¿Vives
aún en silencio, viejo amigo,
León
de mi alma niña,
que en las tardes de Enero, cuando nieva,
el
fuego entre tus hielos yo encontraba?
¿Todavía
no has muerto
y
por tus viejas calles,
de
más de dos mil años empedradas,
nadie
grita que Tú fundaste España?