleza, ilustrativa -bajo el título "El fluir de la vida"- del Poema "Devenir", de la poetisa y fotógrafo argentina Alicia María Abatilli:

(aliciamariaabatilli@gmail.com)
; (htpp://www.enelpaisdealiciamaria.blogspot.com/)




viernes, 9 de octubre de 2009

12 DE OCTUBRE... DE 1492


"ALLENDE EL TRÓPICO DE CAPRICORNIO, SE ENCUENTRA LA MORADA MÁS HERMOSA, PUES ES LA PARTE MÁS ALTA DEL MUNDO, ES DECIR EL PARAISO TERRENAL"

Cristobal Colón


"EL ALMIRANTE SALIÓ A TIERRA EN LA BARCA ARMADA, Y MARTÍN ALONSO PINZÓN Y VICENTE YAÑEZ, SU HERMANO, QUE ERA EL CAPITÁN DE LA NIÑA... SACÓ EL ALMIRANTE LA BANDERA REAL, Y LOS DOS CAPITANES DOS BANDERAS DE LA CRUZ VERDE CON UNA "F" Y UNA "Y", ENCIMA DE CADA LETRA SU CORONA. PUESTOS EN TIERRA VIERON ÁRBOLES MUY VERDES Y AGUAS MUCHAS, Y FRUTAS DE DIVERSAS MANERAS... LUEGO SE JUNTÓ ALLÍ MUCHA GENTE DE LA ISLA..."

(De la Crónica coetánea)




martes, 6 de octubre de 2009

LA HIPERSENSIBILIDAD


Ser sensible, es bueno y saludable. Además, es necesario, si se piensa en la solución de muchos, o casi todos, los males del mundo. Porque, la sensibilidad está asociada íntimamente a la compasión, la humanidad y la cooperación solidaria. Es más, se encuentra especialmente ligada a la ternura. Sin sensibilidad, estaríamos abocados los humanos, todavía más, a vivir sin remisión posible en un mundo de fieras, o a lo sumo, seríamos como las piedras, que ruedan por los caminos hasta pulverizarse, sin poder nunca llegar a ser otra cosa distinta. Para la piedras, el tiempo no existe, porque, aunque pasen siglos, nada pueden añadir nunca a su propia substancia; han sido y serán piedras por siempre, sin poder, por sí mismas, llegar a ser una catedral gótica. La sensibilidad que florece y vibra en la filigrana de sus agujas y rosetones, no les corresponde a ellas, sino al artífice que concibió y construyó aquélla maravilla. A título de ejemplo más adecuado, puede verse la Catedral de León.

Pero todo tiene un límite, y la sensibilidad no es ajena a este principio, porque, cuando se hace patológica, cualquier persona, y hasta cualquier cosa, nos lastima, hiere con suma facilidad, casi por nada, nuestra misma piel y a veces alcanza nuestra hondura más íntima. Entonces, necesariamente, es que dentro de nosotros pasa algo anormal, algo no anda bien "por dentro". Un ejemplo muy comprensible, y no pocas veces verificable, puede ser el de esos "lutos", tras la desaparición de los seres más queridos, que duran años y años y que parece no van a tener fin nunca. En estos casos, o en similares situaciones, la causa o causas ya no pueden residir, de un modo eternamente permanente, en el factor desencadenante, la muerte de aquella madre tan buena, o de aquel esposo o esposa tan amorosos, fieles y abnegados. Forzosamente, tiene que haber algo más y, en consecuencia, es preciso buscarlo, hasta encontrarlo más alla de lo que aparentemente parece ser su única causa eficiente. El mundo subjetivo del ser humano -y los psicólogos y psiquiatras lo saben muy bien- es un enorme y muchas veces indescifrable misterio, un "pozo sin fondo", al que no alcanza ninguna sonda, perdiéndose o diluyéndose casi todas en lo más profundo de nuestro ser.

