martes, 26 de agosto de 2008

LA RENOVACIÓN DEL SENTIMIENTO


Me despedía yo, en este Blog, el día 21 de Julio pasado, pensando en "el veraneo", como actividad reglamentaria, y hasta casi militar, de las que se ejecutan a toque de trompeta. Decía entonces que, hasta yo mismo -que siento predilección por el inmovilismo sedentario, aunque no por el sedentarismo inmovilista- me iba a ir de "vacaciones". Y así lo hice. Además en varias etapas, reviviendo en su último tramo situaciones que pasaron, algunas, hace ya muchos años, a la vista y en unión de escenarios y protagonistas ya relativamente lejanos que vivieron en el tiempo, y viven ahora también, cómo no, dentro de él, pero ya sin otra perspectiva que aquello que pasó y que dificilmente, por no decir imposible, volverá a suceder. Pero, eso sí, siempre queda el sentimiento, esa sensación amable y piadosa de los afectos que una vez fueron y transcurrieron sobre las piedras. Son el corazón y las piedras, como acertadamente descubrió aquel joven fascista, lleno de esplendor espiritual, León Degrelle. Ellos son los escenarios intimamente vitales de nuestros mejores y más puros anhelos y, cuando ya no están, o sólo queda de ellos la sombra o el lejano recuerdo, aunque puedan palparse en carne viva -y dolorida- ya no tienen pleno e íntegro el recuerdo sensible del ayer. Son casi como fantasmas, reaparecidos y surgidos de improviso entre la niebla del tiempo. Los momentos y épocas más ricos en actitudes y acontecimientos profundos pasaron quizá con excesiva rapidez. La vida, según se dice, "es un soplo". Y por ello, cuando, al cabo del tiempo, los días se han quedado vacíos y mudos, se hace inevitablemente necesario renovar los sentimientos de ayer; salir de la costumbre reiterada y contumaz de los últimos momentos vividos, para regresar a los verdes prados del Edén, a las fuentes de agua viva y cristalina, causa de la fecundidad de nuestro ser. Sólo así podremos seguir viviendo con intensidad y decoro nuestra pobre vida humana. Porque dice Thomas Mann, en la Montaña Mágica -lo escribe con rotundidad- que "cuando los días son semejantes entre sí, no constituyen más que un solo día, y con una uniformidad perfecta la vida más larga sería experimentada como muy breve y habría pasado en un momento". Por ello, la costumbre es una somnolencia o, al menos, un debilitamiento de la conciencia del tiempo. Para sentirse vivo -e incluso para poder estarlo- se hace preciso salir de la costumbre, renovando nuestro sentimiento, que es tanto como volver a sentir lo que antes sentimos, en nuestros mejores días, los más puros de nuestra vida, los más creativos y fecundos, llenos de sensibilidad. Por eso, yo, en esta última etapa "vacacional", he vuelto a mis raíces y, entre ellas, a San Miguel de Escalada, para volver a observar cómo el arte hispano-visigótico evoluciona hacia el románico a través de ese canto de espiritualidad arquitectónica que es el mozárabe. Allí, junto a su arquería de Carrara, o tal vez de alabastro, junto a sus Doce Arcos, he vuelto la cara al tiempo al acercarme de nuevo a mis "jóvenes"-viejos camaradas de ayer y de siempre. Sólo así, al regreso, los primeros días que he vuelto a pasar en mi casa, me parecen también nuevos, llenos y jóvenes, pese a que sin duda, también con el tiempo vuelvan a adormecerse rapidamente y vuelva yo a tener la misma sensación que siempre produce la costumbre. Como si nunca hubiese vuelto a conectar con el pasado o -según también dice Mann- como si "el viaje no hubiese sido más que el sueño de una noche..." Una noche... de Verano. Pero, a pesar de todo, he renovado mi sentimiento. Luis Madrigal.-

Arriba, algunos de quiénes, en los años 50-60, formamos parte del Consejo Diocesano de la Juventud de Acción Católica de León, con nuestro Consiliario, el Dr. Don Felipe Fernández Ramos, y el Párroco del Puente Villarente, Don José María Martinez "Turcia", un buen tipo.

viernes, 15 de agosto de 2008

ASSUMPTA EST MARIA IN CAELUM


« Hoy, María Virgen subió a los cielos: alegraos

porque con Cristo reina para siempre. »

Es el grito de la Liturgia y de la fe cristiana, dos veces milenaria.

