SÓLO EN SUEÑOS
Yo vi una tierra verde, como un prado
gigante y húmedo, y azul como el del cielo, que gozaba
de frío y de calor, de Sur a Norte.
Vi cumbres que se alzaban hasta el firmamento...
Ríos azules, que parecen
un pedazo de cielo, al caminar despacio
hacia el gran Mar Dulce,
donde se ensanchan de orilla a orilla
hasta unir y reducir naciones a una sola.
Donde, más abajo, caminan lentas y roqueñas
poderosas moles hieráticas,
que mezcalan tierra y cielo, haciendo azul y pétrea el agua
en una simbiosis cósmica misteriosa...
Cielo y hielo conforman una Bandera
que abraza y acoge al sol en su corazón...
Una tierra tan ensoñadora y enigmática
que a sus altas Sierras, a veces,
en las noches de luna tenue y misteriosa,
bajan las Hadas, desde lo más alto de sus cumbres,
con su cortejo de faunos,
a cantar a los mortales plegarias de amor...
Siguiendo el camino más acertado, puede verse
cómo se agrupan junto a un Lago de ensueño,
con sus playas de arena, sombreadas
por árboles soñolientos que velan su encanto...
Y, cuando sopla el viento,
hiriendo el agua azul con sus quillas de plata,
ondulan ingenuos balandros de velas blancas
como palomas de paz.
Mil veces he visto esa tierra,
la he pensado y querido,
tanto tanto como para hacerla mía para siempre.
Mil veces la he visto... siempre en sueños.
Luis Madrigal