viernes, 30 de mayo de 2008

EL CORAZÓN, ES EL SÍMBOLO DEL AMOR


Hoy, 30 de Mayo, es Viernes y la Octava del Corpus. Por ello, celebra la Iglesia Católica este año, pese a encontrarnos en Mayo y no en Junio, la festividad del Sagrado Corazón de Jesús. Celebración antiquísima, mucho antes incluso de que, en 1647, naciese, en la aldea de Lautecour, Diócesis de Autun (Francia) Santa Margarita María de Alacoque -recipiente vivo de sus revelaciones y promesas- sino desde los primeros tiempos del cristianismo, asociada a la llaga del costado de Cristo. Entre nosostros, los occidentales, el corazón se ha tomado siempre como símbolo del amor, pese a que los antiguos egipcios situasen tal sentimiento, y todos los demás, en esa "cloaca" que es el hígado. Todos quienes han leído "Sinué el egipcio", lo saben muy bien, y esto es rigurosamente histórico y cierto, porque para eso su autor, el finlandés Mika Waltari, si bien escribió el libro en tan sólo un año, hubo de emplear diez en investigar rigurosamente los usos y costumbres de aquel mundo -egipcios, babilonios e hititas- en el siglo XX A.C. Pero, entre nosotros, el símbolo del amor es el corazón, aunque, por radicar o estar representados en él todos los sentimientos, también pueda ser sede del odio, la ira, la soberbia, el desprecio o la envidia, que son todo lo contrario. Y Dios, no es ese ojo circunscrito en un triángulo, ni tampoco un viejecito de barba blanca. Dios, es Amor. Única y exclusivamente eso. Por ello su Corazón tiene que ser y es tan grande. Y por eso, todo hombre, aunque se resista a ello, e incluso el más malvado de los hombres, es conducido, arrastrado -en una especie de gravitación universal- hacia el amor a todos los demás hombres, y quizá más aún a los más repulsivos y canallescos, de mente o de espíritu. Y la razón, la única causa de tan extraña e incomprensible ley gravitatoria (incomprensible racionalmente) es la de que Dios ama a todo hombre, por ser únicamente eso, Amor. Dice San Juan, y lo dice precisamente en la liturgia de hoy, que "a Dios nadie lo ha visto". Y por ello, "si alguien dice amar a Dios, a quien no ve, sin amar a su hermano a quien ve, miente". Es un mentiroso vital, comete la peor y más grave de las mentiras. Que Él nos libre a todos, de esa mentira tan escalofriante. Para ello, la única solución posible es la del abandonarse a su Amor. Luis Madrigal.-

Arriba, imágen del Monumento al Sagrado Corazón, en el Cerro de los Ángeles, punto geográfico que marca exactamente el centro de la Península Ibérica.




No hay comentarios: