miércoles, 26 de septiembre de 2012

AL CONTEMPLARLO DE NUEVO DE TAN LEJOS



ERA TU MAR

Era tu mar, más no pudo ser mío,
ni era para mí, cuando a tus ojos
los reflejos del sol en ocres rojos
tiñieron tanto amor, en mí tardío.

El cruzar aquel mar, se hizo valdío
y el tiempo transcurrió, sin que de hinojos
llegasen a esa playa mis despojos…
Sin barca para mí, y sin navío.

Hoy, ya harto de remar en otros mares,
cansado y sin vigor, miro esos cielos
que a mi vista agotada son glaciares.

Una lágrima baña mis anhelos,
al sentir emociones tan dispares
que, de cálidas ondas, hacen hielos.


Luis Madrigal
 
 
 
 
 

2 comentarios:

María Bote dijo...

Un precioso soneto, como suelen ser los tuyos. Felicidades Luis.

Besos. María

Francisca Quintana Vega dijo...

Entre los posibles e imposibles discurre la vida.¡Sigue siendo el dolor el protagonista de sus poemas! Pero son hermosísimos. Espero que siga bien. Mi cordial saludo.