miércoles, 6 de julio de 2011

LLEGARÁ CÁLIDA LA AURORA




AL DESPUNTAR EL ALBA SUAVE


Cayeron las heladas, y tus flores
como fuego arrasaron… ¡Y era hielo!
¿Cuándo el calor podrá abrasar tu cielo,
ya que no llevan fuego mis dolores?

¿Cuándo, algún día, los ásperos clamores
de la historia que fue, serán consuelo
de los frígidos témpanos…? Y anhelo
del alma que arde y cruje entre estertores.

Ese día, verás brillar la aurora
como fulge un diamante entre oro fino,
al despuntar el alba que enamora.

Súplica  que no pide, es fiel destino
que, en borrascosas nubes, atesora
cuanto amor es humano... Y es divino.



Luis Madrigal