jueves, 8 de diciembre de 2011

A TODAS LAS MADRES DE ESTE MUNDO



EN LA INMACULADA CONCEPCIÓN
DE MARÍA SANTÍSIMA,
MADRE DE DIOS


A TI, CELESTIAL PRINCESA


En tu trono de nimbos, vivió un día
y vive hoy mi alma enamorada
de tu pureza azul, inmaculada,
Madre de Dios, refugio y Madre mía.

Aunque estoy en la tierra todavía,
vislumbro el Cielo ya con la mirada,
como divisa el mar, y su ensenada,
el marino que boga por la ría.

Tiende tu Faro, Celestial Princesa,
al navegante que la Luz implora,
como del fuego vive la pavesa.

Consuela mi alma, cuando triste llora,
y haz de mi dolor herida ilesa...
¡Bendita Tú...! ¡Bendita fue tu hora!



Luis Madrigal







En la imagen de arriba, estatuilla que le regalé a mi
Madre de la Tierra, cuanyo yo tenía 19 años
y que ella conservó siempre sobre su mesilla de noche.
Desde que se fue, la tengo yo sobre la mía.
La diaria mirada, me recuerda que ahora tengo dos madres en el Cielo

4 comentarios:

Rosario Ruiz de Almodóvar Rivera dijo...

¡Qué emotiva poesía!
Qué entrañable recuerdo a tu madre, seguro que no necesitas siquiera mirar la imagen, para recordarla.
Un abrazo fuerte desde mi Librillo.

Luis Madrigal Tascón dijo...

Así es, esactamente, Rosario. Gracias por recordármelo. Que tengas un buen día. Un beso. Luis Madrigal.-

Luis Madrigal Tascón dijo...

Exactamente. Perdón. Siempre es bueno rectificar cualquier posible error, aunque los ortográficos sean de orden menor.

Francisca Quintana Vega dijo...

Cuanto más tiempo pasa, una vez alcanzada la madurez...más desvalidos nos sentimos ante la incertidumbre que, a veces,logra hacer oír su voz, entre los rezos, a través de la fe.

La madre, representa protección, comprensión infinita....añoramos sus brazos...su regazo, porque sabemos que tal vez sería la única persona que daría hasta su propia vida por nosotros.
Hay que confiar en que su espíritu sigue estando vivo y a nuestro lado y que nuestro espíritu será eterno...que Dios existe y que el alma humana.....es demasiado grande para que haya un final
Mientras tanto...valorar lo bueno que nos rodea. Ese es el secreto. Disfrutar cada cosa pequeña, bella, que Dios nos permite tener.
MI cordial saludo.