VI
DANOS
HOY EL PAN DE CADA DÍA
El pan caliente que amasa el
panadero,
crujiente y aromático alimento,
que nutre, que sostiene, que se
parte.
Que congrega, que une, que hace
humanos...
¡Que olor a pan, Señor, a pan
caliente!
Tú lo partiste y lo diste aquella
vez...
¿Recuerdas?... Ya lo creo... Fue
ese día...
Tu palabra, en la falda de aquel
monte,
golpea mis oídos todavía.
La gente te seguía y tenía
hambre
y Tú les diste... pan y algunos
peces.
Y, con el pan, les diste tu
palabra.
Da hoy tu pan al mundo, aunque
te olvide,
pues tal vez, sólo así, podrá
seguirte.
¡Danos el pan, tu pan, el pan de
siempre!
Te pido sólo el pan de hoy.
Mañana
otro día será... ¿Habrá mañana?
Mas, dame sólo pan, que es
suficiente.
No quiero más que un trozo...
Acaso vino,
que alegre un poco el corazón.
Pues -triste-
recuerdo aquello, que un niño te
decía:
"Da, Señor, pan a los que tienen hambre
y hambre de Ti a los que tienen pan".
Hoy, tengo pan, Señor. Te doy
las gracias,
pero, ¿también tengo acaso tanta
hambre?
Quizá podrías hacer que mi pan
parta
como solías Tú... Tal vez con
eso
recuerde yo también cómo lo
hacías.
Eso fue en Emaús, si no me
engaño,
mas, ¿habrá para todos? ¿Sabes,
Señor?...
Tus hijos pasan hambre. Hambre,
sí,
las dos terceras partes de la Tierra.
Sin nevera, despensa y
micro-ondas,
se arrastran en la arena del
desierto,
allá en el África... En los
suburbios de
Sao Paulo, de Calcuta, el
Altiplano...
También aquí, Señor... ¡Aquí en
mi barrio!
Este pan que me das, ¿podré
tomarlo,
antes de ir a dormir, y estar
tranquilo?
¿Acaso, mi Señor, no me hará
daño
la mirada, sin pan, de tantos
niños?
Y, ¿si rezo un rosario y voy a
Misa,
y te ruego por ellos, con
jaculatorias,
y estudio tu Palabra y
profundizo
en las altas verdades de los
dogmas?
¿Quizá así, Señor, tendrán pan ellos…?
Tal vez, haya de hacer bien mi
trabajo,
buscar la técnica, la obra bien
hecha,
"enseñar a pescar"... ¿Podré ya entonces
quedarme con mi pan, con mis
tres casas,
el producto del fondo de
inversiones,
la renta de la tierra, la
cosecha
y el sueldo de Jefe de la Fábrica ?
Así, Señor, mi alma está
tranquila.
¿Qué más puedo hacer ya por tu
miseria...?
Sólo mis oraciones de la noche,
algún "retiro", al fin de la semana,
la "visita", la plática y el rezo
del "Ángelus" mediada la mañana.