La que fue Madre de Dios e Inmaculada desde su Concepción, no podía, sufrir la corrupción del sepulcro. Su santa dormición fue un éxtasis místico de amor entrañable a su Dios e, inmediatamente, un raudo vuelo de paloma a lo más encumbrado de los cielos, cortejada por los coros angélicos. Desde su exaltado sitial quedó entronizada como Reina de todos los Santos, con la correspondiente «omnipotencia suplicante». Subió hasta la diestra del Hijo, fruto bendito de su vientre, para preceder en la gloria a todos sus hijos adoptivos, casi infinitos, por los que implora, como Madre.

“Assumpta est”. María, Asunta a los cielos, es la gloriosa Mujer del Apocalipsis; la Hija del Rey, ricamente engalanada; la triunfadora del Dragón infernal; la nueva Judit; la niña preferida de Dios, que le rinde por tantas gracias un Magnificat de gratitud. Ella, es el motivo y causa de nuestra mayor alegría y de nuestra única esperanza. Porque, al ascender la Madre, provoca a volar a sus hijos de la tierra, que le piden resucitar con Cristo, para compartir después con Ella la gloria en el empíreo.

Reina y Madre santísima, segura de ti misma, muéstrate solícita por los tuyos, que sufrimos continua lucha y continua tempestad. Tú, al recibir junto a la cruz el testamento del amor divino, tomaste como hijos a todos los hombres, nacidos a la vida sobrenatural por la muerte de Cristo. Tú, en la espera pentecostal del Espíritu, al unir tus oraciones a las de tus hijos terrenales, te conviertes en el modelo de la Iglesia suplicante. Acompañas con tu amor materno a la Iglesia peregrina, hasta la venida gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo.

No podía ser menos. Durantes siglos, la Iglesia lo sabía; España lo sabía, y lo sabía León, mi pequeña patria que, en el siglo XII dedicó su aérea Catedral gótica, más luz que piedra, al glorioso misterio de tu Ascensión gloriosa, dando nombre además a una de sus campanas. Y por eso el Papa Pío XII, aquel 1 de Noviembre de 1950, desde el atrio exterior de San Pedro Vaticano, rodeado de 36 Cardenales, 555 Patriarcas, Arzobispos y Obispos, declaró el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al Cielo. Y lo hizo con las palabras que definen este Dogma, tomadas de la Bula Munificentissimus Deus:

“Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.

Al escuchar estar palabras, se levantó al unísono hasta el Cielo un grito vibrante y clamoroso por parte de la multitud entusiasmada que estaba en la Plaza de San Pedro. Habían transcurrido casi 1.900 años de fe del pueblo y de la Iglesia. Ambos creían en esa verdad, que era confirmada y ratificada entonces por el Romano Pontífice, apelando a la infalibilidad conferida a quien es el Sucesor de San Pedro. Hubo millones de espectadores en los cinco continentes, quienes vieron –lo oyeron por las estaciones de radio del mundo católico- el transcendente anuncio papal.

A partir de ese momento ningún católico puede dudar ya del hecho de la Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo, sin apartarse de la Fe de la Iglesia. Y es importante hacer notar lo que el Padre Royo Marín nos dice en su tratado, respecto de la irreversibilidad que tiene un Dogma declarado. Nos dice que la infalibilidad del Papa al proclamar “ex-cathedra” un dogma de fe, no recae sobre el valor de los argumentos esgrimidos por el mismo Pontífice para apoyar dicho dogma, sino que recae sobre el objeto mismo de la definición. Esto significa que no puede darse el caso de que alguno de los argumentos utilizados sean considerados posteriormente dudosos, o incluso falsos. Después de la definición de un dogma, la verdad definida es asunto de fe. La infalibilidad cae sobre esa verdad y no sobre los argumentos empleados por los teólogos e, inclusive, por el propio Papa en la introducción a la misma definición del dogma.

No hace falta más que la fe, en sí misma, sólo ella y toda ella. Frente a las verdades reveladas, resulta innecesaria la razón y también las explicaciones, los motivos y la ciencia y sabiduría de los teólogos. Todo esto sobra, porque, por encima de todo ello, algo nos dice en nuestro más íntimo interior, más o menos lo mismo que la Bula que contiene la definición, cuando literalmente declara: “De tal modo la augusta Madre de Dios, misteriosamente unida a Jesucristo desde toda la eternidad con un mismo decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen sin mancha en su divina maternidad, generosa socia del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sobre sus consecuencias, al fin, como supremo coronamiento de sus privilegios, fue preservada de la corrupción del sepulcro y, vencida la muerte, como antes por su Hijo, fue elevada en alma y cuerpo a la gloria del Cielo, donde resplandece como Reina a la diestra de su Hijo, Rey inmortal de los siglos (cf. I Tim. 1, 17).”

Y por ello, esa misma fe, nos hace proclamar hoy, en el Prefacio de la Misa de la Asunción: "Hoy ha sido llevada al Cielo la Virgen Madre de Dios. Ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada. Ella es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra. Con razón no quisiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro la Mujer que, por obra del Espíritu Santo concibió en su seno al autor de la vida".

Madre de Dios, Asunta al Cielo, guárdanos a todos los que hoy nos abrigamos bajo tu manto. Especialmente -sobre todo si llueve, como casi todos los años- a quienes te acompañen hoy en Las Navas del Marqués, Provincia de Ávila, en procesión, a través de los pinares, hasta la Ermita de San Miguel.- Luis Madrigal.-





lunes, 4 de agosto de 2008

DIOS SALVE A NUESTRA AMÉRICA


Señor: Cuida y protege a todos sus pueblos y sus patrias, a sus religiones, sus lenguas y costumbres, su pleno desarrollo y bienestar. Amén


domingo, 3 de agosto de 2008

¡AY, PORTUGAL!, ¿POR QUÉ TE QUIERO TANTO?



¡Portugal… Hermano tan querido, tan próximo siempre y, a veces, tan lejano y distante…!. Pero, pese a esos pequeños y ruines resquemores de la Historia -más bien relativos tan sólo a la estupidez del futbol o del hockey sobre patines- yo hoy te abrazo y, desde mi alma española, me uno a la tuya, a la de cada uno de tus hombres y mujeres, y a cuántos hablan la hermosa lengua de Camões y Gil Vicente; de Sá de Miranda, Eça de Queiroz y Fernando Pessoa; de Sophia Mello, de José Saramago y João de Melo… Y de tantos y tantos otros grandes de las letras y la filología portuguesa y universal, ya desde el mismo siglo XVI, como Jerónimo Cardoso y Magalhaes Gándavo y después, Leite de Vasconcelos y Herculano de Carvalho. No, no es tu lengua, querido Portugal, inferior a ninguna otra, hija quizá la más pura de la Madre Roma, y así lo advirtió la diosa Venus al descubirla. “Com tan pouca corrupsão, cré e a latina”. No sé si lo escribo bien, porque, lamentablemente, la inmensa mayoría de los españoles no conocemos la lengua vecina y hermana, aunque algunos nos afanemos en falar um poção, o mais bem um poquinho... Pero, en cualquier caso, ni Portugal, según el viejo afán, es un país pequeño -“Portugal, não é um pais pequeño”- ni la hermosa lengua portuguesa se habla sólo en la Península Ibérica, sino también en Madeira, Azores, Cabo Verde, Guinea portuguesa, Santo Tomé y Príncipe, Angola, Mozambique, Macao, Timor y… Brasil. Hermanos portugueses, creo yo, y lo creeís también muchos de vosotros, que Portugal y España debieron ser una única y sóla Nación o, cuando menos, un único Estado… Con la Capital en Lisboa, desde luego, de cara a América, a nuestra América ibérica -no “latina”, como impuso Francia- donde llegaron nuestros barcos… Yo, me he detenido también una vez, entre Sintra y Estoril, en el Cabo de Roca, “onde a Terra acaba e o Mar começa, e onde o espírito de fé e de aventura, levou as Caravelas de Portugal em busca de novos mundos pra o Mundo...”

