miércoles, 19 de junio de 2013

SOBRE EL CIELO INFINITO



UNA ESTRELLA VELA SU SONRISA


Reían los cristales… Yo, lloraba
junto a una flor que en mi ventana había
triste de ver el sol, que ya estallaba,
y ni un rayo de luz la sonreía.

Y quise ser el sol… Yo no quería
que a aquella rosa rubia, que allá estaba,
le fuese arrebatada la alegría
y, al buscar con amor hacerla esclava,

encontré sin buscarla mi agonía.
Aquella dulce flor era tan bella
que solamente el sol la florecía.

Se fue, escalando el cielo, sin mi huella
donde sueña despierta todavía
y hoy su sonrisa azul vela una estrella.


Luis Madrigal





3 comentarios:

María Bote dijo...

Precioso soneto, enhorabuena.

Besos de buenas tardes, amigo poeta Luis

Francisca Quintana Vega dijo...

¡Qué belleza de soneto! Seguro que la rosa rubia le esperará allí...arriba, algún día. Mi cordial saludo.

Posdata: si se pasa por mi blog verá que me han dejado un desagradable comentario.¡Al fin tendré que poner la moderación! No entiendo nada...¡Yo no hago eso a nadie! Y lo peor es que no sé quien es...y picando en el nombre no sale. Al menos,para responderle.

Luis Madrigal Tascón dijo...

Gracias, María. Disculpa que no pueda entrar en tu Blog en estos momentos. Tengo muy poco tiempo. Un beso. Luis.-

Francis: Muchas gracias, también. La presencia del mal en el mundo es una realidad imposible de evitar. También en estas pequeñas cosas, relativas a los comentarios que se hacen en los Blog. Tuve que adoptar la misma medida que tú proyectas tomar. No te inquietes por ello. Que nada turbe tu paz. Un cordial saludo. Luis Madrigal.-