BUSQUÉ QUÉ PODRÍA DARTE
Pensaba sin saber en qué pensaba...
que, ardientemente, en ti ya no podía.
Mas -dulce- tu recuerdo a mí venía
y lo mismo en ti estoy que antes estaba.
Tu sonrisa, aun tan triste, recordaba
escondida en el alma... Tal quería
salir de ti y buscar... Y aún sonreía
sin saber donde hallar lo que buscaba.
Ven hacia mí -pensé- yo te decía,
aunque nada he de darte. No soy nada.
Te daré el corazón... ¡Más... no tenía!
Mas pronto descubrí, tras la alborada,
que un lucero, entre luces, florecía...
Y lo quise bajar hasta tu almohada.
Luis Madrigal
2 comentarios:
¡¡Vaya preciosidad de soneto!!.
Seguro que le encanta a toda persona que lo lea, porque lo merece.
La música le viene como anillo al dedo. Mi cordial saludo y que sus sonetos sigan muchos años acompañándonos.
Mientras un soneto tuyo, Luis, baje a nuestras almas, no se puede pedir más, sobran las estrellas.
Un abrazo.
Alicia
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