Y, cuando tal cosa sucede, no hay más remedio que hacerle frente, oponerse a ello, a ser posible sin ningún tipo de "pastillas" ni otros fármacos o terapias que, no serán otra cosa sino sucedáneos de la solución verdadera, aunque puedan ser útiles como paliativos del dolor, el miedo o la angustia, sin poder en cambio resolver radical y definitivamente el problema. La verdadera y única solución posible radica en enfrentarse a uno mismo, "leer dentro" de uno mismo, aunque a veces pueda tratarse de aquello que, incluso, no sólo no es ya inteligible, sino que ni tan siquiera aparece en la zona de luz, donde todas las cosas, las facetas, acontecimientos, circunstancias consecuentes, o episodios casuales, de nuestra vida pasada aparecen nítidamente dibujadas e iluminadas, proyectando su luz o su reflejo, su entidad propia, buena o mala -esto es una insignificancia- hacia las circunstancias concurrentes en nuestro sufrimiento presente. Hay -es preciso- que indagar mucho más, mucho más adentro, hasta extraer como lo hace un cirujano, un tocólogo, en una "operación cesárea", aquellos hechos conductas, actitudes, propias o extrañas, también del pasado, que ya no eran ni son nunca tan visibles, sino que permanecían escondidas en esa zona a la que el gran psicólogo suizo, Carl Gustav Jung, llamó "la Sombra", sobre la que no tenemos dominio, por albergar todos los aspectos ocultos o inconscientes de nosotros mismos. Según algunos especialistas en la materia, estudiosos del gran maestro, tales aspectos ocultos pueden ser tanto negativos como positivos. Sin embargo, el propio Jung concibió "la Sombra" como el lado oscuro del "yo" y de la personalidad; como nuestra parte especificamente negativa, algo así como una especie de "basurero" de nosotros mismos que, conscientemente, nos negamos a admitir. Es, por tanto, además, aunque en sí misma sea "neutral", o "inocente", nuestra parte más negativa o diabólica, que se proyecta en los demás facilitándonos verla como ajena y sintiéndola "alejada".

Jung, incluyó "la Sombra" dentro de uno de los cuatro arquetipos principales del inconsciente, que no es aquello que creemos que pensamos, sino lo que pensamos sin saberlo, sin ser conscientes de ello. Y, por tal motivo, no podemos "verlo", ni podemos tener ningún dominio sobre tal reducto.
Generalmente, de manera consciente, casi todas las imágenes e ideas, incluso, muy en general, la opinión personal sobre nuestros propios actos del pasado, nos resultan agradables, justas y benéficas. Sin embargo, en el inconsciente, llevamos a cuestas nuestro penoso "basurero", que se ha ocultado en "la Sombra", para no parecernos deleznable, monstruoso o canallesco; en suma, altamente desagradable, y por ende insufrible. Por eso, está "en sombra" dentro de nosotros mismos. Pero lo que sucede, es que, de vez en cuando, muchas veces al despertar del sueño de la noche, o de esa cabezada tras la siesta vespertina, sentimos en nuestro interior un malestar que no podemos saber a qué obedece. Yo, no soy psicólogo, ni mucho menos psiquiatra, ni nada por el estilo. Sólo un paciente, muchas veces doliente y torturado, pero tengo para mí la impresión, o la sensación, de que cuando tal fenómeno se produce es porque esas tortuosas ideas o imágenes, substrato ideal de verdaderos hechos reales, no virtuales ni hipotéticos, que siempre escapan a nuestro control, en tales ocasiones se "evaden" de "la Sombra", se fugan de ella, accediendo a nuestro consciente, sin que por ello podamos ni seamos capaces tampoco de verlas "cara a cara", provocando en consecuencia un malestar indescriptible, un "miedo a nada", o una angustia incomprensible y sin causa. Y así, hasta que, algún día, sin píldoras ni sesiones de psicoterapia tradicional, esas lúgubres ideas -oh milagro- esas ideas "en sombra" son alcanzadas por un misterioso rayo de luz, que las ilumina, las hace visibles, y entonces descubrimos la verdadera causa, la razón del por qué de nuestro sufrimiento. ¡Dios nos ayude...! Al menos, si no a iluminar profusamente nuestra "sombra", sí a vislumbrar entre ella todos aquellos acontecimientos de nuestra vida mal vividos, o peor resueltos, cuando entrañaron algún problema. Sólo Dios puede ayudarnos, porque sólo Él es la Luz absoluta y sin sombra, y nada, ningún hecho, ni siquiera nuestros más graves pecados, pueden permanecer en sombra sin que Él los acoja, con su dulce y eterna Misericordia. Luis Madrigal.-






lunes, 5 de octubre de 2009

PUNTO FINAL AL "OLVIDO", CON OTRO SONETO


Tengo que olvidarme del "olvido", sobre el que he venido insistiendo últimamente, para tratar nuevos temas. No se puede ser tan pesado e insistente en una misma idea. Asi es que tendré que ir buscando otras, de las muchas que rondan por mi cabeza. A veces, "se empujan una a otras, por ver quién sale primero", dice una vieja canción leonesa. Pero, hoy, voy a terminar de raíz con "el olvido", del que todos hemos de ser objeto alguna vez. Pero, eso sí, voy a hacerlo con otro soneto porque, según me parece, no cabe otra forma más poética. Y, en esta ocasión, voy a dedicármelo a mí mismo, ya que, muy probablemente, ya no soy nada sino tan sólo cenizas, un mero residuo de mis propios sueños. Como casi todos los humanos:


A MIS PROPIAS CENIZAS

Tan sólo soy cenizas olvidadas,
fruto de un fuego espinoso y tardío.
Seré ceniza -polvo- y mi albedrío
nada será, sino ascuas abrasadas.

