jueves, 24 de febrero de 2011

EN LAS HORAS MÁS OSCURAS...

SE FUE AQUEL RAYO DE LUZ




¿Cómo pudo brillar, dentro de mi, con tan intenso fuego,
aquel reflejo que, como llama  ardía
desde el Mar lejano,
sereno y cadencioso cuando ríe,
proceloso y oscuro si se apaga?
Ignoto, inesperado, vino a mí un día:
Llegó dulce y calmado, ¿por qué vino?
¿Me vio, quizá, de lejos, cuando abatido,
soñoliento y silente yo lloraba...?
Mientras estuvo, tuve luz, tuve alegría,
ternura, paz... Vibraba
esperando su dulce voz, mi alma cansada,
latente mientras transcurría el día...
Su eco de plata, si era ya noche cerrada.
Un día se apagó... Volvió a su seno...
Desde aquel día, otra vez suspiro y lloro,
camino sin mirar y... sin camino...
no acierto tan siquiera en la pisada.
Antes, reía... Al esperar, vivía...
Ahora, ya no... No espero nada.



Luis Madrigal





4 comentarios:

Pluma Roja dijo...

Triste ¿No? Pero es una tristeza que lleva belleza en su expresión.

Un fuerte abrazo.

P.D. Entregué a los amigos, tu texto sobre el Concierto de Aranjuéz. Nadie sabía la historia.

Hasta pronto.

Luis Madrigal Tascón dijo...

Querida Aída. Volvamos la oración por pasiva ¿Triste? Sí. Y por mucha belleza pudiere tener, no deja de ser tristeza.

Celebro haber podido ayudar a tus colegas de Tai-Chi a conocer en profundidad los motivos del Concierto de Aranjuez.

Hasta cuando quieras.

Francisca Quintana Vega dijo...

Todos tenemos horas bajas. Los poetas convertimos el sentir melancólico de esas horas, en hermosos versos, como éste.
Yo tengo una forma de ahuyentar la tristeza. Pienso que triste...puede estar una madre que se encuentra con su hijo enfermo en el hospital; el propio niño enfermito, un parado que no tiene qué darle de comer a sus hijos; un afectado por las grandes catástrofes de la naturaleza herida; un enfermo grave, una persona que acaba de perder a un ser querido; cualquier ser sensato cuando ve las noticias en la tele....en fin....cosas con feo pronóstico...pero lo demás...todo lo que puede arreglarse o que quizás no mereció tanto la pena...no merece nuestra tristeza.
Tienes un camino,una familia, e ilusiones que cumplir...siempre los hay. Aunque fuera sólo ver amanecer mañana, salir el sol. Es suficiente. Bellísima la música.
Un cordial saludo.

Luis Madrigal Tascón dijo...

Muchas gracias, Paqui. Así es, realmente, como tú dices, con excelente criterio. Sin embargo, no se puede olvidar nada, creo yo. Hay, pienso, dos clases de tristeza, la de quienes sufren ante las terribles incidencias que tú señalas, lo cual hasta puede extinguir de raiz toda inspiración poética, o retardarla años enteros, y esta otra tristeza. Desde luego -hay que ser sincero- existencialmete no es demoledora, pero también es espiritualmente impactante, con independencia de ser fuente de inspiración. No creo, sinceramente, que sea cuestión de méritos, o de mercerse o no la tristeza. Lisa y llanamente, es así. Yo no sé, de verdad, si soy o no un poeta, bueno o malo, y por ello, también de verdad, compadezco a los que lo son o lo puedan ser. Me alegro de que te guste Schubert. En mi opinión, es quizá uno de los más grande músicos de todos los tiempos. Un beso, Paqui. Luis Madrigal.-