jueves, 20 de mayo de 2010

EN LAS HORAS MÁS DURAS



¡DÉJAME VERTE...!


¡Déjame verte, no te vayas!,
no quieras que me hiele sin tu aliento...
Acerca tu sonrisa, al macilento espectro que camina a tientas,
y guíame en mis pasos en la noche.
¡Ven, no te vayas...!
¿Acaso no te apiadas de mi súplica,
doliente y pordiosera, que entre espinas
clama por ti, tan rubia entre amapolas,
como el sol  - brillando sobre las laderas verdes 
de tus Sierras-  las engalana de rojo esplendor?
¿No te duele en el alma
mi soledad, perdida entre otros solos
que, como ciegos, caminan sin verse
y ,sordos, no se oyen?
Tú, eres la frescura de la vida,
el don de la armonía y el sentimiento,
puro y sin esquinas, donde el alma
pude caminar sobre las nubes,
ajena al dolor y al hastío,
desplegadas al viento sus alas,
para remontar la suprema cumbre
donde el Amor ha establecido
la sede de todos los sueños
y de todos los amores.


Luis Madrigal


10 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Que sentimiento de despojo, de perdida.

Desesperadamente bello, Luis.

Saludos

Pluma Roja dijo...

Profundo, rogativo y bello.

Saludos cordiales,

Aída

Alicia dijo...

No hay nubes que cubran tanta belleza, la de tus palabras.
Un gran abrazo, Luis.
Alicia

Vani dijo...

Bellísimo Luis... tus palabras llegaron a mi alma y la emocionaron... Gracias por compartir este texto... Cariños desde Argentina...

Mercedes Pinto dijo...

Estoy convencida de que si se le suplica de ese modo a una persona no se irá. ¿Cómo resistirse ante tan bellas palabras?
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Sr Madrigal...permítame un comentario...
Visito su blog por la curiosidad que me ha creado conocer a quien, en el blog de Isabel de "El cobijo de una desalmada" y en la entrada del regreso, Usted ha escrito...
ese relato magistral me ha traido hasta aquí...

y una vez leido su relato en "Dejame verte"...¿sabe una cosa?...que voy a hacerle caso con sus palabras: ¿ven, no te vayas!
he venido y volveré...
No he podido escuchar Nocturno de Chopin...
Reciba un cordial saludo.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Siempre vamos buscando, Luis, así es la vida. No vemos y sí vemos. Me explico: en ocasiones, tenemos más cerca la felicidad de lo que suponemos, pero esperamos más. Somos seres anhelantes, y menos mal. Eso nos hace avanzar y ser mejores.
Un abrazo.

Man dijo...

La esperanza, la constancia, la templanza, la perseverancia, la paciencia,... son femeninas y el olvido es masculino. Ellas, si hubo, no olvidan.
Precioso poema Luis.
Un abrazo

Marga Fuentes dijo...

Sólo pido, querido Luis, que este poema tan hondo y tan sentido, sea un ejercicio literario.
Precioso. Me impactó.
Un fuerte abrazo y un beso,

Anónimo dijo...

Que bonito en su tristeza,cuantas veces buscamos la felicidad fuera,y no en nuestro interior, que es donde realmente la podemos encontrar.