En vano soporté tantas jornadas
de sed y de calor aquel estío
para acabar muriendo, tan valdío,
mi fuego en pleno hielo... Y las amadas

horas -que yo soñé serían llenas-
vacías han de ser... De desconsuelo,
con lágrimas, suspiros y otras penas.

Soy pájaro caído en pleno vuelo,
tierra vuelta a la tierra. Y mis cadenas
me impiden remontarme sobre el cielo.

Nunca ya más podré esperar la suerte,
perdido en el olvido... que es la muerte.



Luis Madrigal



sábado, 3 de octubre de 2009

¡FELICIDADES, RÍO DE JANEIRO!

No soy madrileño, pero vivo en Madrid y soy español. Sin duda alguna, deseaba el milagro y lamento que no se haya producido. Pero no estoy triste, sino contento, muy contento, por la designación de Río de Janeiro para organizar los Juegos Olímpicos del año 2016. Me alegro porque, de no haber podido ser Madrid, prefiero que sea Río, que es una ciudad ibérica y, en algún momento (pido perdón a los hermanos portugueses), Felipe II la hizo tan española como Madrid mismo. Si, con la organización de estos Juegos, Brasil sigue progresando, como predica su bandera, incrementa su prosperidad y en general los Juegos le ayudan a resolver alguno de los problemas que pueda tener, bienvenida sea esa designación, y yo la tomo casi casi como si hubiese sido Madrid la ciudad designada. Dicen que Madrid, excepto la construcción de la Villa Olímplica, de las dos, también la de la sub-sede de Valencia para la Vela, lo tiene todo hecho, mientras que Río practicamente tiene que comenzar ahora a hacerlo todo. Pero eso es igual. También creo que es muy probable que a mí me pase lo mismo que a Don José Antonio Samaranch. Será muy dificil que pueda ver en Madrid unos Juegos. Pero ni eso me importa. Circula por aquí también otra teoría, más o menos hipotética, aunque nada me extrañaría que fuese cierta. Parece ser que París, que no era candidata en esta ocasión, tienen garantizado la organización de los Juegos de 2020. De ser así, el famoso y posiblemente teórico "espíritu olímpico" , quedaría a la altura de los zapatos. Nada me extrañaría, porque siempre es Francia la que se cruza en el camino y casi siempre para mal. París, según esta teoría, era el verdadero rival de Madrid, porque Londres-Madrid-París, tres veces seguidas en el mismo continente, no podía ser. Veremos que nos dice el tiempo, que siempre zanja todas las discusiones, las conjeturas y las hipótesis. Pero... ¡maldito París!. Dicen que es la Ciudad de la Luz, pero debe ser de la "luz eléctrica". En cambio, el soleado y luminoso Río de Janeiro, a nosotros los españoles, a este español, nos sienta mucho mejor. Enhorabuena, especialmente a los cariocas, pero muy en general a todos los hermanos brasileños. Luis Madrigal.-



viernes, 2 de octubre de 2009

"MAHATMA", SIGNIFICA "ALMA GRANDE"



