viernes, 25 de abril de 2014

TRAS LIGERO PARÉNTESIS




OTRA VEZ PRIMAVERA


Colores sobre campos verdes. Prados
de anhelos ciertos, que suben al cielo
para encontrar en él  -dulce-  el consuelo
del flagelo invernal. Enamorados

de la luz y la flor. A todos lados
sonríen con el viento, que alza el vuelo
para llevar el eco de este suelo
al paraíso azul, que días pasados

prestó su verde canto y la mirada
de ríos azules en verdes praderas
para alegrar el paso y la pisada.

Hoy, yacen ya allí las horas puras
y el fuego alza voraz su llamarada
para alumbrar por fin noches oscuras.


Luis Madrigal


Para escuchar la música que a continuación se ofrece,
pulsar sobre la nube con el botón izquierdo del ratón
y arrastrar hasta coincidir con el hueco de su derecha



ALIA MÚSICA
Director: Miguel Sánchez
Cedit frigus hiemale
Bib. Nat. Paris, lat 5132, fol. 108 v.


En la imagen de arriba,
fotografía de Jeff Woodard



***



Cuando tan sólo han transcurrido horas desde la publicación por vez primera de esta entrada, me ha parecido casi un pecado -a punto de cumplirse la Octava de la Resurrección de Cristo- dejar a la música precedente, de gran belleza, sin el también bellísimo contenido del texto al que se canta. Y no, en absoluto, porque el mismo se encuentre en la Biblioteca Nacional  de Francia, en París, sino porque el frío del que la Humanidad se ve libre, a estas alturas, no sólo es el frío invernal, propio de la estación correspondiente, sino de un frío mucho más absoluto, del frío del alma. La Luz que brilla, es muy superior a la que ilumina las tinieblas de la tierra, y la alegría de Adán mucho más honda de la que puede experimentarse por la llegada de la primavera. Se trata de otra Primavera mucho más alegre y eternamente esperanzadora. Este es el texto en Latín:

Cedit frigus hiemale,
redit tempus estivale,
iuventus letatur.

Ecce tempus est vernale
quo per lignum triumphale
-inter ligna nullum tale-
genus hominum mortale
morte liberatur.

Iudeorum turba duce
nucleus exit de nuce,
nudus ponitur in cruce,
terra tremit et sol luce
propria privatur.

Acusatur, condenatur,
ligatur et flagelatur,
aceto, felle potatur,
opprobriis saturatur,
spinis coronatur.

Gens iudea "crucifige"
clamans, "tormentis adfige,
per mebra clavos infige";
Adam, Averni de Styge
extractus letatur.

Gaude, plebs religionis,
dies resurrectionis
instat nobis, plaude sonis,
expendet tempus in bonis
dum spatium datur.


Y esta es la traducción al castellano:

Cede el frío del invierno,
retorna el tiempo cálido,
la juventud se alegra.

He aquí, es el tiempo primaveral
por el que a través del madero triunfal
-no hay otro igual entre los maderos-
el mortal género humano
se libra de la muerte.

La muchedumbre de los judíos al frente,
el fruto sale de la nuez,
el desnudo es puesto en la cruz,
la tierra se estremece
y el sol se despoja de su propia luz.

Es acusado, condenado,
atado y flagelado,
le hacen beber hiel y vinagre,
es colmado de insultos,
es coronado de espinas.

El pueblo judío grita:
"crucifícalo, tortúralo,
clávale clavos en los miembros de su cuerpo";
Adán, librado de la laguna Estigia del Averno,
se alegra.

Regocíjate, pueblo piadoso,
el día de la resurrección está próximo
para nosotros, aplaude con música
mientras dure,
compensará a los buenos.


Y, ahora que ya conocemos lo que canta este maravilloso coro de "Alia Mvsica", podemos escucharlo, aunque haya de ser en Latín, con mucha mayor alegría. Pero también sabemos ya lo que dicen quienes cantan. Cantemos también nosotros desde lo más hondo de la alegría que debe inundarnos el alma. Sólo por eso, merece la pena volver a oírlo: