jueves, 11 de abril de 2013

EN LA LEJANA INFANCIA



SONRISA DE CIELO


Cuando yo abrí los ojos, tú ya estabas.
Aún ellos, de tu luz nada sabían,
pero pronto de ti se enamoraron.
Eras azul intenso... Te miraba
y tu inmensa pureza sonreía.
Rara vez se apagaba tu sonrisa
y, a media tarde, al disiparse el oro,
de plata otro vestido te envolvía.
Intenso fuego ardía en el horizonte
y, en mi alma, la fe de un nuevo día.
El manto de las noches estivales
-salpicado de luces-  a la tierra,
bajo tu henchido pecho sostenía.
Mis párpados cerraba a tus mil ojos
por ver si alguna estrella florecía...
¿Qué fue de ti, qué fue de aquellas noches,
heridas por el llanto de la brisa,
sazonadas de aroma y de canciones?
¡De la noche de trébol y de hogueras
que, en tu seno, con fuego fecundaba
verano, cada fin de primavera...!
Quisiera verte ya, verte encendido,
verte en la orilla, al paso de aquel Río.
En tus aguas tranquilas, tu sonrisa
y la sonrisa que me sonreía.
¡Cielo azul de León... ya no eres mío!


Luis Madrigal


En la imagen de arriba, vista parcial del ábside
de la Catedral de León, frente al cual yo nací.

Fotografía y regalo de mi buen amigo
Manuel Enrique Mira Sánchez (MAN)






4 comentarios:

María Bote dijo...

Qué bella imagen, qué puro el azulísimo cielo de León y que hermoso poema, amigo luis.

felicidades y besos. María

Recomenzar dijo...

Luis escribes maravilloso
¿a quien le escribes ?
un abrazo

Luis Madrigal Tascón dijo...

"Recomenzar": Escribir bien o mal, tan sólo es cuestión de gustos y de apreciaciones de quiénes lo leen. Gracias por el elogio, de todos modos. Yo, escribo fundamentalmente para mí y por el único motivo de recordarme a mí mismo quién soy, o lo que he pretendido ser. Algo así como quien mira, bajo su cuello, la insignia prendida en la solapa para saber si es lo que dice ser. Realmente, el resultado de la comprobación no es muy alentador, pero hay que insistir. En todo caso ne sentiría muy bien conmigo mismo si quienes puedan leer lo que escribo, reciben con ello algún bien, y nunca el menor mal. He visto tu Blog, "Recomenzar". En él dices que "no crees en Dios, pero lo extrañas". ¡Claro...! ¿Cómo no lo vas a extrañar...? Él vive dentro de ti y tú tan sólo miras afuera. Gracias por llegar hasta aquí desde tan lejos. Pese a vivir en los Estados Unidos, tienes un delicioso acento argentino. Eso, no se pierde nunca. Luis Madrigal.-

Francisca Quintana Vega dijo...

Excelente poema al cielo de su tierra. Espero que esté bien. Buenas noches.