Y eso es lo que fue y era, lo que sigue siendo y será más allá del tiempo y del espacio, Mohandas Karamchand Gandhi, un alma verdaderamente grande, y tan pura como el agua cristalina, si no del Ganges precisamente, sí de los inmaculados arroyos que bajan en cascada desde las cumbres del Himalaya. La limpieza en todo, en lo espiritual -en el alma- como en lo físico-material, no sólo reside en las apariencias, sino en lo que no se ve, pese a ser lo más substancial de lo que es. Por eso, cuando, tras ser icinerado, y sus cenizas arrojadas al Ganges, a consecuencia de su torpe asesinato aquel triste 30 de Enero de 1948, este río sagrado cobró toda la pureza que sus turbias aguas parecen no albergar. Efectivamente, como recuerda hoy GOOGLE, siguiendo su tradicional buena costumbre de recordar al mundo las grandes fechas, Gandhi nació el día 2 de Octubre de 1869 y, en consecuencia, hoy se cumple la fecha de su aniversario, pero nada menos que del 140 aniversario. ¡Cuántos años han pasado ya...! Falta sólo uno para que se cumpla un siglo y medio. Y sin embargo, qué poco ha cambiado el mundo desde entonces, pese a lo que aquel Mahatma pensó, defendió y predicó. En efecto, a estas tres dimensiones responde su honda y serena personalidad. Porque, Gandhi fue desde luego un político, pero no como estos de ahora, que acuden a este sagrado ámbito (la perfección del todo -de la polis- en el bien y en el orden natural), casi todos, o la inmensa mayoría, con el único bastardo propósito de llenarse los bolsillos, y sobre todo de sacar al exterior su más vacía mollera sin la menor vergüenza, pese a su más ínfima catadura intelectual, estética y moral, para poder ser algo en la vida, además de famosos e importantes, en vez de fregar escaleras, que es un trabajo muy limpido y honrado, o ejercer de ejemplares ordenanzas en algún Ministerio, en lugar de hacerlo de ministros, para arruinar antes a sus conciudadanos. Gandhi, no. Él, antes de ser político, de acudir a la política para ser el gran artífice de la independencia de la India, fue un gran pensador y hasta un gran teólogo que, desde la amable cordura de su alma grandiosamente buena, llegó a insinuar un cierto sincretismo teológico, basado en todas las religiones y, desde luego, también en el cristianismo. influenciado fuertemente por los Evangelios. Gandhi, nacido en una humilde familia tradicionalista de Porbandar, desde 1888 estudió Derecho en Oxford y, al regresar a la India, en 1891, no obstante haber entrado ya en contacto con los medios nacionalistas hindúes, decidió comenzar por el exterior, para lo cual aceptó un trabajo en Sudáfrica, donde se dedicó a la defensa de los indios allí emigrados, convirtiéndose en un brillante y eficaz abogado. Ya había sido influido por la doctrina jainista de la no violencia y por la del pacifismo anarquizante de Tolstoy, cuando entró en contacto con este último, mateniendo correspondencia con el mismo. De regreso a la India, en 1914, fundó el semanario Indian Opinion, a la vez que un partido político. Desde ambos, predicó a sus hermanos de raza oprimidos la satyagraha, o fuerza de la verdad, que encierra la fidelidad absoluta a los ideales de la propia conciencia, hasta llegar a la desobediencia civil, dentro de los límites de la no violencia, o ahimsa. Fué innumerables veces detenido y conducido a prisión. Ya lo había sido varias veces en Sudáfrica, si bien por escaso tiempo, pero, cuando en 1919 lanzó en la India su primera campaña de desobediencia civil, postulando una actitud de no cooperación en la vida pública, de negativa a pagar los impuetos y de boicot a todo producto británico, en todo caso sin recurrir a la violencia, surgió la represión británica, y Gandhi fué juzgado y condenado en 1921 a seis años de cárcel, de los que, por razones de salud, sólo cumplió tres. Se había convertido en otro Juan el Bautista, y su voz clamaba en el desierto de la insensibilidad, contra toda clase de atropellos y desigualdades políticas y sociales. Diez años más tarde, tan pacíficamente como siempre se había comportado, llegaba en persona a Londres para participar en la llamada Conferencia de la Mesa Redonda, que termino en un fracaso. En esta época, ya había abandonado los trajes británicos, para adoptar los vestidos hindúes del hombre más humilde. Entre 1946 y 1947, más de 5.000 personas murieron en enfrentamientos entre hindúes y musulmanes. En consecuencia, el plan de la división de la India fue aprobado por el Congreso como una forma de evitar una guerra civil hindú-musulmana, pero Gandhi se opuso siempre a la división del subcontinente en dos Estados (India y Pakistan). Quizá si aquel loco que puso fin a su vida no lo hubiese hecho, hoy podríamos contemplar en la zona un solo Estado, porque, para el Mahatma todas las religiones eran la misma, tan sólo lenguajes distintos para hablar con Dios. Muchas han sido, como casi contra todos los grandes seres humanos, las acusaciones contra Gandhi, algunas de ellas sucias y desenfocadas, acerca de sus comportamientos sexuales, sin que él admitiera nunca nada lujurioso en ello, tal vez por el concepto sagrado de los hindúes acerca de la sexualidad, o más probablemente porque, como el mismo dijo y explicó, hay que tener el coraje de perseguir y experimentar el celibato estricto -que deseaba para todos sus seguidores- porque significaba el autocontrol perfecto. También se le acusó de "violento", como a la Madre de Teresa de Calcuta de "soberbia"... Pero, indudablemente, tan sólo gracias a estos grandes espíritus, la Humanidad puede llegar algún día a encontrarse consigo misma. Luis Madrigal.-


Sobre estas líneas, Gandhi, cuando se graduó en Inglaterra como Abogado (Barrister-at-Law), vestido de conformidad con los usos occidentales. Más abajo, "luciendo" el más humilde vestido hindú, que incluso se confeccionaba él mismo.