miércoles, 15 de julio de 2009

RÉPLICA A UNA CANCIÓN SACRÍLEGA


¡LIBRE, LIBRE, LIBRE...!

Me dijiste que no podías ser libre...
Pero libre te quiero, sólo te quiero libre,
apegada a tus ribazos
como planta del Río, que se inclina
hacia el agua que corre y nunca pasa.
Libre te quiero,
entre mis brazos, libre.
Libre de mí, de ti, de él, del aire
que arrasa, entre las peñas, y que alcanza
sobre el cielo y la tierra, nubes blancas.
Libre del sol, del rayo que fulmina,
de la brisa que besa la mañana;
del fuego que, al ponerse el sol,
sus rayos ve morir... Libre del agua.
Libre siempre. Entre suspiros, libre,
entre el dolor, el grito y aun la naúsea...
Libre por ti, para que alcances -libre-
junto al cielo, el azul de la Montaña...
Libre también de Dios -Él te hizo libre- pero con Él,
para que Él te guarde en su morada.
Libre, en la libertad, libre por siempre;
por siempre libre -¡libre!- y a porfía,
sin arrastrar cadenas nunca...
Sin nunca ser esclava... ¡Pero, mía!


Luis Madrigal






2 comentarios:

Alicia Abatilli dijo...

Es la única forma de SER.
Es bellísima esta poesía, Luis.
Abrazos.
Alicia

Luis Madrigal Tascón dijo...

No sé si es bellísima. Tal vez tan sólo es tu bondadoso deseo de verla así. Pero sí es la síntesis del amor, que ontológicamente tiene que ser libre, salvo...no ser. Adiós, Alicia. Un beso. Luis