Podría yo traer hoy aquí, Hermano Portugal, en tu honor, alguno de tus inmortales fados, tan hermosos y llenos de “saudade”, sobre todo los de Coimbra, la Capital del amor... Sin embargo, he querido deliberadamente ofrecer hasta dos versiones distintas de aquella canción que sonó en los oídos de todos los portugueses, como canto de liberación… Yo, también aprendí a tararearla días después, cuando mis entrañables amigos portugueses, Antonio Rodrigues Alves, desde Lisboa, y Jorge Cardoso, desde Coimbra, me la cantaron alegremente por teléfono. También fue nuestro canto de esperanza, aunque España no encontrase su libertad hasta año y medio después. Hoy, cuando han pasado 34 años, quiero escuchar de nuevo aquella canción y voy a publicar, como he dicho dos versiones de la misma: Una, con acento militar, aunque aquella Revolución se hizo, como propaló su propio nombre, con claveles, la flor de primavera en Portugal, embutidos en los cañones de los fusiles. Fue “A Revoluçao dos Cravos”. La otra versión, es la de aquella gran artista, la Reina del Fado, que hoy reposa en el Cementerio Nacional de Lisboa, tan llorada, a quién nunca podremos olvidar, ni en Portugal ni en España, donde tantas veces estuvo y donde, en Madrid, en 1943, conoció, entre otras personalidades de la época, a Imperio Argentina -junto a la que llegó a actuar en algunas ocasiones- y al gran matador de toros Manuel Rodriguez “Manolete”. Se llamaba, aquella gran dama, como vosotros bien sabéis, Amalia da Piedade Rebordão Rodrigues.

El 25 de Abril de 1974, Rádio Renascença, a las 0.25 horas, transmitió una canción revolucionaria de José Afonso. Era la señal pactada por el Movimiento de las Forças Armadas (FMA) para ocupar los puntos estratégicos del país. Seis horas más tarde, el régimen dictatorial de Marcelo Caetano, y antes del Mariscal Carmona y el Profesor Antonio Oliveira Salazar, se derrumbaba pácifica y silenciosamente, con el único bagaje de 4 muertos civiles. Aquella canción fue la segunda y definitiva señal, la de confirmación, porque antes, el día anterior, 24 de Abril, a las 22 horas 55 mínutos, había sonado otra cançao, preludio y anticipo, que se llamaba “E depois do Adeus”, de Paulo Carvalho. Pero esta última, pese a ser la primera en el tiempo de emisión, no ha pasado a la Historia. La que permanecerá por largo tiempo, y por siempre, en el alma de los portugueses, y también en la de los esperanzados españoles, fue aquella canción, la segunda, la definitiva, la que cantaba por las calles y plazas de Lisboa el pueblo portugués. La que cantamos, en lo más profundo de nuestra alma, todos los ibéricos, porque “A Revoluçao dos Cravos”, tuvo una honda y definitiva repercusión en España. Aquella canción se llamaba “Grândola, Vila Morena”. En realidad, su autor José Afonso,“Zeca”, pese a ser un revolucionario, no tuvo intención de componerla al fin con que más tarde se utilizó. Él la había compuesto como homenaje a la "Sociedad Musical Fraternidad Operaria Grandolense" de la villa portuguesa de Grândola, porque le impresionaron la conciencia y madurez políticas de los miembros de aquella Sociedad Musical y sus escasos pero bien aprovechados recursos, con una biblioteca, según palabras del propio Afonso, "con claros objetivos revolucionarios". El 29 de Marzo de 1974, Grândola, Vila Morena fue la canción de cierre de un espectáculo en el Coliseo de Lisboa, al que asistieron varios militares del MFA, que la eligieron como señal de arranque para la incipiente Revolución. En ese espectáculo, la censura del régimen dictatorial de Salazar había prohibido varias canciones de José Afonso,“Zeca”. Entre ellas estaban Venham mais Cinco ("Choca esos cinco"), Menina dos Olhos Tristes ("Niña de los ojos tristes"), A Morte Saiu à Rua ("La muerte salió a la calle") y Gastão Era Perfeito ("Gastón era perfecto"). Quizá por ello se eligió una de las que no estaban prohibidas.

