Rafa Benitez, no es el famoso entrenador de futbol, que lo fuera brillantemente del Liberpool, aunque no tanto del Inter de Milán y algunos otros equipos de inferior relumbrón, sino una persona sencilla que presta servicios de suma utilidad. Sobre todo, en los años en que la lluvia se muestra tan generosa -como sucediera en España desde el Otoño anterior, su correspondiente Invierno y su larga y húmeda Primavera- lo que hace que la hierba del jardín, como es de buena semilla, quiera besar el cielo. Pero, ya se sabe, junto a las buenas hierbas crecen también las malas, lo mismo que el trigo y la cizaña. En este último caso, hay que esperar al tiempo de la siega, para separarlos y darlos usos tan distintos. En el caso de las hierbas, no. En este caso, viene Rafa Benitez, con su apabullante maquinaria y su camión, más bien grande que pequeño, y se lo lleva todo al mismo sitio. Y no precisamente a ningún vertedero forestal, sino a una modernísima Estación biológica, que ha montado el Ayuntamiento de Las Navas del Marqués. Es un lugar destinado a la producción de humus, sin la menor ingerencia de raíz o substancia de mala hierba alguna, para destino a jardines ornamentales y otros usos selectivos de la moderna agricultura ecológica. El trabajo principal corre a cargo de unos gusanos, que se comen precisamente las malas hierbas, pudriéndose progresivamente las demás hasta transformarse en compost de primerísima calidad biológica, para ser utilizado como abono natural. Estos gusanos, viven mejor que el señor Alcalde de la localidad, porque la Estación dispone de calefacción, en el frío invierno del lugar, y también de aire acondicionado contra el cálido verano, aunque aquí no tanto. Todo ello a fin de que los gusanos no se mueran y puedan hacer su trabajo.
También me parece todo ello objeto del mayor elogio, tanto por el cuidado de la jardinería y la agricultura como por cuidar de la vida de unos simples gusanos, que también son animalitos del Señor y, con el tiempo han de comernos a todos, incluso a los políticos, aunque no a "todo" nuestro ser. Al espíritu, no, porque es glorioso e incomestible. Rafa Benitez, es también un hombre de buen espíritu. No sólo llega con sus fulgurantes máquinas y herramientas y su holgado camión, sino con su hijo mayor, que también se llama Rafa Benitez y es un muchacho estupendo, que me ha prometido no ser jamás entrenador de futbol, sino continuar la sana y benéfica actividad de su buen padre. En sus treinta años de vida, Rafa Benitez hijo, además de saber cazar murciérlagos, ha trabajado en toda clase de actividades. En la construcción de autopistas, en la de edificios y otros tipos de obras, y también de carpintero y de pintor de brocha gorda, siempre ganándose el pan con el sudor de su frente, hasta que últimamente ha vuelto junto a su padre y su hermano menor, al que, más en broma que en serio, llama "El Encargado", a la pequeña Empresa familiar, a la que yo me permito augurar un próximo y feliz crecimiento. Los Benitez, ya han comenzado a crear empleo y cuentan con un colaborador coyuntural, en estas épocas de verano en las que agobia este tipo de trabajos, un rumano del delta del Danubio, el gran padre de Europa, que se llama Yúlian y al que ellos llaman "Julián", excelente persona, llena de humildad y ternura, para que luego digamos cosas malas de los rumanos. Yo, aproveché para instruirle en el casticismo, y le advertí que, si alguna vez alguien le dice que "tie madre", responda inmediatamente: "Ya lo sé, señá Rita". Mil gracias, amigos y salud a los gusanos del Sr. Alcalde. Luis Madrigal.-