El poeta argentino Juan Gelman (Buenos Aires, 1930), ha ganado el Premio Cervantes, en su edición de 2007, oficiosamente considerado como el Nobel de Literatura en lengua española. Juan Gelman buscó durante más de veinte años a su nieta Macarena, fruto del matrimonio de su hijo Marcelo Ariel Gelman Schubaroff y de su nuera María Claudia García Irureta-Goyena, torturados y asesinados por la dictadura militar argentina, que mantuvo con vida a la madre para robarle el bebé nada más nacer y entregarlo en adopción. Los dos tenían veinte años, y Macarena siete meses en el vientre materno. La encontró hace ocho años en Uruguay. Ayer, en la casa de Cervantes, Gelman recordó a la gran poeta rusa Marina Tsvetaeva, aniquilada por el estalinismo: «El poeta no vive para escribir. Escribe para vivir». Las paredes del Paraninfo de
La de Gelman -como la de tantos argentinos de nuestros días, con cuyo dolor este pobre español se duele- es la verdad del sufrimiento, la de un hombre que murió muchas veces, y más con cada noticia de un amigo o compañero, asesinado o desaparecido que agrandaba la pérdida de lo amado: «La dictadura militar argentina desapareció a 30.000 personas y cabe señalar que la palabra desaparecido es una sola, pero encierra cuatro conceptos: el secuestro de ciudadanos y ciudadanas inermes, su tortura, su asesinato y la desaparición de sus restos en el fuego, en el mar o en suelo ignoto».
El Quijote le abrió manantiales de consuelo a Gelman, como antes Santa Teresa y San Juan de
PALABRAS DEL REY DE ESPAÑA
Hoy celebramos la lengua española, uno de los mayores tesoros que compartimos. Los hablantes, a quienes pertenece, debemos un tributo de gratitud a la creatividad de los autores, que la pulen, la tallan y la enriquecen con nuevas facetas cada día. Unos y otros, con distinta impronta, labramos nuestra lengua. Pedro Salinas esbozaba esa acción conjunta, al reseñar en breves palabras: “Todos, un sol detrás de otro, la vuelven clara”. Entre los creadores, sobresale Miguel de Cervantes, no sólo porque supo enaltecer el español en su esplendor literario, sino también por su generosidad, capacidad de superación, y empeño en grandes causas, de las que El Quijote, su genial creación, es portador destacado.
En su última convocatoria, el Premio Cervantes de Literatura ha querido reconocer la obra de un gran escritor argentino, enamorado de la palabra y firmemente convencido de su inagotable potencial de comunicación, así como de su vigor incomparable para luchar contra la adversidad. Quiero expresarle, en nombre de
Su obra y su trayectoria han recibido numerosos reconocimientos, que culminan hoy con el alto homenaje que supone este Premio Cervantes. Ya cuenta en su haber con importantes premios como el Nacional de Poesía argentino; el “Juan Rulfo” de Literatura Latinoamericana y del Caribe; el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda; y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que recibió hace dos años. En la singular voz del poeta Don Juan Gelman, cabe apreciar la consistencia rítmica y musical, que es un pilar fundamental de la estructura de toda obra brillante como la de nuestro premiado. Una obra que transmite su particular forma de mirar la vida y de ver el mundo, a través de temas recurrentes como el amor, la memoria, el dolor y la muerte. En su poesía, que destila compromiso personal, social y creativo, lo humano y lo cotidiano cobran un papel protagonista, capaz de desgarrar y de emocionar a quién lee o escucha.
Mi más sincera y sentida felicitación a todos los hermanos argentinos. Luis Madrigal.-