II
TAN SÓLO EL SOL ME ALUMBRA
No veo en un cristal, ni mi reflejo
se busca tras de mí, ni mi ojo alcanza.
No vivo para mí, ni la alabanza
me mira si no hay luz en un espejo.
No piso sin mirar, tomo el consejo
de quien su paso tiende a la bonanza;
camino y busco el fin, con la esperanza
del recto caminar, si no me alejo.
Ya voy, siempre nublado el horizonte,
vislumbrando entre brumas -eclipsado-
al Sol, aunque se oculte tras un monte.
Mas, me guía el silencio y el pasado,
que ayer quiso mostrar su faz bifronte,
me dice hoy que siempre he sido amado.
Y si anochece, abierta mi ventana,
del mismo modo lo seré mañana.
Luis Madrigal