Hoy, cuando Portugal y España, son dos naciones y dos Estados libres y miembros de pleno derecho de la Unión Europea, unidos también por la misma moneda y, sobre todo, por tantas cicunstancias históricas, yo quiero volver a escuchar aquella canción, y ofrecérsela a cuantos también la escucharon entonces y, sobre todo, a quiénes no tuvieron la oportunidad de escucharla. Muchos de ellos, aún no habían nacido, o contaban muy cortos años de edad, y por ello quizá no puedan saber lo que significa, lo que cuesta y a lo que sabe la libertad. Un fuerte abrazo a todos mis amigos y, en general, a todos los hermanos portugueses.

Luis Madrigal







sábado, 2 de agosto de 2008

¡VIVA EL SAHARA LIBRE...!


El Sahara Occidental es un territorio de África situado en el extremo occidental del desierto del Sahara, a orillas del océano Atlántico. Está en la lista de territorios no autónomos de las Naciones Unidas. Su proceso de descolonización fue interrumpido en 1976, cuando su antigua potencia colonial, España, abandonó el Sahara occidental en manos de Marruecos y Mauritania (conforme a lo dispuesto en los Acuerdos de Madrid). Su suelo se encuentra ocupado actualmente casi en su totalidad por Marruecos, aunque la soberanía marroquí sobre el mismo no es reconocida por las Naciones Unidas y es rechazada por el grupo armado Frente Polisario, que proclamó su independencia con el nombre de República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en 1976. La RASD administra de facto la zona del Sahara Occidental no controlada por Marruecos, que denomina oficialmente al territorio como Provincias Meridionales.

De acuerdo con un informe jurídico (documento S/2002/161) dirigido al Presidente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y fechado el 29 de enero de 2002, según indica en su sexto párrafo:

“El 14 de noviembre de 1975 España, Marruecos y Mauritania emitieron en Madrid una declaración de principios sobre el Sahara Occidental (el “Acuerdo de Madrid”), con arreglo al cual las facultades y responsabilidades de España, como Potencia administradora del Territorio, se transfirieron a una administración temporal tripartita. El Acuerdo de Madrid no transfirió la soberanía sobre el Territorio ni confirió a ninguno de los signatarios la condición de Potencia administradora, condición que España, por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente. La transferencia de la autoridad administrativa sobre el Territorio a Marruecos y Mauritania en 1975 no afectó la condición internacional del Sahara Occidental como Territorio no autónomo”.

Por tanto, según el Derecho Internacional, jurídicamente la soberanía y la administración del Sáhara Occidental seguirían en manos de España, si bien desde la firma de los Acuerdos de Madrid, no ha llevado a cabo ninguna acción en tal sentido. El administrador de facto de la mayor parte del territorio es Marruecos. El resto se encuentra controlado por la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD). La RASD está reconocida por la Unión Africana y por 46 países en el mundo, la mayoría de ellos africanos o latinoamericanos. El último en hacerlo fue la República de Nicaragua el 12 de enero de 2007. La RASD no está reconocida ni por la ONU ni por la Liga Árabe ni por ningún país europeo ni ningún miembro permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Las pretensiones de Marruecos respecto a su "integridad territorial" (lo que podría ser interpretado como apoyo a su reivindicación sobre el Sahara Occidental) son apoyadas por 25 estados y por la Liga Árabe. Sin embargo, ningún país reconoce formalmente la anexión, como admite el Informe del Secretario General de la ONU sobre la situación relativa al Sahara Occidental (19 de abril de 2006):

“… ya que ello implicaría el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, cosa que estaba fuera de cualquier consideración, dado que ningún Estado Miembro de las Naciones Unidas había reconocido dicha soberanía”.

El idioma oficial es el árabe, aunque se habla diariamente el dialecto conocido como el hasanía, también hablado en Mauritania con muy pocas diferencias, que sólo se pueden detectar por el Bidhan (los habitantes del Sahara y Mauritania). También se habla el español, tanto en la zona controlada por la RASD, como por Marruecos, como el segundo idioma más importante del territorio, particularmente bien dominado por los que crecieron bajo la presencia española, y con giros y modismos de Canarias y en ocasiones arcaismos de los años 1950, lo que lo hace interesante filológicamente.


viernes, 1 de agosto de 2008

QUISIERA SER UN PEZ...


Para nadar hasta Cartagena de Indias, donde primero sonó la lengua de España...