miércoles, 16 de febrero de 2011

UNA OCTAVA REAL, AL CAER EL TELÓN




LAMENTO


El día que se fue  -frío-  llovía;
un hosco cielo gris amenazaba…
El viento, en su silbante eco, gemía,
cuando no, hecho fiero huracán, bramaba…
Plomiza, una cortina cubría el día
y arriba en las montañas aún nevaba.
¡¿Qué me queda, Señor, sobre este suelo
si ya, de mí, se fue todo consuelo?!



Luis Madrigal




martes, 15 de febrero de 2011

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (EPÍLOGO EN TRECE POEMAS) (XIII y final)










XIII



YA NO SOY NADA


Llegó por fin la noche…
Llegó el día en que la nada se abre
y, tras su puerta, a nadie encuentro
y nada me acompaña
de lo que se alza aquí, sobre la tierra.
“No puedo, ni podré…”,
te oí decirme
cuando casi alcanzaba aquella puerta…
Ya estoy aquí, sin ti, solo entre nada
y sólo, al caminar sin verdad cierta,
me cobija el silencio… Veo mi paso
sobre el camino que ando… No la senda.
Y ya casi dormido,
de vacío y sopor mi alma cubierta,
al recordar lejano aquel latido
y contemplar de cerca mi alma muerta,
ya por siempre mi ser siento abatido…
¡Ya ni el eco de un rayo me despierta…!
Adiós, adiós… Me voy. Yo, ya me he ido.
¡De amor y paz-  mi Amor-  buena cosecha…!


Luis Madrigal









 
 

lunes, 14 de febrero de 2011

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (EPÍLOGO EN TRECE POEMAS) (XII)

UNA DÉCIMA AL CAER DE LA TARDE





XII




BUSCABA AYER EL AMOR


 
Buscaba ayer el amor,
sin saber que se escondía
y que entre espinas prendía
el pecho, con gran dolor.
Hasta el último estertor,
cual legado fiduciario,
sufrí un doliente calvario
de tristeza y añoranza,
hasta que al fin la esperanza
conmigo se va al osario.



Luis Madrigal







domingo, 13 de febrero de 2011

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (EPÍLOGO EN TRECE POEMAS) (XI)





XI


NO SURCARÉ MÁS EL VACÍO


El tiempo concluyó… Cesó el arado
de surcar y surcar en el vacío.
La lluvia se agotó… Se secó el río
y con él terminó cuanto te he amado.

¡Cuánto lamento haberme enamorado,
si de nada te vale el amor mío!
El tuyo, ya no es tuyo… Y no porfío,
mi alma ya no puede… Estoy cansado.

Si alguna vez tu mente no se olvida
del fuego en el que ardió mi triste historia,
si pasan años y años de tu vida

y sigue golpeando en tu memoria,
mantenla entre las sombras escondida
y apártala de ti... será ya escoria.




Luis Madrigal




sábado, 12 de febrero de 2011

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (EPÍLOGO EN TRECE POEMAS) (X)




X



YA NO TE BUSCO


Ya no te busco y casi no te siento,
mi alma ya reposa ensimismada
sin dolor ni noticia no esperada,
aunque postrado me halle sin aliento.

Ya no recuerdo más aquel momento
de tan suave palabra, tan calmada,
mas la percibo más acompasada...
¡En mí, todo eco es ya un dulce acento!

Y por ello, aunque aún soy, no estoy, ni quiero
volver a perseguir, entre la bruma,
lo que un día esperé y ya no espero.

Tan sólo buscaré el calor que abruma,
la luz que alumbra el paso verdadero...
Cuanto luce al brillar, como la espuma.



Luis Madrigal




viernes, 11 de febrero de 2011

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (EPÍLOGO EN TRECE POEMAS) (IX)








IX



TIENDO MI PASO ENTRE LAS SOMBRAS


Cuentan las horas minutos
y los minutos las horas.
Huye el tiempo y deja tras sus huellas en el alma,
arrugas, como surcos en las manos,
para sembrar amarguras;
cicatrices aún abiertas
que transpiran dolor y abatimiento.
La existencia, reclama su doloroso peso
y extiende su memoria, en punto omega,
mientras el cielo se puebla de plomizos tapices
que ocultan por completo la luz,
para que el camino se haga más oscuro.
Entre sombras, tiendo mi paso
sin saber donde alcanza la pisada,
ni cuántos serán ellos, hacia el horizonte
en el que el sol, al fin se alce sobre la mirada,
clara y lejana,
hasta alcanzar la infinita y eterna Luz.



                                                           Luis Madrigal




jueves, 10 de febrero de 2011

ELLOS SE ENTENDERÁN POR NOSOTROS



Este humilde Blog siente la obligación moral de suspender, o hacer un breve paréntesis, en la serie de poemas que viene publicando para ofrecer a todos quienes a él se acercan un documento que acabo de recibir  -tan sólo hace unos minutos-  y que me envía un buen amigo, alguien que también suele asomarse de vez en cuando a estas páginas, según suele decirme. Cuando la mayoría de las Conferencias internacionales, dedicadas a la paz, a la no proliferación nuclear, al cuidado y conservación de la atmósfera y de la naturaleza, a la reducción de la miseria y el hambre en el mundo, suelen terminar en impotentes y decepcionantes fracasos, dos animales, un perrito y un delfín, son capaces de protagonizar las escenas que inmediatamte ardo en deseos de ofrecer. También interviene en ellas, un tiburón, signo del mal, de la voracidad, del egoísmo, la explotación y la crueldad hacia los más débiles y humildes.. Es un mero simil, pero trasladen ustedes la escena al ámbito humano y puede que adviertan una notable diferencia de comportamiento. Ya tenía yo algunas sospechas acerca de la posible existencia de algún grado de psiquismo en los animales, desde que hace años, en mi casa de campo, vi cómo una gatita, que había perdido sus cachorros al ser sepultados involuntariamente por una excavadora, se pasó, noche tras noche, durante más de una semana, rodeando y dando vueltas, mientras maullaba desgarradoramente, en torno al lugar en el que ella los estaba criando. Pero, tras lo que acabo de ver, estoy a punto de afirmar rotundamente que la sensibilidad, la ternura, el amor, es tal vez más propiedad propia de algunos animales que del hombre, esta fiera urbana, egoísta y malvada, respecto a la cual Thomas Hobbes se quedó corto, al compararlo con el lobo. Debió hacerlo con las serpientes más venenosas. Ellos, no, algunos en particular, como este perrito, como este noble delfín. Ya me he planteado yo también hasta que punto la mano del hombre, la técnica, ha podido influir en la filmación de estas escenas, pero aún así. Si es cierto que sólo el amor puede salvar al mundo de tantas catastrofes, y me parece indudable que así es, yo ya estoy a punto de no confiar en los hombres, sino en los perros y en los delfines. Ellos se entenderán perfectamente y, más que de los insectos, como se ha dicho, de ellos ha de ser el mundo. ¡Cuánta razón tenía también aquel pobrecillo de Asís! Luis Madrigal.-



En la fotografía de arriba, los perros de nuestra amiga y colega Mariana Mongeli, en Arrecifes (República Argentina), a los que tan sólo falta hablar y que estoy seguro son tan sensibles y amorosos como su dueña