sábado, 20 de junio de 2009

¡FELIZ INVIERNO...!

Anda medio mundo impulsado -es decir, "manipulado"- por las emisoras de Radio/TV, sin otro quehacer que el de ir preparando y llenando a rebosar las maletas, o disponiéndose para hacer colas en los aeropuertos, a fin de no defraudar los insistentes y molestos reclamos de esa peste que es la propaganda, capaz de idiotizar casi por completo a la imensa mayoría de las personas. A las que utilizan la cabeza para llevar el sombrero, desde luego. ¡Este año, nadie sin vacaciones...! ¿Dónde estarán las vacaciones, para esa inmensa mayoría de robots humanos? Quizá sobre la recalentada arena de una playa, de sol a sol... O, en el mejor de los casos, pretendiendo absorber cultura en ocho malditos días, a golpe de campana, mientras pasan de refilón, mirando sin ver, ante las grandes maravillas, casi como lo hacen las maletas. ¡Las vacaciones...! ¡Las Vacaciones de Verano, por antonomasia las únicas y más que posiblemente también la mejor ocasión para protagonizar toda clase de enfrentamientos y de sufrimientos humanos. Una de esas pocas personas inteligentes a la que hace unos días ofrecieron una verdadera "ganga" vacacional, respondió, como movido por un muelle: "¡No, de ninguna manera, necesito descansar... Estoy muy cansado!". Mi caso, no es exactamente el mismo, pero... ¿el Verano? ¡Si mi corazón, ya está en el Invierno! Luis Madrigal.-



2 comentarios:

Mariana dijo...

Luis aún estoy sorprendida con la música y las flores...bellísimas...míralas, escucha la melodía verás que paz llega al alma...qué importa ya si es verano, o invierno, sólo detente a observar y presta atención cuánta belleza nos rodea.
No hay palabras para su Creador.
Pasa un lindo fin de semana Luis, te lo mereces.
Cariños de Mariana

Luis Madrigal Tascón dijo...

Tienes razón, Mariana, la Creación entera es el gran regalo de Dios al hombre y mientras vayamos a bordo en su Barca, no en la nuestra, nada debemos temer de cuanto lo humano nos sugiere. Aunque aaraentemente, duerme, todas nuestras angustias le importan. Hay quien piensa que es lo mismo que nosotros vayamos en su Barca, que Él suba a la nuestra. Pero, no es igual, ni mucho menos. Si pretendemos que Él suba a nuestra embarcación, seguramente es para hacer lo que nosotros queramos. Y es al revés, si somos nosotros los que viajamos con Él por el Lago, no importan los vientos ni las olas. Un abrazo, Mariana.